Todos creemos que sabemos cómo cepillarnos los dientes de forma correcta. Es un gesto mecánico, rutinario y casi automático. Sin embargo, según expertos odontológicos, incluso aquellos que creen hacerlo bien cometen errores que pueden dañar su salud bucal a largo plazo.
El doctor Praveen Sharma, especialista de la Escuela de Odontología de la Universidad de Birmingham, ha revelado que la mitad de los adultos en Reino Unido desarrollarán una enfermedad periodontal en algún momento de su vida, y la señal de alarma más común es el sangrado de las encías.
“Si tus encías están sangrando o están inflamadas, es señal de que debes cepillarte mejor”, asegura el experto. Para evitarlo, además de las visitas periódicas al dentista, ofrece cuatro recomendaciones clave que pueden cambiar nuestros hábitos para siempre.
1. Mejor una vez bien, que dos veces rápido
Uno de los errores más comunes es pensar que lo importante es la frecuencia de los lavados y no la técnica. Para el doctor Sharma, la calidad del lavado es más importante que la cantidad.
“Si encuentras el tiempo, entonces sí, dos veces al día, pero es mejor hacerlo bien una vez al día que dos rápidamente”, explica.
Cada diente tiene tres superficies que deben limpiarse: exterior, interior y oclusal (la parte con la que mordemos). Su consejo es utilizar movimientos circulares pequeños, sin ejercer demasiada presión, ya que el exceso de fuerza no limpia mejor, sino que daña la encía y el esmalte.
Además, recuerda que la zona más importante es la unión entre el diente y la encía, porque allí se acumula placa bacteriana y es donde comienza la enfermedad periodontal.
2. Cepillarse antes del desayuno, no después
Uno de los hábitos más extendidos es lavarse los dientes justo después de comer. Sin embargo, esta costumbre podría desgastar el esmalte, especialmente si consumimos alimentos ácidos. “Idealmente, cepíllate antes del desayuno”, afirma el doctor Sharma.
Los ácidos presentes en frutas, zumos, café y otras bebidas pueden ablandar temporalmente el esmalte, por lo que cepillarse inmediatamente después lo desgasta. Su recomendación es clara: si prefieres lavarte después de comer, enjuágate solo con agua y espera al menos 30 minutos antes de pasar el cepillo.
3. No te enjuagues después de cepillarte
Otro de los errores más desconocidos es enjuagarse tras lavarse los dientes. Según Sharma, debemos escupir la pasta, pero no enjuagarnos con agua, ya que esto elimina el flúor que continúa actuando y protegiendo los dientes después del cepillado.
“Escupe, pero no te enjuagues”, insiste el experto. Ese pequeño gesto puede marcar una gran diferencia en la protección del esmalte.
4. El hilo dental no es opcional
Aunque muchos lo consideran un complemento, el especialista recuerda que el cepillo solo limpia el 60% de la superficie dental. El resto del trabajo lo hacen el hilo dental o los cepillos interdentales, que son responsables de eliminar los restos de comida y la placa entre los dientes.
Saltarse este paso puede favorecer a la inflamación de encías y el mal aliento, incluso aunque el cepillado sea correcto.