Estoy muy feliz, porque me encanta actuar! –saluda Agustín Sullivan (28) con una sonrisa enorme en su camarín del teatro Regio, antes de preguntar con naturalidad: "¿Vos, cómo me viste?". La repentina fama no le ha quitado ni un ápice de su sana ingenuidad.
Hace un año era un perfecto desconocido; ahora, a casi ocho meses de su irrupción en la tevé como uno de los tres protagonistas de la serie Sandro de América, volvió con todo: el miércoles 17 a Telefe en Morir de amor, el unitario con Griselda Siciliani; y el jueves 18 debutó como uno de los hijos de Claudia Lapacó en Madre Coraje, la pieza de Bertolt Brecht, adaptada y dirigida por José María Muscari. En la platea estaban aplaudiendo su mamá, Susana Sullivan, y su Nona Tito, como llama a Susana Bagliotto desde que era chiquito, cuando no le salía decir "abuela".
–Después de la popularidad que te dio Sandro, ¿imaginabas volver a la acción en la misma semana con dos propuestas tan fuertes?
–No, ni tampoco que iba a ser tan rápido. Por eso estoy agradecido al cielo, a mi representante Paula Aisenberg y a Darío Turovelzky (director de Contenidos Globales de Viacom-Telefe), que confió en mí al sumarme a los nuevos proyectos del canal. Y ser parte de Madre Coraje es un honor y una gran responsabilidad, porque acompaño a un elencazo. El tema también es muy importante, porque yo creo que todos venimos al mundo a aprender, a enseñar y a hacer algo, y la obra habla, más allá de la madre a la que le sacan los hijos, de la supervivencia. Eso se puede trasladar a la "guerra" que vivimos en el día a día, en el trabajo, con un vecino, en la familia y en cómo cada uno se desempeña para sobrevivir.
–¿Qué sentiste al saber que en la platea estaban tu mamá y tu abuela?
–¡Felicidad total! Ellas me acompañan desde siempre… Por ejemplo, cuando a los siete años les dije: "Quiero ser actor". Mamá las vivió todas conmigo, cuando le pedí ir a estudiar teatro o cuando iba a un casting y le decía "¡me fue re bien!", y más tarde venía el "no quedé". A mi abuela y a mi abuelo, que ya falleció, los recuerdo hablándome del Teatro San Martín como si fuera la Meca del actor, o llevándome a ver Sueño de una noche de verano, entre tantas obras que vimos juntos allí. Para la Nona, ver a su nieto en un teatro oficial haciendo un clásico debe haber sido conmovedor.
–¿Es un regalo que les hacés para el Día de la Madre?
–¡No lo había pensado! Actuar, y en esta obra en especial, es un regalo de la vida para mí y para mi familia.
–¿Cómo es ser dirigido por José María Muscari?
–¡Increíble! El año pasado, Adrián Caetano en Sandro de América, y éste, gracias a Dios, trabajé con Fernando Salem en La muerte no existe y el amor, tampoco, que se estrena en 2019 y es mi debut en el cine. Después me dirigió Anahí Berneri en Morir de amor; Bruno, mi personaje, se relaciona con Griselda (Siciliani) a través del chat; entre ellos hay seducción y escenas fuertes. Y que te dirija Muscari es otra gran experiencia… Desde el primer ensayo me dijo lo que quería actoralmente de mí.
–Este año también grabaste el piloto de Grisel, la ficción con Natalia Oreiro.
–Sí, Telefe confirmó que se va a hacer… Es una historia de amor en los años veinte.
“Y ser parte de Madre Coraje es un honor y una gran responsabilidad, porque acompaño a un elencazo. El tema también es muy importante, porque yo creo que todos venimos al mundo a aprender, a enseñar y a hacer algo”
–Cuando diste la primera nota de tu vida, en abril de 2017 para GENTE, me dijiste que creías en los milagros.
–¡Cada día más! Estoy disfrutando el presente, con el objetivo de seguir trabajando de lo que me apasiona: ser actor. Me esfuerzo para dar lo mejor en cada personaje que hago.
–Como diría el Gitano, la magia continúa…
–¡Obvio! ¿Y sabés una cosa? Yo creo que a todas las personas que participamos de la serie nos eligió Sandro. Siempre lo tengo recontra presente, como a mi abuelo, el Nono Sullivan. A los dos les digo: "¡Acompáñenme, tírenme energía!".
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