
La deshidratación ocurre cuando usas o pierdes más líquido del que ingieres y tu cuerpo no tiene suficiente agua y otros fluidos para llevar a cabo sus funciones normales. Si no repones los fluidos que perdiste, te deshidratarás.
Cualquier persona puede deshidratarse, pero esta afección es especialmente peligrosa para los niños y los adultos mayores. Información de Mayo Clinic señala que las causas más frecuentes de la pérdida de líquidos en niños son la diarrea y los vómitos intensos.
Los adultos mayores naturalmente tienen un volumen menor de agua en sus cuerpos y pueden tener enfermedades o tomar medicamentos que aumentan el riesgo. “Esto significa que aún enfermedades menores, como infecciones que afectan los pulmones o la vejiga, pueden provocar deshidratación en adultos”, señala la institución de salud.
Personas de cualquier edad pueden sufrir deshidratación si no toman la cantidad de agua suficiente en días calurosos, especialmente si realizan actividad física intensa. Muchas veces puedes revertir la deshidratación leve o moderada mediante la ingesta de líquidos, pero en caso de agravarse requiere de un tratamiento médico inmediato.
Síntomas y factores de riesgo

No siempre existe un indicador temprano confiable de la necesidad de agua del organismo. Muchas personas, en especial los adultos mayores, no sienten sed hasta que están deshidratados. Por eso es importante aumentar la ingesta de líquido cuando hace calor o estás enfermo.
Los signos y síntomas de deshidratación también pueden variar según la edad, entre ellos se encuentran: boca y lengua secas, llanto sin lágrimas, ojos y mejillas hundidos, zona blanda en la parte superior de la cabeza (fontanela), irritabilidad, sed excesiva, micción menos frecuente, orina de color oscuro, fatiga, mareos y confusión.
Mayo Clinic recomienda llamar a tu médico de familia si tú o un ser querido han tenido diarrea durante 24 horas o más, están irritables o desorientados, más somnolientos o menos activos que de costumbre, no pueden retener ningún líquido y presentan sangre en las heces o heces oscuras.
Todas las personas pueden deshidratarse, pero algunas corren más riesgos, por ejemplo:
Bebés y niños, debido a que son el grupo con más probabilidades de sufrir diarrea y vómitos. Como la superficie corporal de un niño en relación con su peso es mayor que la de un adulto, también pierden una mayor proporción de líquido en caso de fiebre alta o quemaduras.
Los niños pequeños a menudo no pueden decirte cuando tienen sed ni pueden beber un vaso de agua solos.
Adultos mayores: a medida que creces, la reserva de líquidos de tu cuerpo se hace más pequeña, tu capacidad de conservar agua se reduce y la sensación de sed se hace menos fina. Estos problemas se agravan con enfermedades crónicas como diabetes y demencia y con el uso de determinados medicamentos.
Las personas de la tercera edad también pueden tener problemas de movilidad que limitan su capacidad de obtener agua por sí mismos.
Personas con enfermedades crónicas: tener diabetes no controlada o sin tratar así como enfermedades renales, aumenta el riesgo de deshidratación. Incluso tener un resfrío o dolor de garganta te hace más vulnerable porque tienes menos ganas de comer o beber cuando estás enfermo.
Personas que trabajan o hacen ejercicios al aire libre: cuando hace calor y está húmedo aumenta el riesgo de deshidratación y las enfermedades causadas por el calor. Esto se debe a que cuando el aire está húmedo, el sudor no se evapora y te enfría con la rapidez que lo hace normalmente y esto puede provocar una mayor temperatura corporal y la necesidad de beber más líquido.
Diagnóstico y tratamiento para la deshidratación

Por lo general, el médico puede diagnosticarte deshidratación sobre la base de signos y síntomas físicos. Si estás deshidratado, “probablemente también tengas presión arterial baja, especialmente cuando pasas de estar acostado a estar parado, una frecuencia cardíaca más rápida de lo normal y menor flujo sanguíneo en las extremidades”, advierte Mayo Clinic.
Para ayudar a confirmar el diagnóstico e identificar el grado de deshidratación, pueden realizarte otros exámenes, por ejemplo: análisis de sangre.
Análisis de sangre: las muestras de sangre pueden usarse para controlar muchos factores, como los niveles de electrolitos, especialmente de sodio y potasio y el funcionamiento tus riñones.
Análisis de orina: pueden ayudar a determinar si estás deshidratado y el grado de deshidratación que presentas También, por medio de ellos, se pueden detectar signos de una cistitis
Para la institución de salud, el único tratamiento eficaz para la deshidratación es la sustitución de los líquidos y de los electrolitos perdidos. El mejor abordaje del tratamiento depende de la edad, la gravedad y su causa.
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