El Tec de Monterrey, y la misión de hacer ciudades más inclusivas y mejor preparadas para el futuro

José Antonio Torre, director Del Centro para el Futuro de las Ciudades de la institución, cuenta en esta entrevista las razones por las que es necesario considerar a una ciudad como un “ente vivo” al que hay que tratar de comprender en su lógica integraly ajustarse a las necesidades de sus habitantes

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El parque central y el Wellness Center del distritotec
El parque central y el Wellness Center del distritotec

La palabra futuro está muy presente en el Tecnológico de Monterrey. Toda institución educativa mira explícita o tácitamente al futuro, pero en el Tec esa visión está soldada en sus fundamentos. Así aparece en el Instituto para el Futuro de la Educación, así aparece en el programa Líderes del Mañana, así también aparece en cursos de capacitación como Pensamiento de Futuros. Hablar del futuro es hablar del presente y de cómo es el presente el que impacta o diseña el futuro.

El Centro para el Futuro de las Ciudades es una intervención urbana que el Tec plantea para dar solución aquí y ahora al problema de las inequidades, pensando respuestas que puedan sostenerse a lo largo de las décadas. Nació bajo la mirada de Enrique de la Madrid y, cuando aquel dejó el cargo para continuar con su vocación política, la dirección del CFC quedó en manos del urbanista José Antonio Torre.

“Las ciudades, sobre todo en México”, dice Torre, “nos han venido sucediendo”. El crecimiento sin un programa ni un sentido claro, acentúa las inequidades y termina por expulsar a las comunidades vulnerables, que deben vivir en zonas alejadas, donde hay menos ofertas de servicios, menores posibilidades de encontrar empleo, menores posibilidades de encontrar escuelas cercanas para sus hijos. “Generamos enormes costos sociales”, dice Torre, “que terminamos pagando todos”.

A partir de esta realidad, ¿cómo plantean el futuro de las ciudades?

—Para que sucedan mejores ciudades futuras, necesitamos actuar hoy. Necesitamos reconocer los problemas. No podemos predecir qué va a pasar con las ciudades, pero sí podemos diseñar cambios que generarán mejores ciudades en el futuro.

¿Por qué se vacían los centros urbanos?

—El movimiento de la gente tiene que ver con la propia dinámica de crecimiento de la ciudad. Una ciudad crece y las personas se desplazan a nuevas zonas, a nuevos suburbios, y las zonas céntricas pierden población de una manera más o menos natural. Pero lo que no es natural es que esas zonas continúen abandonadas. No es natural que esos lugares donde existe el empleo, las estructuras de gobierno y los hospitales nacionales no evolucionen de acuerdo a la evolución de la sociedad. Este aparente estatus fijo de las ciudades es un enorme error. Deberíamos reconocer que las ciudades son entes vivos y, que hay que generar espacios de vivienda social en las zonas que quedan semi abandonadas.

Una vista noctura del paseo junto al Wellness Center del distritotec
Una vista noctura del paseo junto al Wellness Center del distritotec

El TEC de Monterrey interviene en las ciudades: en Monterrey, por ejemplo, han diseñado el distritotec, que rodea al campus. ¿De qué manera es esa clase intervención urbana?

—Yo lideré los procesos urbanos de distritotec.

Tengo entendido que lo arrancaron en 2013.

—Correcto. Arrancamos tres años antes de que los cambios fueran visibles, porque había que hacer mucho trabajo, lograr la participación de los vecinos y el compromiso de las autoridades.

En ese sentido, ¿cómo es el trabajo con el gobierno? Ustedes manejan plazos que van más allá de un mandato gubernamental.

—Esa es una de las claves del reto de las ciudades. Los períodos de gestión administrativa de los municipios en México son de tres años. Puede haber una reelección y durar seis. Pero cuando llega un alcalde o una alcaldesa, el primer año tiene que arrancar mil cosas porque el segundo ya está pensando en la reelección. Generalmente son procesos de planeación de muy corto plazo. Esa dinámica no les habilita a trabajar los problemas verdaderamente complejos de la ciudad, que generalmente genera fricción social. La ciudad genera fricción social.

¿Por qué?

—Porque no hay claridad en cuál es la ciudad que necesitamos. Todo el mundo piensa “Quiero la ciudad donde pueda ir en coche a donde quiera, como hacía hace 30 años”. Esa ciudad ya no existe. No vamos a poder regresar a ella y tenemos que evolucionar hacia una nueva.

¿Cómo fue el proceso para hacer distritotec?

