A los 63 le falló el corazón y tuvo que decidir si morir o tomar el toro por las astas: ahora dice que la vejez es la mejor etapa y su libro es best seller

En su ensayo “La nueva vejez”, el argentino Pacho O’Donnell cuenta cómo cambió de vida y, de paso, repasa prejuicios contra los ancianos en el presente y en el pasado. Su libro fue el más vendido en Bajalibros en noviembre.

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Pacho O'Donnell entrenando.
Pacho O'Donnell entrenando.

Hace unos días, un colega que pasó los 60 dijo que había olvidado mandar cierto mail por “la edad” pero advirtió a quienes hablaban con él —entre ellos yo, apenas unos años menor que él—: “les va a pasar a todos, los espero”.

Cuento esto porque hoy voy a hablar de un libro que fue el más vendido de noviembre en la plataforma digital Bajalibros. ¿Y de qué habla? De la vejez. Mario Pacho” O’Donnell, historiador, dramaturgo, médico psiquiatra, psicoanalista, exsecretario de Cultura en la Argentina, hace una propuesta disruptiva desde la tapa. La nueva vejez es el título y viene con una pregunta que ya tiene una respuesta cantada. “¿La mejor etapa de nuestras vidas?”.

Es una figura de las redes. Pacho aparece en Instagram entrenando y luciendo una espalda envidiable a los 81 años. Pero quienes lo conocemos hace mucho sabemos que no fue siempre así. ¿Qué pasó? Él lo cuenta en el libro: a los 63 le diagnosticaron una insuficiencia cardíaca que le trajo complicaciones respiratorias. Le aconsejaron hacer algunos ejercicios para fortalecer el corazón físico, por un lado, y para cuidar el metafórico, por el otro (ya se sabe que los dolores “del corazón” pueden ser más bravos que los del corazón de carne y sangre).

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En fin que lo hizo. No era un deportista, era un intelectual pero con todo y sus 100 kilos de peso arrancó para el gimnasio. No era lo que más le gustaba ni lo divertía ni nada. Pero empezó a funcionar. En concreto, dice: “mayor vitalidad y energía”. Y un aliciente: “progresivamente recuperé un satisfactorio desempeño sexual, mejoré en mis tareas laborales”.

Uno diría que eso es “rejuvenecer”, pero acá está Pacho para decir que no, que eso es vivir la vejez de otro modo.

Y escribe este libro.

¿Por qué es un tema la vejez?

¿Por qué —me pregunté— hay libros sobre la vejez? ¿Por qué es un tema la vejez como lo es la infancia? ¿Acaso estamos tratando a la gente grande como una categoría, como si se comportaran igual y se enfermaran igual, algo que se describe con sencillez, como se hace con tal o cual raza de perros?

Pacho encuentra una lista de cosas diferentes para pensar y para informar. El libro encara directamente y sin aspavientos esa paradoja por la que hacemos de todo para vivir más pero despreciamos a los ganadores de esa carrera, a los que siguen viviendo. No hay manera de vivir mucho sin ser viejo, pienso, y pienso que esta idea es una paparruchada. Pero acá estamos, leyendo un libro que va a atender a prejuicios varios.

Una foto de hace 40 años muestra que, cuando estábamos acomplejados, éramos hermosos

Para arrancar, el historiador hace una aclaración imprescindible: “Soy un anciano que escribe en un país latinoamericano castigado por una grave y persistente crisis económica, social, cultural y política”, dice. Así que todo lo que diga tendrá que ver con “la realización personal al alcance de personas mayores de razonables posibilidades materiales”. No hay magia ni aliento que sirvan frente a la miseria y Pacho no mira para el otro lado.

Dicho esto, postula que “el de los viejos es el grupo sujeto a discriminación más numeroso en la Argentina”. Diez millones de personas, calcula, acosadas por el “viejismo”.

No hace falta explicar qué es el viejismo. Cualquiera que haya nacido hacia la mitad del siglo XX ya ha vivido cómo te empiezan a tratar con condescendencia, cómo te dan instrucciones, cómo tu opinión va perdiendo peso: “te convertiste en una vieja boluda, resume una amiga. Algo de eso.

El Senado romano, una institución de hombres añosos con poder. (Cessare Maccari)
El Senado romano, una institución de hombres añosos con poder. (Cessare Maccari)

Pero Pacho no está acá para hacernos mimos. Así como junta datos de población —se espera que haya 2000 millones de viejos para 2050—, pasa revista a avances científicos que permitirían vivir indefinidamente y releva qué pasó con los viejos en el pasado. En qué épocas tuvieron muchísimo poder —la palabra “senado”, explica, viene de “senex”: viejo— y cuándo lo perdieron.

Y las mujeres

Como vive en este siglo, Pacho separa y sopesa la situación de las mujeres, muchas de las cuales hoy viven para cuidar nietos, lo que permite que sus hijas —los hijos siguen siendo responsabilidad de las mujeres— vayan a trabajar. Son, así un engranaje imprescindible de un sistema productivo que precisa dos sueldos para mantener una casa o que hace cuesta arriba pagarle a alguien para que se ocupe de eso. Otra vez, tareas de cuidado gratuitas a cargo de las damas: el siglo XXI se parece muchísimo a los anteriores.

