Ayer se cumplieron cinco años de uno de los partidos más recordados de la historia del fútbol argentino: el Superclásico del gas pimienta entre Boca y River por la Copa Libertadores 2015 en la Bombonera. Lamentablemente, el duelo se convirtió en un hito por un hecho extrafutbolístico y no por el deporte en sí mismo, y hasta el día de hoy siguen saliendo a la luz detalles de aquella noche marcada por la violencia.
Matías Kranevitter fue uno de los jugadores de River que fue agredido con aquel químico y recordó cómo se sintió en los instantes posteriores. “Nunca supimos que era gas pimienta lo que nos tiraron y nadie sabía que no te tenías que refregar la cara. Los primeros cinco que salimos nos agarró a morir, empezamos a gritar y no sabíamos lo que había pasado. Yo no veía, me tuve que tirar en el túnel”, contó “El Colo”, que hoy juega en Rayados de Monterrey de México, en diálogo con TNT Sports.
Una vez asado el susto inicial, el mediocapista fue trasladado a un hospital junto a tres compañeros: Ramiro Fones Mori, Leonel Vangioni y Leonardo Ponzio. Ellos cuatro se habían llevado la peor parte al ser alcanzados directamente por el gas pimienta cuando estaban por salir al campo de juego a través del túnel para disputar el segundo tiempo. “En la puerta del túnel de la cancha de Boca siempre había dos policías y ese día no había nadie”, consideró.
“Nos llevaron a hacernos un chequeo. Nos inyectaron no sé que cosa. Al otro día nos volvieron a ver los doctores. A Leo (Ponzio) le fue de lleno en la cara, a Maidana en la nuca y a mí en la nuca y en la cara. Fue complicado. Nos hicieron controles, y después pensábamos si llegaba a ser otra cosa que no fuera gas pimienta”, relató el tucumano. El resto es historia conocida: la Conmebol dispuso la descalificación de Boca, y River -que ya había ganado el partido de ida por 1-0 en su estadio- avanzó a los cuartos de final de un certamen que tiempo después lo vería como campeón.
Kranevitter, que por entonces tenía 21 años, lamentó el episodio y deseó: “Ojalá nunca más le pase a nadie, fue una desesperación increíble”.
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