—Lo primero que hicimos fue buscar el diálogo con los vecinos, para tener un diagnóstico compartido de la problemática de ese territorio. El primer año hicimos muchos análisis, y el segundo año los compartimos con ellos. La reacción, y no sólo de los vecinos sino también de las autoridades, fue de incredulidad. “Eso no es cierto, eso no pasa aquí”. La ciudad nos pasa en la cara, pero, como es un sistema complejo, no es tan evidente entenderla. Entonces, los primeros dos años fueron para abrir el diálogo. Si no teníamos una base de comprensión de la problemática del territorio por parte de los habitantes, todo lo que pudiéramos proponer iba a tener una enorme probabilidad de fracaso. Con la participación ciudadana, nos acercamos a la autoridad, y la verdad es que la autoridad nos recibió con los brazos abiertos. Diseñamos un plan normativo; es decir, un plan que modifica la regulación municipal. Cuando empezamos a trabajar en el distritotec, el 36% de las viviendas estaban desocupadas; la inseguridad nos había golpeado de una manera muy particular. Y efectivamente, en los primeros tres años pasaron muchas cosas pero nada visible. Hoy, la recuperación de población del distritotec es impresionante. De ese 36% bajó al 9%; es decir el 70% de las viviendas desocupadas se ocupó. Y la población creció un 56%.

Siempre que hay una recuperación del espacio aparece el fantasma de la gentrificación. ¿Miraban que no aumentaran los costos?

—Pues eso no lo podemos controlar, pero hicimos dos cosas importantes. Ciertas colonias, por petición vecinal, se mantuvieron unifamiliares. La presión inmobiliaria en una colonia unifamiliar no es como la que se da cuando permites que haya mucha construcción. De hecho, se gestiona de una manera muy diferente. Ese es un mecanismo. Y otro es que, mientras exista suficiente oferta de vivienda, la presión de los precios se balancea. Parte del reto que tenemos es que exista esa oferta, pero teníamos una oferta dormida, que era la vivienda desocupada. Entonces, sí, los precios han subido, pero no hemos visto que se desborden y generen un proceso de expulsión. “Oye, ¿y garantizas que no hay gentrificación?” No, eso no se puede. Insisto, la ciudad es un ente vivo. Pero la expulsión de población estaba sucediendo de manera sistemática, estructural. Es decir, la pérdida del 24% de la población, el 36% de viviendas desocupadas era la peor gentrificación que puede existir. Habría que balancear un poco la lógica de la gentrificación contra la expulsión sistemática de la población.

El parque central del distritotec
El parque central del distritotec

¿Cómo es la relación que se da entre el Centro para el Futuro de las Ciudades y la Universidad de Illinois?

—El Tec busca que los aprendizajes que hicimos se sistematicen, se documenten y podamos llevar a otro lado para acelerar el proceso de aprendizaje. No se trata sólo de resolver, sino de generar más conocimiento. Se trata de actuar hoy para que el futuro de nuestras ciudades sea mejor para todas y para todos. La ciudad es un sistema en donde converge todo: finanzas, desarrollo económico, desarrollo social, salud, medio ambiente, seguridad, movilidad. El Centro necesita enfocarse en algunas pocas cosas, pero también necesitamos tener la inteligencia para asociarnos con aquellos que son muy buenos en otras. El trabajo con la Universidad de Illinois nos permite hacer un programa de intercambio para complementar las capacidades que sí tenemos con aquellas que no, en la lógica de formar una red de centros y espacios de investigación.

¿Es muy caro cambiar la lógica urbanística?

—Se requiere mucho esfuerzo. Se requiere mucha claridad, también. Se requiere información precisa. Esto es lo que creo —y distritotec lo puede confirmar—: la ciudad se construye con recursos privados. La vivienda la construimos los privados. De repente hay que hacer una calle o un parque, pero la vivienda se construye con recursos privados. El Tec no invirtió ni un centavo en vivienda. Claro que requiere claridad de información y requiere tomar a la ciudad como un ente vivo que necesita modificar sus reglas para atender los retos y no quedarse anclada en un pasado que hoy ya no es. Hay que cambiar la regulación de una manera inteligente. ¿Cuánto puede costar?

Si tuvieras la posibilidad de invertir millones de dólares en la ciudad: ¿en dónde lo harías y por qué?

—Lo invertía en detener la expansión de las ciudades atrayendo la vivienda económica y asequible en los entornos del centro. Hay un problema de acceso a la vivienda, y la vivienda es un derecho humano y nuestros gobiernos no lo están tratando como tal. Esos millones de dólares los tendríamos que invertir para hacer realidad el derecho humano a la vivienda. Acercando a las poblaciones que más lo necesitan: para que los padres puedan llegar rápido al empleo, para que los niños puedan ir caminando a la escuela y al parque, para que, cuando tengan que ir al hospital, lo tengan cerca. Esa inversión se pagaría muchísimas veces haciéndolo bien. No me queda la menor duda de que cualquier recurso, yo lo invertiría en generar vivienda asequible.

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