“Tener relaciones sexuales se cotiza en farmacias”

Me gusta otro tema con el que se mete La nueva vejez: la belleza. Una foto de hace cinco años alcanza para ver que las cosas cambian. Y una de hace 40, para considerar que en aquellos años en que estábamos tan acomplejados en realidad éramos hermosos.

“Las personas viejas suelen manifestar rechazo hacia sus cuerpos ya no jóvenes. Los ven como extraños, ajenos, invadidos por canas, arrugas, várices, deformados por panza, flacidez y aumento de peso”, escribe O’Donnell. Y propone una negociación: “La belleza de los cuerpos ancianos debe ser juzgada en relación a sus pares. Sin duda hay una belleza corporal adecuada a cada época etaria”.

Y por supuesto se ocupa, no sin cierta amargura, del sexo. Lo hace criticando la idea de rendimiento, ni que hablar del rendimiento químico: “Tener relaciones sexuales se cotiza en farmacias como si la potencia sexual nada tuviera que ver con un cuerpo bien tratado y con natural capacidad y deseo”.

Hay mucho más. Salpicadas entre capítulos, O’Donnell pone frases, consejos, ideas. Como “ENVEJECER ES ESE PROCESO EXTRAORDINARIO POR EL CUAL SE DEVIENE EN LA PERSONA QUE SIEMPRE HUBIERA DEBIDO SER.” BOY GEORGE

Con realismo, con investigación, con confianza y sin camelo. La nueva vejez está construido como una serie de artículos cortos y muy variados. Lo que puedo decir sin spoilear es que tiene un final feliz.

Lo leí en digital. Se puede creer que es un medio para jóvenes: se sorprenderían si supiesen que las mujeres mayores de 40 años están entre los principales lectores de los ebooks (¡porque se puede agrandar la letra!). En fin, lo encontrás en este enlace.

Ficha

Título: La nueva vejez

Autor: Pacho O’Donnell

Editorial: Sudamericana

Precio (en Argentina): Papel: $9999 Ebook: 1823,99

Mis subrayados

1. “Otro motivo del ‘viejismo’ es que rompemos la colectiva estrategia de negación de la muerte típica de la cultura occidental veneradora de la juventud. Porque la ancianidad ‘amenaza’ con la muerte, la anuncia, la evidencia”.

2. “Todos quisiéramos vivir mucho tiempo pero no ser viejos”.

3. “Parece ciencia ficción, pero la posibilidad de vivir indefinidamente ya tiene fecha. Los avances en genética y en medicina podrían dar lugar en pocas décadas a los primeros seres humanos amortales. ‘Nuestra capacidad de revertir el envejecimiento será mayor que el propio envejecimiento natural, por lo que permaneceremos eternamente amortales’, explica Manuel Corpas, fundador y consejero delegado de Cambridge Precision Medicine, en una entrevista periodística”.

Las manos ancianas. (Foto iStock)
Las manos ancianas. (Foto iStock)

4. “Testimonios de especialistas en pacientes terminales permiten afirmar que en los últimos momentos se tiene más en cuenta lo no realizado que lo realizado. Es decir, las deudas con uno mismo. ¿Por qué no viajé si era lo que más me gustaba? ¿Por qué no estuve más tiempo con mis hijos? ¿Por qué no pinté? ¿Por qué no me divorcié?”.

5. “(Sobre el Renacimiento) Fueron tiempos agresivos contra los ancianos pero, más aún, contra las ancianas. La asimilación de la ancianidad femenina con la fealdad se refleja también en la pintura, especialmente de artistas flamencos y alemanes”.

6. “Erasmo, en su Elogio a la locura escribe: ‘Pero lo que verdaderamente resulta más divertido es ver a ciertas viejas, tan decrépitas y enfermizas como si se hubieran escapado de los infiernos, gritar a todas las horas ‘viva la vida’, estar todavía ‘en celo’, como dicen los griegos, seducir a precio de oro a un nuevo Faón; arreglar constantemente su rostro con afeites; plantarse durante horas frente a un espejo; depilarse las partes pudibundas; enseñar con complacencia sus senos blandos y marchitos; estimular con temblorosa voz el amor lánguido, banquetear, mezclarse en la danza de los jóvenes, escribir palabras tiernas y enviar regalitos a sus enamorados’. ¿Quién podría criticar hoy a esta anciana apostada a una vida intensa?”.

La sexualidad, según pasan los años. (iStock)
La sexualidad, según pasan los años. (iStock)

7. “La persona mayor que experimenta la necesidad de vivir su sexualidad siente que no es normal, que ya ha pasado su tiempo, suelen también negarse la masturbación como algo impropio de su edad”.

8. " El prejuicio supone que los viejos no tenemos cuerpos sino ruinas de lo que fuimos años antes”.

Con los años, es inevitable pensar en estos temas. Como a todo, mejor mirarlos de frente. Pacho O’Donnell se puso al mando de su vejez. Nadie dirá que no es una buena manera de vivirla.

Nos vemos en la próxima.

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