Dime cómo es tu cocina y te diré de qué época es tu piso: cómo el cambio de familia lo hace con la arquitectura de nuestras casas

Las paredes que sostienen una vivienda son mucho más que ladrillo, poliestireno o yeso. Y es que en el momento en que se habitan los espacios y habitaciones, esa casa se vuelve un hogar. Por lo que la esencia, construida del diseño, los materiales y la distribución revelan mucho no solo sobre las personas que la habitan, sino también la época en la que se ha construido. “Mi casa tiene una historia, y la tuya también”, ha afirmado en este sentido el arquitecto Edu Saz en uno de sus vídeos de divulgación en YouTube.

En dicha publicación, el arquitecto ha analizado cómo el contexto histórico ha moldeado los hogares que hoy habitamos. Según explica, el análisis del pasado urbano de España permite entender por qué muchas viviendas actuales —especialmente de segunda mano— son como son: “Entenderemos cómo el contexto histórico, el urbanismo y el estilo de vida de cada época han moldeado los pisos que hoy compramos, habitamos y reformamos”.

Como ha explicado, la mayor parte del parque inmobiliario español se construyó en las décadas posteriores a 1950, en pleno desarrollismo franquista. “Esta etapa está profundamente influida por el desarrollismo franquista. Tras el Plan de Estabilización de 1959, España inicia su industrialización y vive un éxodo masivo del campo a las ciudades”, ha revelado Saz.

“55 a 65 m², tres dormitorios, cocina independiente y un único baño”

Gracias al Plan de Estabilización, y como otras grandes urbes, la capital española creció rápidamente. Para dar respuesta a la llegada de miles de familias procedentes del medio rural, el Estado impulsó la construcción de poblados de absorción. “Los edificios, en su mayoría de 4 o 5 plantas sin ascensor, se disponen en hileras paralelas con espacios verdes entre ellos. Una versión modesta del racionalismo europeo. El objetivo era construir rápido, barato y en grandes cantidades”.

Urbanísticamente, estos barrios seguían principios innovadores para su época: “Bloques aislados adaptados a la topografía, tráfico rodado relegado al perímetro, y una estructura casi de ‘supermanzana’”. Pero las viviendas eran modestas: “55 a 65 m², tres dormitorios, cocina independiente y un único baño. Aunque, no contaban con ascensor, garaje, calefacción y tenían suelos de terrazo y carpintería metálica básica”.

Además, muchas de estas casas se entregaban a medio terminar: “Estaban pensadas para familias numerosas de la época, muchas se entregaban incluso sin acabados, esperando que los propios inquilinos completaran la obra”. No obstante, a pesar de las carencias, ofrecieron una solución habitacional a miles de familias trabajadoras. “Hoy, requieren reformas importantes —sobre todo en eficiencia energética y redistribución—, porque el modelo de familia y de vida ha cambiado radicalmente”.

De esta manera, con el final del franquismo y la Transición democrática llegaron nuevas prioridades políticas y urbanísticas. “En lo económico, la crisis del petróleo de 1973 frenó el ‘milagro económico’, pero en los 80 España vuelve a crecer. El éxodo rural pierde fuerza, pero las ciudades siguen aumentando de población: los hijos del baby boom forman sus propios hogares, lo que dispara de nuevo la demanda”. En este momento los edificios aumentaron en altura y densidad. “Urbanísticamente, se mantienen los bloques en hilera, pero ahora se construyen con mayor densidad y altura: 8, 10, incluso 15 plantas. Aparecen manzanas abiertas con bloques en forma de L o U, delimitando patios interiores ajardinados”.

Del mismo modo, el urbanismo se adaptó al uso masivo del coche: “En 1974 se inaugura la M30 en Madrid, y en los 80 aparece la M40”, además de consolidarse los servicios públicos como “colegios, centros de salud, mercados municipales...”. A nivel normativo, sin embargo, se avanzó en habitabilidad: “Se publican las primeras Normas Básicas de Edificación (NBE) en 1977 y en 1980 se exige ascensor en edificios de más de cuatro plantas, junto con mejores condiciones de ventilación y patios”. En cuanto a los espacios, “la superficie oscila entre 75 y 90 m², muchas viviendas tienen dos baños, terrazas, armarios empotrados, cocinas con office y doble circulación. El ladrillo caravista sigue presente, pero con acabados más cuidados”.

Las construcciones antes de “la crisis financiera de 2008”

Más tarde, con la llegada del euro y el crédito fácil, entre 1997 y 2007 España vivió un boom inmobiliario sin precedentes, que “terminó abruptamente con la crisis financiera de 2008”. Aun así, tanto Madrid como otras ciudades crecieron velozmente, impulsadas también por la inmigración. Por lo que “la vivienda en propiedad se convierte en el ideal dominante, alcanzando tasas del 80%”.

En este momento, los desarrollos urbanos también se sofisticaron ya que “se apuesta por avenidas anchas, manzanas cerradas y grandes zonas comunes". Por su parte, “las promociones de vivienda nueva incorporan elementos que hoy consideramos básicos: piscina, zona infantil, conserje, jardines, gimnasio, garaje y trastero”. Pero, los cambios normativos también marcaron esta etapa. “En 1999 se aprueba la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE) y en 2006 entra en vigor el Código Técnico de la Edificación (CTE), que introduce exigencias por primera vez en eficiencia energética, aislamiento, ventilación, accesibilidad universal, protección contra incendios y seguridad estructural”, enumera el arquitecto.

Su tamaño crece considerablemente y comienzan a tener “entre 90 y 110 m², dos baños, cocina independiente, terrazas, dormitorio principal con baño en suite”. Igualmente, “las zonas comunes se vuelven parte del atractivo, y el diseño se adapta a una clase media urbana que busca privacidad y calidad constructiva”. No obstante, tras la crisis de 2008, la construcción se detuvo en seco: “Muchos desarrollos urbanísticos quedan a medias. No es hasta 2014 o 2015 cuando la actividad se reactiva, pero esta vez con una visión más sostenible y contenida”.

Cómo se construye a día de hoy

El modelo urbano actual está más enfocado en la sostenibilidad. “Se prioriza la rehabilitación urbana y la finalización de tejidos urbanos ya iniciados. Los nuevos desarrollos, como Valdebebas o Los Berrocales, incorporan criterios de movilidad peatonal, carriles bici, espacios verdes, eficiencia energética y accesibilidad”, ha asegurado Saz. Bajo las últimas actualizaciones del Código Técnico (2013 y 2019), las viviendas actuales ofrecen altos estándares como “fachadas ventiladas, aerotermia, suelo radiante, doble orientación, recuperadores de calor, domótica, energías renovables”. Sin embargo, “tienen menos metros: para tres dormitorios, ahora hablamos de 70 a 85 m²”, describe el arquitecto.

Por su parte, el diseño interior también se ha transformado, porque ahora “las cocinas abiertas integradas al salón suelen ser lo más común, muchas veces sin ventana propia, sin recibidor, y con zonas comunes tipo coworking, sala de juegos, gimnasio o bicicleteros”.

Estos cambios no solo han afectado a los detalles físicos, sino que también ha influido en el perfil del comprador. Y es que aunque “el coche empieza a perder protagonismo, pero el garaje sigue estando presente”, señala Saz. De este modo, las figuras adquirentes son “parejas sin hijos, núcleos monoparentales, mayores que buscan accesibilidad”, etc. La explicación de Saz: “La vivienda nueva cumple con unos estándares mínimos elevados, pero la homogeneidad del producto y la falta de oferta expulsan del mercado a muchas personas, especialmente jóvenes”, ha concluido.