El caso de Judith Barsi, la estrella infantil asesinada por su propio padre

En 1988, el brutal crimen de la pequeña dejó una marca indeleble en la comunidad hollywoodense

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Judith Barsi, una joven actriz de 10 años, fue asesinada por su padre en 1988
Judith Barsi, una joven actriz de 10 años, fue asesinada por su padre en 1988

Era una noche calurosa de julio en Los Ángeles, 1988, cuando el horror se materializó en una casa del suburbio de Canoga Park. En el interior de esa vivienda, que albergaba la promesa de un futuro brillante, se desató una tragedia que conmocionaría a Hollywood y al mundo entero. Judith Barsi, una joven actriz de apenas 10 años, famosa por su dulce voz y su carisma en la pantalla, fue brutalmente asesinada por su propio padre, József Barsi.

Judith Eva Barsi nació el 6 de junio de 1978 en Los Ángeles, California, hija de inmigrantes húngaros que habían huido de la ocupación soviética en 1956. Desde pequeña, Judith mostró un talento innato para la actuación. Con solo 5 años, fue descubierta en una pista de patinaje sobre hielo, donde su chispeante personalidad llamó la atención de un agente que la consideró un “diamante en bruto”. A partir de ese momento, su carrera despegó rápidamente, participando en comerciales, programas de televisión y películas que la catapultaron a la fama.

Judith Barsi dio vida a personajes entrañables en películas animadas como "The Land Before Time"
Judith Barsi dio vida a personajes entrañables en películas animadas como "The Land Before Time"

Judith no era una niña común. Aunque tenía la apariencia de mucho más joven debido a su pequeña estatura, su talento y profesionalismo la diferenciaban del resto. En 1985, apareció en la serie “The Twilight Zone”, y luego en otros programas populares como “Cheers”, “Cagney & Lacey” y “Punky Brewster”. No obstante, su reconocimiento más duradero vino de su trabajo en películas animadas, prestando su voz a personajes entrañables en “The Land Before Time” y “All Dogs Go To Heaven”.

El infierno en casa

Detrás de las cámaras y las luces de Hollywood, recuerda People, Judith vivía una pesadilla que pocos conocían. Su padre, József Barsi, había emigrado a Estados Unidos buscando un futuro mejor, pero en lugar de encontrarlo, se sumió en un oscuro abismo de alcoholismo y violencia. Barsi se sentía profundamente frustrado por no haber logrado el éxito que esperaba, y su envidia hacia el éxito de Judith lo llevó a desatar su ira contra ella y su esposa, Maria Virovcz.

Maria, quien había soñado con ser actriz en su juventud, depositó todas sus esperanzas en Judith, llevándola a audiciones y clases de actuación mientras soportaba los abusos de su esposo. A medida que la carrera de Judith prosperaba, el comportamiento de Barsi se volvía más errático y peligroso. Construyó una cerca alrededor de la casa, transformando lo que debía ser un hogar seguro en una prisión. El hombre controlaba cada aspecto de la vida de su hija y su esposa, amenazándolas constantemente con destruir lo que más amaban.

El 25 de julio de 1988, József Barsi disparó a Judith mientras dormía y luego a su esposa
El 25 de julio de 1988, József Barsi disparó a Judith mientras dormía y luego a su esposa

La situación llegó a un punto crítico cuando Maria acudió a la policía en diciembre de 1986, denunciando los golpes y las amenazas de muerte que había recibido de su esposo. Sin embargo, las autoridades desestimaron su denuncia por falta de pruebas. Como tantas otras veces en casos de violencia doméstica, Maria regresó a casa, atrapada en un ciclo de terror del que no pudo escapar.

El trágico desenlace

El 25 de julio de 1988, el destino de Judith se selló para siempre. Esa noche, reveló CBS, después de que madre e hija se fueron a dormir, Barsi tomó una pistola calibre 32, entró en la habitación de su hija y sin decir una palabra, le disparó en la cabeza mientras dormía.

El disparo despertó a Maria, quien corrió por el pasillo solo para ser alcanzada por otro disparo de su esposo. Ambos cuerpos quedaron inertes en la casa que había sido testigo de innumerables episodios de violencia y abuso.

Maria Virovcz, madre de Judith, vivía terrorizada por las amenazas y abusos de su esposo
Maria Virovcz, madre de Judith, vivía terrorizada por las amenazas y abusos de su esposo

El hombre pasó el resto de la noche y el día siguiente en la casa, bebiendo vodka, acompañado por los cuerpos de su esposa e hija. Al día siguiente, el 27 de julio, una vecina notó humo saliendo del techo de la casa. József había cumplido su amenaza final, utilizando un bidón de gasolina para incendiar la vivienda. Los bomberos llegaron a tiempo para sofocar el fuego, pero dentro de la casa encontraron los cuerpos sin vida de Judith y Maria, junto al de Barsi en el garaje, quien se había suicidado.

El legado de Judith y el horror persistente

La muerte de Judith Barsi fue un golpe devastador para quienes la conocieron y para la comunidad de Hollywood. La noticia conmocionó al país, que se enteró con horror de los detalles de su muerte, muchos de los cuales fueron revelados por el LA Times en su momento. La carrera de Judith, que prometía un futuro brillante, fue truncada de la manera más brutal. Pero incluso después de su muerte, el impacto de su historia continuó resonando.

Años más tarde, la casa donde ocurrió el crimen fue adquirida por la familia Bernal, quienes participaron en el programa Murder House Flip para transformar el lugar y deshacerse de las energías negativas que sentían en la casa. “Sentí una energía negativa aquí, pero ahora ha desaparecido”, dijo Gaby Bernal, quien dormía en la misma habitación donde Judith fue asesinada.

La casa donde sucedió el crimen fue renovada por la familia Bernal en el programa "Murder House Flip"
La casa donde sucedió el crimen fue renovada por la familia Bernal en el programa "Murder House Flip"

Aunque la casa fue renovada y la familia Bernal intenta seguir adelante, el recuerdo de Judith sigue presente, no solo en la historia de la casa, sino también en la memoria colectiva de quienes la vieron en la pantalla. Su tumba en el Forest Lawn Memorial Park es un lugar de descanso, donde una frase inscrita resume el espíritu de la niña que cautivó a millones: “Sí, sí, sí”, como decía en su papel de Ducky en “The Land Before Time”. Judith Barsi se ha convertido en un símbolo de lo que puede suceder cuando los demonios de un hogar se mantienen ocultos tras las paredes de una casa aparentemente feliz.

La historia de Judith Barsi es un recordatorio doloroso de las devastadoras consecuencias de la violencia doméstica y de cómo los sueños más brillantes pueden ser apagados por las sombras más oscuras.

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