En esta búsqueda constante por reflotar películas noventeras y apelar a la nostalgia, G20, la nueva apuesta con Viola Davis (La Mujer Rey) intenta regresar a la acción más lisa y llana de aquel entonces en donde el héroe tenía que salvar a su familia y al mundo en tiempo récord con las herramientas que tenía a su alcance.
Danielle Sutton (Davis) debe viajar a Ciudad Del Cabo para formar parte de la cumbre del G20 junto al resto de los líderes mundiales y su familia. Cuando un grupo de mercenarios liderados por Anthony Starr (The Boys) toma como rehenes a los protagonistas del evento, la presidenta de Estados Unidos consigue escapar para preparar un plan estratégico y hacer justicia por mano propia.
La directora Patricia Riggen (Los 33), decide darle un pequeño giro tecnológico a su película y en este caso, el grupo de terroristas en cuestión quiere hundir los mercados y desestabilizar el sistema financiero global para enriquecerse con criptomonedas.
Viola se pone en modo “no se metan conmigo” en una actuación que nada tiene que envidiarle a las de Liam Neeson en Taken y que consigue entregarnos esa personalidad implacable y dispuesta a todo para defender a los suyos.
Desde el primer momento, la película busca aclarar que nuestra heroína cuenta con historial militar y tiene rigurosos entrenamientos diarios con su guardaespaldas Manny. Esta justificación nos ayuda a entrar rápidamente dentro de la lógica del film cuando la vemos desenvolverse con soltura con armas o en combate cuerpo a cuerpo para derrotar a sus enemigos.
Son pocos los nombres de mujeres que han dominado el género de acción: Sigourney Weaver, Uma Thurman, Charlize Theron y Angelina Jolie son las actrices que lograron hacerse un lugar en un terreno dominado por hombres. Entre esta y la reciente La Mujer Rey, Viola demuestra que tiene lo que se necesita para ser una de ellas.
Ahora sí, sacando de lado la elección de su protagonista y del villano Homelander (al que como era de esperar, le sienta muy bien el rol del malo), G20 no deja de ser una película de acción genérica y formulaica que no va a trascender más allá del disfrute momentáneo.
Por un lado, la historia tiene un arranque tardío y es una picardía que no hayan terminado de explotar nunca la locación de Sudáfrica en donde se lleva a cabo la narrativa: se celebra que el film no ocurra en Washington o en cualquier lugar de Estados Unidos, pero la ubicación en Ciudad Del Cabo está muy desaprovechada. Podría haber sido cualquier escenario y no hubiera cambiado nada.
El requisito primordial de este tipo de apuestas es que sean entretenidas, y si bien G20 cumple con su cometido, está muy lejos de pasar a formar parte de los clásicos de acción noventeros que nos marcaron como Duro De Matar, Máxima Velocidad, o La Roca.