Tres grandes cuentistas argentinos que no son Borges ni Cortázar

Aunque el autor de “Ficciones” y el de “Bestiario” son los máximos exponentes locales del relato corto, estos tres escritores -no tan conocidos- conforman una parte indispensable de esta larga tradición literaria que es “el género nacional por excelencia”.

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Bernardo Kordon, Hebe Uhart y J. Rodolfo Wilcock: tres grandes cuentistas argentinos.
Bernardo Kordon, Hebe Uhart y J. Rodolfo Wilcock: tres grandes cuentistas argentinos.

Fue Adolfo Bioy Casares quien dijo que, a pesar de estar desacreditado en el resto del mundo, el cuento “es un género muy argentino”. Su amigo íntimo, Jorge Luis Borges, es el máximo exponente local del relato corto, que perfeccionó y del que nunca se apartó. Con Julio Cortázar, integran el panteón de los grandes cuentistas argentinos, y sus apellidos son prácticamente sinónimos de este género.

Pero, más allá de Borges y Cortázar, el cuento argentino tiene enormes referentes que mantuvieron, mantienen y, seguramente, mantendrán su frescura en el futuro, a salvo del óxido del tiempo. Desde la grieta de Esteban Echeverría -autor del primer cuento argentino, “El matadero”, con el que inauguró las letras nacionales- hasta el terror de Mariana Enríquez -cuyos relatos la llevaron a convertirse en la “estrella de rock de la literatura” según The New York Times- Argentina tiene una amplia y rica tradición de cuentistas.

Por eso, para no quedarse únicamente con los dos enormes exponentes que fueron el autor de Ficciones y el de Bestiario, Infobae Leamos preparó una lista con tres grandes cuentistas argentinos que, a pesar de la importancia de sus obras, no obtuvieron el reconocimiento del público general como sus colegas antes mencionados.

Bernardo Kordon

Para Bernardo Kordon, el cuento "es el género nacional por excelencia".
Para Bernardo Kordon, el cuento "es el género nacional por excelencia".

“Yo escribí mucho, y ya no tengo ni idea de la cantidad de cuentos que escribí en mi vida. A veces tengo la sensación de que me pasé toda la vida contando cuentos -dijo alguna vez el autor argentino Bernardo Kordon-. Quizá lo hice porque para mí es el género nacional por excelencia. Más que el teatro y que cualquier otro género literario. Somos muy cuenteros, los argentinos. Me parece que eso nos viene de Esteban Echeverría. Él escribió el primer cuento argentino, que sigue siendo el que yo más admiro: ‘El matadero’”.

Kordon, nacido en Buenos Aires en 1915, dejó un legado literario significativo como cuentista. Su obra se distingue por su enfoque en las realidades sociales y políticas de Argentina, especialmente en las décadas de 1950 y 1960. Kordon retrató magistralmente la vida de los marginados urbanos, y exploró temas como la pobreza, la injusticia y la lucha por la supervivencia. Su prosa directa y despojada de artificios captura la esencia de los personajes y lugares que poblaron su universo narrativo, y ofrece una visión cruda pero auténtica de la realidad.

Sin embargo, la labor de Bernardo Kordon como cuentista no se limitó únicamente a la descripción de las duras condiciones de vida en las ciudades argentinas, sino que también se destacó por su compromiso social y su llamado a la conciencia. A través de sus relatos, Kordon buscaba sensibilizar sobre las injusticias y desigualdades que aquejaban a la sociedad, e invitaba al lector a reflexionar sobre su papel en la construcción de un mundo más justo y equitativo. Su narrativa, impregnada de humanidad y empatía, resonó profundamente en aquellos que buscaban comprender y transformar la realidad que los rodeaba.

