“Vendemos uno o dos ‘Rayuela’ por día”: entre la iniciación y la nostalgia, Cortázar tiene quien lo lea

Se cumplen cuarenta años de su muerte. Sus cuentos se enseñan en la escuela secundaria, se regalan a lectores jóvenes o se vuelven a comprar después de prestar -y nunca recuperar- un libro. Junto a Borges, es el gran autor clásico en las librerías porteñas.

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El 12 de febrero de 1984, en París, murió Julio Cortázar. Ya se había convertido en un protagonista de la literatura argentina y de habla hispana.
El 12 de febrero de 1984, en París, murió Julio Cortázar. Ya se había convertido en un protagonista de la literatura argentina y de habla hispana.

En 1997, cuando Andrés Calamaro editó ese disco con el que confirmó que convenía no perderle pisada a su producción solista, incluyó en Alta suciedad una canción que se llama “Elvis está vivo”. Dura tres minutos, es preciosa, tiene a Palito Ortega como corista y lo primero que dice es “Elvis está vivo, me lo dijo un amigo”. Esta nota empieza contando eso para en realidad contar esto otro: Cortázar está vivo, nos lo dicen los libreros.

Es tan cierto que este lunes se cumplen cuarenta años de su muerte como que su nombre está en las tapas de los libros puestos en las mesas más visibles de algunas librerías, o en un estante del que los libreros van y vienen varias veces por semana, y sobre todo, en boca de los lectores.

“Hay un amplio espectro de gente y grupos etarios que buscan sus libros. Algunos como novedad y otros como nostalgia; eso es lo genial que tienen los clásicos: capacidad de actualizarse infinitamente”, cuenta Cecilia Fanti, librera de Céspedes Libros, a Infobae Leamos.

“Nos pasa mucho que vienen lectores jóvenes con ganas de leer a Cortázar por primera vez, o de regalar algún libro suyo a un joven lector, que acaba de saltar a clásicos como Bradbury u Orwell después de leer literatura juvenil. También los turistas que consumen el circuito cultural riquísimo de Buenos Aires preguntan por autores argentinos clásicos, y desde ya que eso incluye a Cortázar. Esto aumentó sobre todo con la apertura de nuestra sucursal en el Centro Cultural Recoleta, con mayor presencia de turismo”, describe Fanti.

¿Y los nostálgicos? “Además de quienes quieren leerlo por primera vez, viene mucha gente en plena desazón por haber recordado un cuento suyo y darse cuenta de que prestó -esa piedra con la que los lectores insistimos en tropezar- o perdió el libro en el que estaba. Entonces vienen con toda esa desazón y con las ganas de tener de nuevo ese libro que acaban de recordar”, suma la librera de Céspedes. Y estima: por año, allí se venden entre 100 y 150 ejemplares de la obra de Cortázar. Bestiario y Todos los fuegos el fuego están a la cabeza.

"Rayuela" es, en muchas librerías, la obra más vendida de Cortázar.
"Rayuela" es, en muchas librerías, la obra más vendida de Cortázar.

Guillermo atiende un local de Librería Santa Fe en Recoleta desde hace doce años y señala enseguida la primera mesa del salón. “Fijate, ¿cuál es el nombre más arriba, el retrato más arriba?”. El libro se llama Las cartas del boom y la tapa tiene cuatro nombres en este orden: Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa.

“Cortázar y Borges son los dos autores argentinos clásicos que más vendemos, y también vendemos obras de otros autores vinculados a su vida y su literatura. Investigaciones, biografías, de todo. Cortázar está siempre en el Top 10 de autores argentinos más vendidos acá y, por momentos, en el Top 5″, suma Guillermo. Rayuela, Historia de cronopios y de famas y Bestiario son, en ese orden, los tres libros que más vende de los escritos por el autor que desordenó la literatura tal como se la conocía hasta la publicación de su gran novela.

Ese Top 10 de autores argentinos se compone de clásicos pero también de contemporáneos: “Siempre tenemos a Pedro Mairal o a Gabriela Cabezón Cámara en ese listado”, cuenta Guillermo, y advierte: “Los turistas me piden mucho a Cortázar. Pero a los que hablan en inglés les paro el carro con Rayuela. De por sí ya es demasiado complicada la estructura si encima no leés español muy bien, así que les recomiendo siempre los cuentos”.

Alguna vez alguien va a tener que hacer un estudio científico sobre por qué los seres humanos entrecerramos los ojos para hacer algún cálculo matemático en el aire como hace ahora mismo, mientras conversa con Infobae Leamos, Guillermo detrás de su mostrador: “Y... si hago un promedio, vendo de tres a cinco libros de Cortázar por semana en el local”. Tiene dos ediciones de Rayuela para ofrecer: la de bolsillo cuesta 25.699 pesos, y una más grande, 36.999. Se las muestra sobre todo a lectores -”vienen de todas las edades, jóvenes pero también bastante grandes”- que llegan y le dicen: “Todavía no leí Rayuela, quiero hacerlo”.

