En la industria del entretenimiento no es extraño hoy en día encontrarnos con spin-offs o juegos aledaños a distintas franquicias que nos ofrezcan experiencias más pequeñas dentro de mundos más grandes. Lo que sí es raro de ver es que esa experiencia sea, literalmente, un deporte. Eso habla de lo complejo y nutritivo que es el vasto universo creado por y para la saga de Harry Potter.
El Quidditch es un elemento que, sin ser determinante, es clave para la franquicia. Al ver las películas o leer los libros, todos sabemos cómo se juega gracias a que tiene un reglamento tan sólido como cualquier deporte de la actualidad. El problema está, por supuesto, en explicarlo a alguien que nunca haya consumido estas narrativas. En ese gris es donde se desarrolla con elocuencia Harry Potter: Quidditch Champions.
Este videojuego, tal como hacen los títulos de deportes del “mundo real” como pueden ser EA Sports FC 24 o NBA 2K24, se basa íntegramente en una experiencia deportiva. Lo único que podemos hacer es disputar encuentros de Quidditch, de manera local o multijugador, a lo largo y ancho de todo el mundo mágico.
Antes de ahondar, vale la pena hacer un repaso para quienes no estén en tema: el Quidditch es un deporte que transcurre en el aire, volando con escobas basado en el fútbol, que es sumamente popular en Inglaterra donde se creó esta franquicia, por lo que tiene elementos muy similares.
Hay seis jugadores por equipo y tres pelotas diferentes en juego. Los tres Cazadores son los encargados de meter la Quaffle en los arcos, quienes serían los jugadores de campo en cualquier deporte. El Guardián es el arquero de este juego, defendiendo los tres arcos de la pelota. Dos golpeadores que juegan con la Bludger, su propia pelota que sirve para literalmente golpear a los rivales contrarios y sacarlos de juego. Por último, el buscador está constantemente atento a la Snitch dorada, una pelota pequeña e hiper rápida que al atraparla le otorga 150 puntos al equipo de quien la alcanza y hace que termine el juego automáticamente.
En este título de Unbroken Studios, el reglamento se mantiene casi idéntico. La única gran diferencia es referida a la gran disminución que le hicieron al poder de la Snitch dorada: en vez de darte 150 puntos, sólo te otorga 30 y la partida no termina. Es más, puede aparecer 2 o 3 veces durante todo el encuentro, que dura, en promedio, siete minutos. Si bien esto hace que uno de los componentes de la franquicia pierda totalmente su magia, es una decisión que tiene sentido para un videojuego que apunta al competitivo y que no puede permitirse tener un elemento que rompa completamente el juego. No obstante, creo que podrían haberlo hecho de una manera mucho más cercana al Barón de League of Legends o al Rayquaza de Pokémon Unite, donde vencerlo significa la victoria en un alto porcentaje de partidas. La otra diferencia respecto al juego original es que hay un solo golpeador en vez de dos.
Por otro lado, un acierto absoluto de esta experiencia, es que ofrece una jugabilidad diferente para cada rol y hace que el Cazador, único rol con más de un referente en partida, sea el ente unificador. Podemos jugar como Cazador/Guardián, Cazador/Buscador o Cazador/Golpeador, lo que hace que haya en resumen tres grandes roles en los cuales profesionalizarse y que cada uno de los tres jugadores que pueden estar al mismo tiempo tengan un rol significativo y diferente durante todo el encuentro.
Todos estos elementos hacen que algo tan complejo como es el Quidditch se reduzca a un minijuego de 7 minutos sumamente fácil de entender. Parte de eso es el excelente tutorial que tiene el juego, sumamente dinámico y explicativo, que nos pone a todos los jugadores en el mismo pedestal de información para disfrutar de las partidas. Sin embargo, y después de ese excelente trabajo de inducción a los jugadores, para mí empiezan ciertos problemas evitables de la jugabilidad.
El principal factor por el cual creo que los videojuegos de tipo deportivo funcionan, es que cualquiera puede jugar un partido y rápidamente entender como funciona lo básico. Quizás no tenga la experiencia para elaborar una estrategia o incluso para tener la habilidad de meter goles, pero cualquiera sabe que con el stick se mueve, con la X puede hacer un pase y con otro botón del control se patea al arco.