El legado de Bernardo Kordon como cuentista, en el que nos recuerda la importancia de dar voz a los marginados y desfavorecidos a través de la literatura, perdura hasta el día de hoy. Su obra, aunque no es tan conocida como las de algunos de sus contemporáneos, sigue siendo una fuente de inspiración para aquellos que buscan entender las complejidades de la sociedad argentina y para quienes luchan por un mundo más inclusivo y solidario. Bernardo Kordon no solo fue un maestro de la narrativa, sino también un testigo de su tiempo y un defensor de los valores humanos universales.

Hebe Uhart

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“Hebe Uhart es la mayor cuentista argentina contemporánea. Dije ‘la’, pero debí decir que sus cuentos, como los de Silvina Ocampo y Sara Gallardo, están entre los mejores de la literatura argentina”, afirmó el escritor argentino Fowgill, autor de Los pichiciegos, sobre esta autora y docente nacida en la provincia de Buenos Aires en 1936.

Uhart, destacada escritora argentina nacida en 1936, dejó un legado literario invaluable como cuentista, así como cronista y novelista. Su obra se caracteriza por un estilo fresco y desenfadado que captura las peculiaridades y contradicciones de la vida cotidiana en Argentina. Esta autora exploró con agudeza y sensibilidad la idiosincrasia de su país, y logró plasmar en sus relatos las complejidades de las relaciones humanas y los pequeños detalles que conforman la experiencia diaria. Su prosa, llena de humor y ternura, invita al lector a adentrarse en universos familiares pero sorprendentes, donde lo ordinario se transforma en extraordinario.

Los cuentos de Uhart, así como sus impecables crónicas de viaje, se distinguen por su capacidad para retratar la vida con autenticidad y empatía, sin caer en sentimentalismos ni juicios moralizantes. A través de sus relatos, Uhart nos ofrece una mirada fresca y original sobre la realidad argentina y sus formas de hablar, con la que logra resaltar la belleza y la absurdidad que yacen en lo cotidiano. Sus personajes, llenos de matices, cobran vida en sus páginas e invitan al lector a reflexionar sobre la naturaleza humana y nuestras propias experiencias.

En 2023, se inauguró el Premio Hebe Uhart de Novela, que contribuye a mantener vivo el legado de Hebe Uhart, cuya obra es un testimonio de su profundo amor por la literatura y su compromiso con la verdad y la honestidad narrativa. Sus relatos, llenos de vida y vitalidad, continúan inspirando a lectores de todas las generaciones y resaltan la importancia de observar el mundo con curiosidad y asombro. Uhart no solo fue una maestra de la narrativa, sino también una cronista incansable de la vida argentina, cuya obra sigue resonando en el corazón de quienes buscan encontrar belleza en lo cotidiano.

J. Rodolfo Wilcock

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“Toda una constelación”. Así describió Adolfo Bioy Casares al escritor, poeta, crítico literario y traductor argentino Juan Rodolfo Wilcock, el tercer autor que más aparece en sus monumentales Diarios después de Borges y Silvina Ocampo, de quienes Wilcock fue amigo.

Este prolífico autor, nacido en Buenos Aires en 1919, se distingue por su originalidad y versatilidad, marcada principalmente por su extraño español, fruto de su uso del italiano como lengua principal, ya que tuvo que exiliarse en Italia mientras huía del peronismo.

En sus cuentos, Wilcock explora una amplia gama de temas y géneros con una imaginación desbordante y un estilo único. Con su monstruosidad característica, desafió las convenciones literarias de su tiempo gracias a sus relatos, que oscilan entre lo surrealista, lo absurdo y lo filosófico, con una maestría narrativa que cautivó a sus lectores.

Sus cuentos trascienden las fronteras de lo convencional y sumergen al lector en mundos alternativos poblados por personajes excéntricos y situaciones desconcertantes. Con una prosa cautivadora y llena de matices, Wilcock nos invita a reflexionar sobre los misterios y contradicciones del mundo moderno, así como a desafiar nuestras percepciones y cuestionar las estructuras del pensamiento convencional. Su capacidad para sorprender al lector con giros inesperados y una narrativa cuidadosamente elaborada lo convierte en uno de los cuentistas más destacados de la literatura argentina.