El sector de la construcción transitó el 2025 con una marcada inestabilidad e indicadores negativos en términos de empleos perdidos, actividad en baja y despachos de cemento en caída, lo que anticipa una chance de recuperación muy modesta para 2026. Las únicas expectativas positivas aparecen por la llegada de insumos importados baratos y por la reactivación del financiamiento, tanto para desarrolladores como para el público a través del crédito hipotecario.
“En 2026, ya con costos altos pero estables (y quizás con una leve reducción), con financiamiento todavía incipiente e incierto, y con precios de venta que no alcanzan a validar este nuevo escenario, posiblemente se mantenga esta tendencia de estancamiento en la construcción”, resumió el escenario un informe publicado por la consultora Empiria.
El reporte muestra que aún con algunos indicadores que exhiben mejoras interanuales, el panorama general sigue golpeado por los rezagos de la recesión y la persistencia de la incertidumbre en costos y financiamiento. “En octubre la construcción cayó 0,5% sin estacionalidad y creció casi 8% contra octubre del año pasado”, puntualizó el reporte.
Ese crecimiento acumulado del 7,9% a lo largo del año no compensa aún el desplome previo: “Todavía sigue 20,7% por debajo de los niveles de noviembre de 2023”, expresó Empiria. El análisis destaca que, para noviembre, las señales adelantadas son negativas: “El índice ConstruYa y los despachos de cemento cayeron 7,1% y 7,7% respectivamente”.
Dentro del mercado, la dinámica es dispar: “La demanda de insumos para la construcción pública sigue recuperando, creció 16% de manera interanual, pero los insumos relacionados a la obra privada se encuentran estancados”, analizaron desde la consultora fundada por el ex ministro de Economía Hernán Lacunza.
En particular, el asfalto resalta como única excepción a la tendencia contractiva, ya que “es el único componente del ISAC que se encuentra por arriba de los niveles de noviembre de 2023, aunque lejos de los máximos históricos”.
Otro eje del diagnóstico adverso apunta al empleo: “En septiembre se registraron 389.430 empleados, 3% mayor que hace un año. Entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025 se perdieron 64.000 puestos de trabajo asalariados en la construcción, que explica casi la mitad de la pérdida total (140.000)”, indicó el informe. La reducción alcanzó también al tejido empresarial: “En los últimos dos años, la construcción perdió 2.100 empresas, 10% del total, principalmente entre 2023 y 2024”.
Las perspectivas para el año próximo se presentan todavía cautelosas por las escasas oportunidades para el financiamiento y prevén la “tendencia al estancamiento” mencionada. Sin embargo, crecen algunos signos de optimismo relativo: “Las expectativas positivas dentro del sector crecieron de 9,7% a 10,5%, mientras que 21% de los empresarios creen que la situación empeorará, las expectativas negativas se redujeron 2,3 puntos porcentuales en noviembre”.
Sobre las condiciones para una posible reactivación, la consultora identificó tres factores principales: “La oportunidad de mejora viene de una mayor inserción de insumos y productos importados (a costa de la cadena industrial local orientada a la construcción), de nuevas fuentes de financiamiento para la construcción (mercado de capitales y bancos) y de un relanzamiento del mercado de crédito hipotecario bancario (posible a partir del segundo trimestre)”.
Los dólares que hacen falta
En este contexto, Empiria prevé que el sector inmobiliario podría recibir un estímulo extra por vía del sinceramiento fiscal: “La liberación de dólares depositados en bancos fruto del blanqueo puede significar una inyección de capital significativa, aunque el Gobierno bajó expectativas respecto a estimaciones que calculaban unos USD 20.000 millones”.
En relación a la estructuración interna de las empresas, Empiria subrayó: “Otra reforma que el sector deberá encarar para poder sobrevivir en un escenario cada vez más competitivo y orientado al financiamiento es la estructuración societaria, que inhibe el acceso a créditos bancarios en condiciones competitivas. Actualmente, 30% de las empresas de la construcción son unipersonales, 22% en el caso específico de las constructoras”.
Por otra parte, la consultora destacó la irregularidad en el otorgamiento de créditos hipotecarios: “Tras el buen dato de octubre, con USD 370 millones desembolsados (50% más que el promedio agosto-septiembre y casi el doble que en los primeros meses del año), el crédito hipotecario bajó a la mitad en noviembre (el peor mes del año), con solo USD 183 millones”.
Entre los motivos principales para la merma en el desarrollo de los préstamos para la vivienda, se destacan “las altas tasas, el agotamiento del stock de solicitudes, el corrimiento de muchos bancos y la descompresión post elecciones”, factores que han impulsado un freno del mercado a la espera de mejoras macroeconómicas.
Las operaciones inmobiliarias reflejan una actividad dispar entre los dos principales distritos. “En la Ciudad de Buenos Aires se registraron 7.018 escrituras en octubre (récord), lo que implicó crecimiento de 17,2% interanual (21% con hipotecas). En lo que va del año se realizaron 56.565 escrituras, un 37% más que en el acumulado del 2024 y 77% mayor que en el período enero-octubre del 2023”, detallaron desde Empiria. Mientras tanto, en la provincia de Buenos Aires “en octubre se registraron 15.321 escrituras, +3,4% sin estacionalidad vs septiembre e incrementaron 36% interanual (17% con hipotecas). En el acumulado del año se realizaron 115.657 escrituras, 40% más que durante el mismo período en 2024 y 60% más que en 2023”.