Por qué una educación sin sesgos de género es beneficiosa para aprender

Los estereotipos, dice la autora de este artículo, afectan particularmente a las mujeres pero también limitan a los varones exigiendoles roles y privandolos, por ejemplo, del cuidado de sus afectos y de expresar sus emociones

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EFE/EPA/FELIPE TRUEBA
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Astor empieza su primer día de preescolar. Su mamá corre para llegar a tiempo y poder llevar a su hermana, Juana, que empieza segundo grado, pero en otro horario y en otro lugar. Cuando Astor entra a la sala, su mamá recuerda que cada estudiante debía llevar su propia toalla para higienizarse. Va a la tienda más cercana y pide las toallas ¿De nene o de nena?, pregunta el comerciante. De toalla, contesta la mamá de Astor. La lleva al jardín y se va a trabajar.

Una persona recibe su género antes de usar el primer pañal de su vida. Desde mucho antes de nacer empezamos a poner expectativas diferentes en base a lo que socialmente esperamos del género asignado. La ropa y los colores serán diferentes. La juguetería nos recibirá con dos secciones diferenciadas.

Los juguetes de niñas estarán relacionados con la comunicación, la empatía y el cuidado. Las versiones de Playmobil para niñas, por ejemplo, las muestran porteando bebes, cuidando ovejas en granjas o jugando con sirenitas color rosa. En cambio, los juguetes para niños los mostrarán resolviendo problemas, construyendo y liderando. Aquí la versión de Playmobil son niños heroicos salvando en helicópteros, haciendo aventuras en lanchas o en autos de carrera. ¿Quiénes lideran y quienes se adaptan deseo de los demás?

Esta división sexual resultará luego en diferentes formas de aprender y de estar en el mundo, trazando oportunidades alternas y destinos diferentes. Los estereotipos afectan particularmente a las mujeres pero también limitan a los varones exigiéndoles roles y privándolos, por ejemplo, del cuidado de sus afectos y de expresar sus emociones.

A los tres años se empieza a tener conciencia de género y se perfeccionan los estereotipos aprendidos
A los tres años se empieza a tener conciencia de género y se perfeccionan los estereotipos aprendidos

Los sesgos de género en la infancia.

A los tres años se empieza a tener conciencia de género y se perfeccionan los estereotipos aprendidos. Según un estudio publicado en la revista Science en 2017, a partir de los seis años, las niñas se sienten menos inteligentes que los niños en su capacidad de desempeño para las ciencias, las matemáticas y la tecnología.

Desde edades muy tempranas, se internaliza la creencia de que hay trabajos para mujeres y para varones. La organización del mercado de trabajo lo refleja claramente con mujeres concentradas en las áreas de educación y cuidado y varones concentrados en las áreas de finanzas, seguridad y construcción.

Hoy sabemos por las neurociencias que nuestro cerebro hace asociaciones involuntarias que toma de los estereotipos del entorno social y así educamos, elegimos carreras universitarias y tomamos decisiones de negocios. Lo alentador es que si cambiamos los entornos, generamos nueva plasticidad y podemos mitigar esos preconceptos.

Las investigaciones muestran cómo el uso del lenguaje neutral en cuanto al género reduce los sesgos. Por ejemplo, no es lo mismo decir es un gran triunfo para el hombre que decir es un gran triunfo para la humanidad así como dirigirse a los y las estudiantes crean una realidad más inclusiva que dirigirse solamente a los alumnos.

Little boy with a backpack go to school. Back view.
Little boy with a backpack go to school. Back view.

Educar en igualdad

Tenemos la oportunidad de sacudir la socialización de género en la infancia como nunca antes en la historia. El 65% de quienes hoy están en jardín de infantes van a tener trabajos que aún no se crearon. No solo tenemos que llevar la tecnología y las ciencias a la escuela, tenemos que ofrecerlas sin distinción de género.

El Día Internacional de las Mujeres es una fecha para visibilizar el papel central e imprescindible que tienen las mujeres en todas las esferas de la sociedad, y comprometerse en la lucha contra todas las formas de discriminación y violencias que sufren a diario las mujeres y las niñas.

Si no le ponemos a las personas el corset de los roles de género, les dejamos espacio para que alcancen su máximo potencial. No se trata de eliminar el género; sino de eliminar las disparidades y la violencia. El objetivo no es crear un mundo sin género; es contribuir a uno que respete cada identidad de género.

Promovamos procesos de aprendizajes sin estereotipos para una vida adulta más saludable y equitativa. ¿Qué tenemos que perder?

Mariana Massaccesi es politóloga, especialista en políticas de género y empoderamiento de mujeres.

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