
Los primeros minutos de Hay algo en el bosque, nos presentan a uno de esos narradores teatrales que nos recuerdan mucho a las historias de La dimensión desconocida (The Twilight Zone) o a Cuentos de la Cripta (Tales from the Crypt). Con una estética de neblina teatral y animatrónicas del cine de terror de clase B, la serie de ocho episodios cuenta con miles de referencias y una marcada influencia de clásicos del género dando como resultado un producto que no es tan fácil de encontrar en plataformas hoy en día.
Para aquellos que amamos La tiendita del horror (Little Shop of Horrors, 1986), en Hay algo en el bosque vas a encontrar ese lugar de confort de fantasía, comedia y horror que tenía el clásico de 1986 con Steve Martin y Rick Moranis.
Con episodios cortos de 25 minutos, la acción se mantiene en un mismo lugar: un bosque encantado en donde todo vale y cada personaje deberá luchar por su vida de distintas maneras. En este universo nos podemos encontrar a dos hermanos argentinos que deben entregar una piedra mágica a un grupo de bandidos y hasta un influencer que busca hacerse viral explotando a una mandrágora parlante. Así, sus realizadores optan por explorar un mundo repleto de nostalgia y fantasía en donde las opciones son ilimitadas.

Mismos escenarios, diferentes historias
El concepto de cortos independientes entre sí que mantienen una misma locación nos recuerda a otras apuestas como Room 104, aquella serie indie de HBO creada por los hermanos Jay y Mark Duplass, de cuatro temporadas, con pequeñas historias que ocurren en la misma habitación de un motel de mala muerte.
En Hay algo en el bosque, la acción ocurre en el mismo complejo de cabañas perdidas cerca del Monte Amboto, y este es el gran acierto de la propuesta de Star+ ya que se puede dar el lujo de introducir en un episodio a un grupo de investigadores de extraterrestres y usar distintos subgéneros y recursos técnicos. Al no necesitar mantener una línea narrativa específica ni necesitar de los mismos protagonistas, la serie se convierte en un multiverso de posibilidades, y tanto Nicolás como Gastón juegan para aprovechar al máximo de estas libertades creativas que el mismo guión les permite tener.

La única persona que funciona como el nexo entre todas las historias es la gerente de las cabañas, de la misma manera que en The White Lotus con Jennifer Coolidge, la excéntrica viuda adinerada que regresaba a la serie en su segunda entrega.
Así, sus creadores convierten al personaje femenino de la serie de Star+ en el hilo conductor entre los distintos hechos paranormales y la transforman en la principal testigo de las historias.
En conclusión, Hay algo en el bosque ya está para maratonear y sin importar por el capítulo empieces, cualquiera de sus ocho episodios prometen brindar la cuota prometida de fantasía y horror comedy con el que un verdadero nerd y amante del género espera encontrarse.

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