Consumir café sin azúcar se ha convertido en una costumbre frecuente entre adultos de diferentes países. La pregunta central para quienes prefieren esta bebida en su versión más pura apunta a un aspecto de salud: ¿cuánto café sin azúcar es seguro tomar al día? Diversos estudios científicos y recomendaciones de organismos internacionales permiten delinear una respuesta respaldada en datos y análisis objetivos.
El café, elaborado a partir de granos tostados de la planta Coffea, contiene sustancias como la cafeína, compuestos fenólicos y aceites naturales. La cafeína es el principal motivo de atención en las revisiones médicas, porque su consumo excesivo puede producir efectos secundarios. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta segura de cafeína para un adulto sano se sitúa en torno a los 400 miligramos diarios. Esto equivale aproximadamente a entre tres y cinco tazas de café filtrado estándar de 240 mililitros cada una. La cantidad depende del tipo y preparación, ya que los cafés espressos o instantáneos pueden contener dosis más elevadas en menores volúmenes.
Optar por café sin azúcar elimina el aporte calórico de este ingrediente, lo que representa un beneficio para personas que buscan controlar el peso corporal o mantener estables los niveles de glucosa en sangre. Algunos nutricionistas advierten, no obstante, que el café puede aumentar la secreción de ácido gástrico, lo que podría generar molestias digestivas en individuos sensibles. Tampoco se recomienda un consumo elevado a personas con problemas cardiovasculares específicos, intolerancia a la cafeína o en mujeres embarazadas, quienes deben consultar siempre con un profesional de la salud para definir límites personalizados.
Los efectos positivos de tomar café sin azúcar han sido ampliamente documentados. Investigaciones coinciden en que el consumo regular, dentro de límites recomendados, se asocia a menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, diabetes tipo 2 y ciertas afecciones hepáticas. Exceder los 400 miligramos de cafeína al día puede provocar insomnio, irritabilidad, aumento de la frecuencia cardíaca y nerviosismo, por lo que resulta esencial no superar este umbral.
El café descafeinado es una alternativa para quienes desean limitar el consumo de cafeína. Esta variante aporta sabor y ritual, sin el componente estimulante en cantidades significativas. Desde la perspectiva nutricional, el café sin azúcar brinda escasas calorías y compuestos antioxidantes que podrían contribuir a la protección celular frente al daño oxidativo.
Diversos hábitos de consumo varían según la cultura y el estilo de vida. Algunas personas distribuyen su ingesta diaria en varias tomas pequeñas, mientras que otras prefieren consumir una cantidad mayor en una sola ocasión. Las autoridades sanitarias enfatizan el seguimiento de los propios síntomas: si aparecen palpitaciones, ansiedad o dificultades para conciliar el sueño, conviene reducir la cantidad de café.