En este título el movimiento es mucho más complejo de lo habitual. Girar en la escoba para ver lo que sucede detrás requiere de una combinación de botones, es un movimiento muy tosco y muchas veces uno termina rindiéndose antes de intentarlo porque tarda más de lo que amerita la jugada. Lo mismo sucede cuando queremos cambiar de jugador: en vez de que la cámara siga a la pelota hacia el otro jugador, la cámara “cambia de perspectiva” hacia el que recibe la pelota haciendo que, si la jugada es rápida, no podamos continuarla y tengamos desventaja con el rival.
El tema del movimiento al girar es una complicación que afecta a la mayor parte de los roles. Cuando estamos por hacer un gol y sobrepasamos el arco, una situación clásica de Quidditch es seguir de largo para rotar y volver al estadio. En este título, una pared invisible ridículamente cercana a los límites te hace chocar y entorpece todo el juego. Lo mismo pasa cuando seguimos a la Snitch: seguirla por un tramo recto es divertido pero cuando tenemos que rotar en la cancha se torna muy complicado.
Es en estos elementos que creo que el título no aprovecha lo bien que baja a tierra el Quidditch y quiere inventar algo nuevo con los elementos más básicos y simples que hay en los videojuegos de deportes. Es cierto, todas estas cuestiones toman mucho más sentido si en vez de pensarlo como una persona que controla a todos los jugadores, lo pensamos como un jugador por persona. Pero ni así tiene sentido porque hoy por hoy lo máximo es tres contra tres, aunque por la insistencia de la comunidad ya está confirmado un parche que incluirá un modo seis contra seis.
Para el jugador individual, el modo carrera es bastante entretenido y ofrece un breve repaso por toda la franquicia. El juego presenta cuatro copas (la primera se disputa íntegramente en el tutorial) que van subiendo de escala: el patio de la casa de los Weasley, la competencia de Hogwarts, la copa entre escuelas y por último la Copa del Mundo de Quidditch donde, lamentablemente, no está Argentina entre las posibles selecciones pero sí hay representantes de América Latina como México o Brasil.
Cada copa va subiendo la dificultad respecto de la anterior y se termina volviendo sumamente competitivo para ser un modo de un sólo jugador. Por otro lado, tenemos el clásico modo de Exhibición que es para jugar partidas amistosas tanto contra bots como de manera online, y por último, el modo competitivo donde nos enfrentan con jugadores de todo el mundo en el tres contra tres.
El modo competitivo está muy bien logrado y creo que le vendrá muy bien cuando dupliquen a los jugadores; el único problema estructural que afecta a todo el juego es que al ser tan complicado el sistema de rotación y no premiar tanto los pases entre jugadores, es normal ver un online sumamente desbalanceado donde un jugador por equipo realiza todas las acciones importantes y muchas veces nos quedamos sin jugar salvo que podamos recuperar nosotros la pelota.
Lo que unifica todos estos modos de juego y termina siendo el elemento final de Harry Potter: Quidditch Champions son los condimentos de “juego como servicio” (aunque al ser un título premium, por ahora no posee compras dentro del juego). En cuanto a recompensas, ganar partidas te otorga diferentes premios que se resumen en monedas, experiencia y puntos de habilidad.
Las monedas, divididas en tres tipos diferentes que se obtienen con distintas dificultades, nos permiten comprar objetos en la tienda. De ahí podemos desbloquear varitas o ropas para nuestro jugador, pero lo más interesante es que podemos desbloquear aspectos enteros de personajes conocidos como Harry Potter o Draco Malfoy.
Por otro lado, la experiencia va haciéndonos subir de rango en algo que es sumamente informativo e intuyo que sirve para mejorar el emparejamiento con otros jugadores que estén a nuestro mismo nivel. También hay un pase de batalla que se mide por este progreso y nos va dando diferentes recompensas. Por último, los puntos de habilidades nos permiten perfeccionar hasta 10 puntos de nuestro personaje y nuestro rol en aspectos básicos como juego en equipo, definición, defensa, etcétera.
Harry Potter: Quidditch Champions es mucho mejor de lo que esperaba previo a jugarlo. Es una experiencia bastante pulida y cercana a lo que un fanático del mundo mágico quisiera respecto a este deporte. Sin embargo, en pos de hacer un buen loop de jugabilidad, complejiza cosas que no tienen sentido y se queda a mitad de camino.
Así como ya anunciaron la introducción de un modo seis contra seis, creo que es una experiencia que tiene todo un camino por crecer y muchas chances de mejorar con la base de un trabajo bien realizado. Creo que es una experiencia a la cual le iría mucho mejor si fuera gratuita, y no descarto que en un futuro así lo sea. Mientras tanto, tocará seguir jugando Quidditch de alto nivel de manera competitiva.