La compra de una vivienda en Galicia por parte de Julio Iglesias parecía, en un primer momento, un gesto cargado de simbolismo. A sus 81 años, el cantante más internacional de la música española sorprendía al adquirir una propiedad en una zona discreta del noroeste peninsular, lejos de los destinos soleados que han marcado su vida reciente. Sin embargo, lo que nació como un reencuentro emocional con sus raíces ha acabado convertido en un pequeño dolor de cabeza para él.
En las últimas semanas han circulado informaciones que apuntaban a una posible venta de la casa, algo que desde el entorno más cercano del artista desmienten sin rodeos. “No está en venta”, aseguran fuentes de su máxima confianza a Vanitatis, insistiendo en que no existe ninguna operación en marcha ni una decisión tomada para desprenderse del inmueble.
La vivienda fue adquirida en 2023 y se trata de una casa unifamiliar situada en una zona costera de gran valor paisajístico, rodeada de vegetación y con vistas directas al mar. Desde que trascendió la compra, llamó la atención un detalle poco habitual: ni Julio Iglesias ni su mujer, Miranda Rijnsburger, han llegado a visitarla en persona. Tampoco sus hijos. La propiedad permanece cuidada por personal de mantenimiento, a la espera de unos propietarios que, por ahora, no han encontrado el momento —o el impulso— para conocerla.
Este hecho ha alimentado los rumores. Según confirman fuentes próximas, Miranda tenía previsto desplazarse a Galicia el pasado verano desde Málaga, donde pasó varias semanas junto a sus hijos en la casa familiar de Ojén. El viaje llegó a plantearse, pero finalmente no se materializó. Desde entonces, no ha habido nuevos planes cerrados para descubrir la vivienda.
Tal y como afirma Vanitatis, en conversaciones privadas, el propio Julio Iglesias habría reconocido ciertas dudas. No sobre la casa en sí, sino sobre su emplazamiento. Al parecer, la localización no termina de encajar con el estilo de vida que mantiene desde hace años, más vinculado a climas cálidos y entornos soleados. Ese comentario, compartido en círculos íntimos, habría contribuido a que algunos interpretaran la compra como algo provisional.
Quienes le conocen bien coinciden en señalar que la operación no respondió a un proyecto meditado a largo plazo. “Fue un arrebato”, resume una fuente cercana al citado medio. Una decisión tomada desde la emoción, más que desde la planificación. La morriña, la memoria familiar y el vínculo con la tierra de su padre, el doctor Julio Iglesias Puga, pesaron más que cualquier cálculo práctico.
Una finca pensada para la intimidad y el descanso
La vivienda adquirida por Julio Iglesias se levanta sobre una parcela de alrededor de 1.500 metros cuadrados, completamente cerrada por muros de piedra de gran altura que garantizan privacidad absoluta. Situada en una pequeña aldea del municipio de Piñor (Ourense), la casa está rodeada de vegetación y alejada de miradas indiscretas, un requisito clave para alguien acostumbrado a vivir bajo el foco mediático. El inmueble cuenta con amplias zonas ajardinadas, un lago artificial integrado en el paisaje y una piscina que refuerza la idea de retiro tranquilo en plena naturaleza.
En el interior, la finca está equipada con ascensor, garaje con capacidad para más de diez vehículos y estancias amplias pensadas para largas estancias familiares. La propiedad, que perteneció al exalcalde de Ourense Manuel Cabezas, se encontraba en buen estado en el momento de la compra y apenas necesitó una puesta a punto. Concebida como un refugio cómodo y funcional, la casa combina lujo discreto y entorno rural, con espacio suficiente para acoger a hijos, nietos y amigos sin renunciar al silencio y la intimidad que ofrece el paisaje gallego.