En las escuelas públicas hay más diversidad socioeconómica: afirman que eso enriquece el aprendizaje

La segregación escolar implica que en los colegios tienden a convivir estudiantes que provienen de entornos similares. Los especialistas advierten que esto afecta la cohesión social y la equidad, y también empobrece las experiencias educativas de los alumnos

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La separación de alumnos entre escuelas del sector estatal y privado explica alrededor de un tercio de la segregación educativa observada en el país
La separación de alumnos entre escuelas del sector estatal y privado explica alrededor de un tercio de la segregación educativa observada en el país

El guardapolvo blanco sobrevive como el símbolo de un horizonte que por momentos parece alejarse: la igualdad de todos los chicos y chicas en el aula. Hoy en Argentina la segregación escolar es elevada: es cada vez más raro que estudiantes de distintos orígenes sociales convivan en una misma escuela, y se han consolidado circuitos paralelos de escuelas “ricas” para ricos y escuelas “pobres” para pobres. Sin embargo, el panorama de la segregación educativa tiene matices: es más alta en las escuelas privadas sin subvención, y es menor en las escuelas estatales, especialmente en las urbanas, donde es más frecuente que convivan alumnos de distintos estratos sociales.

El último informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, titulado “Desigualdad social, ¿desigualdad en las aulas?”, indagó sobre la segregación escolar en el país. Para eso consideró el “índice de disimilitud”, que permite ver qué proporción de estudiantes del cuartil 1 (los más pobres) deberían cambiarse de escuela para llegar a una distribución igualitaria entre colegios. Ese índice muestra que a nivel nacional, habría que trasladar al 41% de los alumnos del cuartil 1 a otra escuela para alcanzar una distribución igualitaria.

Los autores –Emmanuel Vazquez, Leyre Sáenz Guillén y Martín Nistal– analizaron los datos del nivel socioeconómico de los estudiantes relevados en la prueba censal Aprender 2021 de 6° grado de primaria. A partir de esa información, encontraron que los niveles de segregación varían entre las provincias. Los índices de disimilitud más altos –que implican mayor segregación– se encuentran en CABA (48%), Santa Fe (44%) y provincia de Buenos Aires (43%). Por otro lado, los niveles más bajos se registran en las provincias de Santa Cruz (26%), Jujuy (30%) y Tierra del Fuego (32%), en cuyas aulas se registra mayor diversidad de origen de los estudiantes.

La separación de alumnos entre escuelas del sector estatal y privado explica alrededor de un tercio de la segregación total observada en el país. Los autores encontraron que en las escuelas estatales urbanas hay menor segregación escolar, seguidas por las escuelas estatales rurales y las privadas subvencionadas. En contraste, en las escuelas privadas sin subvención es donde se observa la mayor segregación.

De todas maneras, el fenómeno es transversal al sistema educativo, más allá del tipo de gestión. El informe también analiza la “integración extrema”, entendida como la proporción de aulas en las que conviven estudiantes del decil más alto y más bajo de nivel socioeconómico de cada provincia. Los datos muestran que aún hay integración extrema en muchas escuelas, incluidas las privadas, en las que se encuentran alumnos de estratos sociales extremos. Tierra del Fuego (58%) y Santa Cruz (49%) son las dos provincias con la mayor proporción de aulas de escuelas privadas con al menos un estudiante de los deciles 1 y 10.

El gráfico muestra el "índice de disimilitud" por provincia en las escuelas primarias (2021). Los porcentajes aluden a la proporción de estudiantes del cuartil más pobre de cada provincia que debería ser transferido a otra escuela para que todas las escuelas tuvieran el mismo nivel socioeconómico. Un índice más alto significa mayor segregación escolar. Fuente: Argentinos por la Educación
El gráfico muestra el "índice de disimilitud" por provincia en las escuelas primarias (2021). Los porcentajes aluden a la proporción de estudiantes del cuartil más pobre de cada provincia que debería ser transferido a otra escuela para que todas las escuelas tuvieran el mismo nivel socioeconómico. Un índice más alto significa mayor segregación escolar. Fuente: Argentinos por la Educación

Una de las consecuencias más graves de la segregación escolar es que tiende a reforzar la exclusión social, al favorecer que la escuela reproduzca las desigualdades originadas en la familia. Algo de eso se vislumbra en los resultados de las pruebas estandarizadas, donde los niveles de desempeño de los estudiantes suelen correlacionar fuertemente con su estrato socioeconómico. En contraposición, distintas investigaciones relevadas en el informe muestran que contar con aulas más integradas contribuye a la cohesión social y a la equidad, y hasta podría tener efectos positivos en el aprendizaje al enriquecer la diversidad en el aula.

Emmanuel Vazquez, investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y coautor del informe, explicó: “Cuando los más pobres se concentran en escuelas a las que no concurren los individuos en una mejor posición económica, se genera un tipo de desintegración que tiene profundas consecuencias sobre la sociedad, que van desde la perpetuación de las desigualdades preexistentes hasta la pérdida de cohesión de todo el entramado social”.

“Si los individuos más vulnerables de la sociedad interactúan casi exclusivamente con otros individuos en una situación socioeconómica similar, solo estarán expuestos a los modelos de rol y el capital social de este grupo, lo cual puede provocar trampas de pobreza de difícil salida y perpetuar las desigualdades de origen”, agregó Vazquez.

