En 2014, Gerónimo Lutteral navegaba en la categoría optimist, una embarcación estable, que suele usarse para la formación de los más jóvenes. Pero descansando en la costa argentina, lo deslumbró un grupo de personas que practicaba un deporte que desconocía: kitesurf.
"Enseguida me puse a averiguar, hice un curso… Empecé recreativamente. Y un año atrás me metí en un campeonato. Me cambió la vida", le dice a Infobae este joven, de 17 años, oriundo de San Isidro, que será uno de los representantes de Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se desarrollarán en octubre en Buenos Aires.
¿Qué es el kitesurf? Es una disciplina que mezcla wakeboard, windsurf, surf y parapentete: el tripulante se desplaza en una tabla, traccionado por una cometa. "La sensación con la que describiría este deporte es… libertad", dice Gerónimo.
Lutteral, prácticamente, nació en el agua. "Desde chico, porque papá tenía un barco, un velero. Y nos metió", explica la génesis de su pasión, que hoy se transformó en "una responsabilidad".
Es que en la actualidad, Gerónimo va al colegio, pasa por su casa, y parte hacia el Cenard, porque "el entrenamiento físico es de todos los días. Se trabaja en el gimnasio y la parte aeróbica. En el agua se hace lo específico del deporte".
Claro que, con los Juegos Olímpicos de la Juventud tan cerca, en el colegio dejó de ser "el chico al que le gusta ese deporte raro" a ser observado con otros ojos.
"Hay un amigo que hace kitesurf conmigo. La mayoría de mis compañeros juegan al rugby o al fútbol. Al principio, cuando me iba de viaje a las competencias, creían que faltaba porque vivía de vacaciones, ja", cuenta.
Pues bien, el chico del "deporte raro" será olímpico en Buenos Aires 2018. Antes, tendrá sesiones de entrenamiento en Brasil, disputará el Mundial en China y el campeonato europeo. "Nunca pensé que iba a estar en un Juego Olímpico. Pasó todo de golpe", todavía intenta absorber el impacto positivo.
Gerónimo obtuvo una plaza para los Juegos al quedarse con la primera colocación en el torneo de Centro y Sudamérica que se llevó a cabo en enero, en República Dominicana. Se trató del primer gran torneo en el que se impuso. Luego participó del selectivo TwinTip Racing, en Neuquén y el Río de La Plata. Y resultó un envión implacable para el sueño olímpico, en una actividad que tiene sus riesgos.
"En el kitesurf se fomenta el compañerismo. Cuando hay un accidente, si tenés que abandonar la competencia para ayudar a un rival, lo hacés. He presenciado varios accidentes: en Dominicana, por ejemplo, una chica se cortó dos dedos", detalla uno de los avatares de la disciplina, pero no lo amilana.
En su casa ("mi familia me acompañó siempre, desde un principio", agradece), tiene mueble propio para los trofeos que, dada su corta edad y su venturoso futuro, promete pedir ampliación. "Me encantaría ganar una medalla", se ilusiona. Si en tan poco tiempo consiguió todo lo que consiguió…
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