Hacia una agenda ambiental que trascienda los gobiernos

Necesitamos un Estado presente que fiscalice el cumplimiento de la normativa y que sancione fuertemente a quienes contaminan

Cambio climático

We don’t have time es el título de la campaña de las Naciones Unidas que esta llevando adelante para el Día Mundial del Ambiente sobre el cambio climático y sobre la necesidad de que las empresas, los gobiernos y la sociedad civil en su conjunto tomen medidas para frenar el calentamiento global.

Utilicemos este día como día de reflexión.

Existe un desafío socio ambiental en el mundo entero: la necesidad de salir del modelo de desarrollo vigente hacia uno sustentable. Debemos encontrar la capacidad de conectarnos con las utopías del siglo XXI, la sustentabilidad como eje transversal.

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Los límites del modelo de desarrollo vigente son evidentes ya; pueden verse en cada persona que engrosa diariamente el índice de la pobreza, en cada bosque que se tala, en la contaminación del aire, del agua. Es necesario un cambio de paradigma.

La contaminación es un subproducto de la ausencia del Estado en la fiscalización. Quienes la padecemos somos la sociedad toda y se ve reflejada en el impacto sobre la calidad de vida, sin embargo son los más desprotegidos quienes primero lo padecen. Volver a encontrar el equilibrio y estar preparados para este nuevo escenario en el que estamos inmersos tiene que ser nuestro desafío.

El modelo productivo no puede de ninguna manera contemplar la contaminación producida por el vuelco clandestino de residuos. El costo no desaparece sino que, se lleva por delante a la sociedad y consecuentemente al Estado cuando debe hacerse cargo de remediar pasivos ambientales.

Como ya dijimos los desprotegidos sufren más que nadie los daños ambientales; padecen en proporción abrumadora las enfermedades y muertes causadas por la contaminación; son las mayores víctimas de la degradación de la naturaleza; viven cerca de enclaves con residuos tóxicos; sufren de modo extremo la desertificación y la deforestación, y soportarán de forma desproporcionada los efectos del calentamiento global y las devastadoras consecuencias del cambio climático.

“La pobreza es la peor forma de contaminación,” proclamó Indira Gandhi ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo en 1972. Sus palabras, cuya verdad no ha hecho sino corroborarse con el devenir de los años.

Tanto como la inequidad y la marginalidad, son problemas críticos que afectan nuestro país. No sólo se trata de carencia de recursos básicos, sino de un asunto complejo que implica violaciones a los derechos humanos e irrespeto permanente a la dignidad humana, aumentando la cantidad de fenómenos y formas de discriminación.

Ha comenzado un cambio en la sociedad, desde donde emerge un nuevo sujeto político: el que demanda protagonismo y exige respuestas, posicionándose como esperanza frente a la crisis de valores que separa la ética de la política, y a la economía de la ecología.

Pero debemos ser responsables con este protagonismo. Opinar y debatir es síntoma de que la sociedad va madurando y ejerce su derecho a expresarse pero debemos hacerlo coherentemente con los hechos y con nuestra conducta. De nada sirven las críticas vacías, tomemos parte, seamos protagonistas desde la acción.

Desde las empresas del sector promovemos la transparencia informando los índices de tratamiento con los que la UBA y la UNR a través del Observatorio de Residuos, con el fin de realizar un informe bimestral para visibilizar la cantidad de residuos industriales que hoy son arrojados sin tratamiento adecuado a nivel nacional. El objetivo de este informe es por un lado tomar conciencia del daño que se está provocando y por otro lado pensar en políticas públicas que puedan ofrecer una solución.

Necesitamos un Estado presente en materia ambiental, que fiscalice el cumplimiento de la normativa y que sancione fuertemente sus incumplimientos.

Debemos concebir agendas de cambio, políticas de estado en materia ambiental que trasciendan los gobiernos, no alcanza simplemente con diagnosticar, ese es el inicio. Debemos trabajar y articular junto con otros actores sociales y políticos con los que no siempre se acuerda: es necesario que la sociedad establezca sus conquistas mediante una agenda socio ambiental independiente.

No tenemos más tiempo.

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