La preocupación por la segregación ha sido uno de los argumentos más repetidos para rechazar las propuestas de vouchers educativos, dado que en países como Chile estos han tendido a reforzar los circuitos diferenciados para estudiantes de diversa extracción social.

Natalia Krüger, investigadora de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y Conicet, señaló: “¿Por qué debería preocuparnos el problema de segregación escolar en nuestro país? Por un lado, por los posibles impactos sobre los resultados educativos, especialmente para los alumnos más vulnerables. Por otro lado, porque la escuela está dejando de ser un espacio donde pueden interactuar distintos sectores sociales en condiciones de igualdad, compartiendo valores, saberes y expectativas”.

“El informe destaca el rol del sector privado en la explicación de este fenómeno, lo cual invita a reflexionar sobre las implicancias de las políticas que incentivan su participación”, añadió Krüger.

Miradas desde las escuelas

La Escuela Secundaria Pte. Domingo Faustino Sarmiento, que está ubicada en Junín y depende de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), tiene un modelo de ingreso que apunta a favorecer la diversidad de origen de los estudiantes. “El sistema de ingreso es por sorteo y garantiza una vacante a cada una de las escuelas públicas”, explicó Fernando Balbi, coordinador académico de la institución.

“Es un modelo que nos permite poner en práctica nuestra idea de que, independientemente del ámbito de donde provengan, brindar similares oportunidades a los alumnos permitirá el logro de avances significativos en todos los casos. En nuestra experiencia escolar podemos dar cuenta de ello”, aseguró Balbi.

¿Qué les aporta a los alumnos el encuentro en el aula con compañeros que tienen otras realidades sociales? Balbi respondió: “En la dinámica de clase entendemos que el grupo se enriquece a partir de la conformación de un colectivo más representativo de la sociedad, que permite a los alumnos conocer todos los contextos y poder formar un pensamiento crítico más elaborado”. El docente también valoró “el ejercicio solidario que observamos en nuestros alumnos, tanto entre ellos como con el resto de la sociedad”.

Para Balbi, esa diversidad enriquece los aprendizajes y fortalece la ciudadanía: “El encuentro en el aula entre alumnos de diversas realidades socioculturales promueve los aspectos vinculados con la equidad en la educación y el ejercicio democrático”.

Fernando Balbi es coordinador académico de la Escuela Secundaria Pte. Domingo Faustino Sarmiento, que depende de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA).
Fernando Balbi es coordinador académico de la Escuela Secundaria Pte. Domingo Faustino Sarmiento, que depende de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA).

Claudia Bebchik, directora jubilada de una escuela estatal en Floresta, CABA, también puso en valor la heterogeneidad de las aulas para los alumnos: “Trabajar en y con la diversidad genera otras experiencias, suma a las experiencias individuales que trae cada alumno a la escuela ya sea por su condición social, económica, intelectual o física. Trabajar con la diversidad genera nuevos aprendizajes porque el alumno descubre otras realidades. Pasarlas por el cuerpo y por las emociones favorece que uno pueda vincularse empáticamente con el otro”.

“La diversidad aporta mucho. Es la manera de socializar conociendo cómo viven otras familias, quizás otras culturas. Conocer otras realidades desestima el miedo a lo desconocido, porque se discrimina lo que no se conoce. La escuela pública trabaja en ese sentido, para generar el encuentro entre lo diverso, para respetar y avalar la diversidad”, planteó Ruth Chackiel, supervisora escolar en Caballito y Parque Chacabuco.

Silvia Vilches, directora de la Escuela La Banderita, de Villa Devoto reconoció también que la diversidad implica contrastes que pueden ser difíciles de afrontar: “En la escuela pública muchas veces se evidencian mucho las diferencias que existen en nuestra sociedad, y eso a veces es duro. Pero también le damos mucho valor a la diversidad porque amplía tu visión de la vida”.

“Cuando se produce este encuentro con compañeros y compañeras que no tienen mi misma realidad, o que están pasando un momento socioeconómico difícil, lo que pasa es que se desarrolla el ejercicio de la solidaridad”, agregó Vilches.

Gabriela Salvadores, vicedirectora de La Banderita, destacó que las recurrentes crisis económicas del país, con procesos de movilidad social descendente que afectan a varias familias, repercuten también en la convivencia entre alumnos de distintos estratos sociales en la escuela.

“Hoy la realidad socioeconómica de muchas familias es cambiante, entonces cada día más en estos tiempos vemos en la escuela pública gran diversidad en esa materia. Los alumnos y alumnas que se enfrentan a esas realidades se cuestionan; ven que quizás la situación de su casa, de su cuadra o de su barrio no es la misma que la de otros. Se dan cuenta de que a veces es posible ascender económicamente pero muchas veces el golpe es duro cuando se baja”, explicó.

Como sus colegas, también ella subrayó la “cadena de solidaridades” que se activa ante la crisis: “Está el que tiene que ser solidario con el otro, pero también el que tiene que recibir esa solidaridad”. Salvadores destacó que los alumnos “ven que no vivimos en burbujas, sino que necesitamos comprendernos, ayudarnos, vivenciar un poco la realidad de lo que les está pasando a los demás”.

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