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Ningún libro de Cortázar -tampoco de Borges- está entre los 100 más vendidos de la cadena de librerías Cúspide. ¿Pero qué pasa cuando toda esa obra ya clásica del autor de Un tal Lucas se suma? “Es probable que se encuentre entre los 20 autores más vendidos”, explican desde la cadena: por año, venden entre 2.500 y 3.000 libros suyos, y si hay ediciones especiales o aniversarios ese número tiende a subir.

En Cúspide, Bestiario es comprado sobre todo por estudiantes, Rayuela se vende entre los adolescentes -esta oración podría haberse leído en una crónica de hace sesenta, cuarenta y veinte años-, y “los adultos se ven atraídos por sus cuentos, con obras como Final del juego e Historias de cronopios y de famas”, explican desde la librería. Allí, Rayuela vende entre uno y dos ejemplares por día, y le siguen Bestiario y Final del juego como los más buscados. Del otro lado de la balanza, los libros de Cortázar menos pedidos por los lectores son Queremos tanto a Glenda, Octaedro y 62 Modelo para armar.

Melina Dorfman es co-responsable de Marketing y Comunicación de la cadena Yenny-El Ateneo. Ante la consulta de Infobae Leamos sobre qué pasa con Cortázar en sus librerías, explica: “Julio Cortázar no es para nosotros un típico longseller. Sólo entra en los rankings cuando la editorial que maneja su catálogo lanza alguna edición aniversario o similar. En 2023, Rayuela -que el año pasado cumplió sesenta años- se posicionó en el puesto 69 de las novelas argentinas más vendidas”.

Además de ediciones conmemorativas o especiales, Cortázar tiene en su haber otro factor que impulsa las ventas de sus libros: “Como es un autor que se suele incluir en los programas de colegios secundarios, se genera cierta demanda de sus volúmenes de cuentos como Historias de cronopios y de famas, Final del juego y Bestiario. Quizás por esto último, a Cortázar se lo considera un escritor leído fundamentalmente durante la juventud”, explica Dorfman.

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En Eterna Cadencia, una de las librerías independientes más emblemáticas de Buenos Aires, Cortázar fue uno de los 15 escritores más vendidos en 2023. “Es, análogamente con la figura de un título, un longseller, en contraposición al bestseller, que puede tener un momento de altísima venta y después decaer o, incluso desparecer. En el caso de Cortázar la venta es constante durante todo el año”, explican Patricia Martin y Nahuel Lardíes, libreros allí.

Como en otros puntos de venta,el mayor interés se suscita entre los turistas”. Según Martin y Lardíes, esos turistas son “lectores que quieren acercarse a conocer la literatura argentina no contemporánea, nombres que a todos resuenan y que quizás nunca leyeron aún; Cortázar es, indefectiblemente, icónico”.

Tal como en Librería Santa Fe, en Eterna Cadencia sus libros más vendidos son Rayuela, Historia de cronopios y de famas y Bestiario. “El sector juvenil está menos interesado en su obra, quizás porque ya tuvieron un acercamiento relacionado con la escuela. Y en lo que se refiere al público general de la librería, son lectores que, en su mayoría, ya lo leyeron. No obstante, siempre hay gente buscando nuevas ediciones o alguna que no tenga para completar colección”, explican desde la librería.

No sólo las ediciones conmemorativas sacuden las ventas de un clásico. A veces, una edición con eso que popularmente se llama “una vueltita de tuerca” reaviva la llegada de una obra a los lectores. Animalia, una selección de cuentos de Cortázar que ilustró Isol, “fue un gran acierto que tuvo Alfaguara para ofrecer a un autor clásico en un formato más moderno; es un libro que se vende mucho y muy bien”, sostiene Fanti.

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En Eterna Cadencia algo similar pasa con las traducciones de la obra de Edgar Allan Poe de las que se ocupó Cortázar, y también con Las cartas del boom y Julio Cortázar y Cris, de Cristina Peri Rossi. Además, cada vez que se consigue allí Último round se vuelve un atractivo para los lectores “que disfrutan del libro objeto”.

A la estacionalidad de las editoriales se le suma una mucho más grande, que es la de los lectores y sus economías personales. Para la porción -cada vez menor- de argentinos que perciben aguinaldo, esas dos inyecciones anuales de ingresos suelen ser desde el alivio de una deuda hasta la posibilidad -cada vez menor- de darse lo que en estas tierras llamamos “un gustito”.

Paulina Cossi, co-fundadora de Te llamaré viernes, una librería independiente y potente que abrió hace ocho meses pegadita al Barrio Chino, se acuerda con detalle y con alegría: “Tenía 23 ó 24 años y vino a comprarse Rayuela con su primer aguinaldo”. Hay algo iniciático en cobrar el primer aguinaldo, como si en ese depósito bancario residiera una cuota del pasaje a la adultez. Leer Rayuela fue para miles de lectores, y durante seis décadas, otro de esos ritos. Y parece que todavía lo es.

Esos nuevos lectores sumados a los que se vuelven a comprar el libro que perdieron y que extrañan en su biblioteca son los que confirman eso que Cortázar está vivo. Aunque haya una partida de defunción circulando por ahí.

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