La Nochebuena es, para millones de personas, una de las noches más esperadas del año. Una fecha marcada en rojo en el calendario, en la que las prisas se detienen y las familias se reúnen alrededor de la mesa para compartir una cena especial. Lejos del protocolo, de los actos oficiales y de la agenda institucional, también la Familia Real española vive el 24 de diciembre de una forma muy similar a la de cualquier otro hogar.
Cada año, los Reyes Felipe VI y Letizia celebran la Nochebuena en la intimidad del Palacio de la Zarzuela, su residencia habitual. Es una velada privada, sin invitados y sin solemnidades, en la que el protagonismo lo tienen la familia y las tradiciones que se repiten generación tras generación. Junto a ellos se sientan a la mesa sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, además de otros miembros de la familia como Paloma Rocasolano, la madre de la reina. Lo hacen en un ambiente relajado y familiar que poco tiene que ver con la imagen pública que suelen ofrecer en actos oficiales.
Como ocurre en muchos hogares españoles, la cena se organiza con mimo y antelación. En este caso, es la reina Letizia quien supervisa el menú, un conjunto de platos que se mantiene prácticamente intacto año tras año. No se trata de una propuesta ostentosa ni excesivamente elaborada, sino de una selección de recetas tradicionales y productos de calidad que han acabado convirtiéndose en un clásico de la Navidad en Zarzuela.
La velada comienza con varios entrantes que se sirven de forma pausada, dando pie a la conversación y al ambiente distendido propio de la noche. Entre ellos destacan las tostadas de salmón ahumado aromatizadas con enebro, un plato que no falta nunca en la mesa real en Nochebuena. Junto a ellas se presentan bandejas de jamón ibérico y foie, así como angulas, uno de los productos más ligados a las celebraciones navideñas en España. Completa esta primera parte un pudin de marisco, que aporta un toque clásico a la cena.
Tras los entrantes llega uno de los platos más simbólicos de la noche: la sopa de almendras. Se trata de una receta sencilla y tradicional que se repite cada año y que se ha convertido en una de las favoritas de la Reina. Elaborada a partir de almendras crudas peladas y molidas, se integra en un caldo suave al que se añade pan blanco tostado y triturado. Pequeños matices de ajo y especias completan una elaboración humilde en apariencia, pero muy ligada al espíritu de la Navidad.
El plato principal es pavo relleno, otro imprescindible de estas fechas. En esta ocasión especial, no hay servicio de mesa: son los propios reyes quienes se encargan de preparar, ya que el personal del Palacio disfruta de la tarde libre para celebrar la Nochebuena con sus propias familias. Un gesto que refuerza la idea de una noche pensada para la intimidad y la normalidad.
La cena se cierra con los postres, donde no faltan los dulces navideños, la fruta y el helado de café, el preferido de la madre de Letizia, Paloma Rocasolano.
Cada 24 de diciembre, la familia mantiene además una tradición muy especial. Antes de sentarse a cenar, los Reyes y sus hijas se desplazan para visitar a la reina Sofía, que suele pasar la Nochebuena junto a su hermana, Irene de Grecia. Este año también se espera que estén con la emérita sus hijas, las infantas Elena y Cristina.
Para los reyes y sus hijas, es un encuentro previo e imprescindible en el que comparten un rato en familia antes de continuar cada uno con sus planes para la velada. Ya de regreso en casa, hay otra costumbre que no se rompe: la emisión del mensaje de Navidad. Mientras el rey se dirige a todos los españoles desde la televisión, en el Palacio también siguen atentos sus palabras, como ocurre en miles de hogares de todo el país.