Trata de personas, un delito que atenta contra los más vulnerables

Las víctimas siempre son atraídas mediante engaños, los delincuentes se aprovechan de quienes están en condición de vulnerabilidad. ¿Cómo estar alertas? ¿Cómo denunciar situaciones sospechosas? Por Nadia Nasanovsky

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La explotación sexual es uno de los fines más habituales de los delitos de trata. Foto: AFP.
La explotación sexual es uno de los fines más habituales de los delitos de trata. Foto: AFP.

La trata de personas es un crimen con múltiples modalidades pero con un solo objetivo: la explotación. Se trata del ofrecimiento, la captación, el traslado, la recepción o la acogida de personas con este fin, ya sea dentro del territorio nacional, como desde o hacia otros países. Aunque no hay garantías, conocer los mecanismos más habituales a los que recurren los delincuentes y cuáles son sus objetivos permite estar más alertas para evitar caer en sus redes.

Los delitos de trata habitualmente responden a una estructura de criminalidad organizada, es decir que pueden ser cometidos por individuos o por grupos de individuos. Normalmente, intervienen no solo los propios traficantes y los propietarios de los centros de explotación, sino también diversos intermediarios, como transportistas, e incluso, agentes de seguridad corruptos.

"Cuando uno habla de 'trata de personas', no se habla solamente de explotación sexual, muchas veces se cree, pero eso deja de lado a otro tipo de víctimas, como las de la explotación laboral o las de la extracción de órganos", detalla Mariana Rocío Pérez, licenciada en Trabajo Social, fundadora y coordinadora general de la ONG Basta de Trata.

Es un delito que afecta a todas las clases sociales y, aunque más del 80 % de las víctimas, más precisamente víctimas de trata sexual, son mujeres, niñas y adolescentes, los varones también pueden convertirse en blanco de estas redes. "Hay que derribar mitos, entender que es un proceso integral que tiene que ver con todos. La trata atenta contra la voluntad de las personas, se les quita la libertad, la dignidad", explica Pérez.

"Uno a veces piensa que las víctimas están nomás en las whiskerías, pero no es así, pueden estar en una casa, salón de estética, en una plaza", subraya Pérez. Distinguir a las víctimas no es fácil, pero hay algunos indicios que pueden delatar la situación de explotación a la que está sumida. "Si vemos que a esa persona le cuesta comunicarse, que no tiene documentación, que no es de nuestra nacionalidad, que tiene miedo a hablar, esos son todos indicadores para ir teniendo en cuenta", señala.

La Asociación Civil Unidos por la Justicia, suma a esta lista otras características que pueden revelar que una persona es víctima de trata, por ejemplo, que esté convencida de que tiene que trabajar, incluso contra su voluntad, muestre temor y de a entender que sus movimientos están siendo controlados, que sufra lesiones físicas o que no sepa la dirección de su casa o de su trabajo.

En todos los casos, la característica común de las víctimas es su vulnerabilidad. "Los que terminan en estas redes siempre caen mediante un engaño", asegura Pérez. En general, la trampa empieza con la promesa de un buen sueldo, de trabajo en blanco, mentiras que solo serán desenmascaradas cuando sea demasiado tarde. "Al llegar al lugar se encuentran con que el sueldo no es el acordado, ni las tareas, ni los horarios; en fin, se encuentran con circunstancias que hacen ver que no es un trabajo, sino explotación", detalla Pérez.

A nivel nacional existe una línea telefónica gratuita, la 145, que recibe denuncias anónimas desde cualquier punto del país, los 365 días del año. Los operadores derivan los casos a los organismos oficiales que correspondan en cada caso. Solo en esta línea telefónica se reciben un promedio de 100 llamados por día.

Los que terminan en estas redes siempre caen mediante un engaño

"Si vemos situaciones sospechosas, no hay que esperar, hay que denunciar y no convertirse así en parte de la situación", enfatiza la especialista. A la hora de hacerlo, se recomienda brindar datos contundentes, como detalles del lugar donde se da la situación de explotación, qué es lo que se observa, en qué horarios, qué acciones resultan sospechosas, cuáles son las personas que estarían siendo explotadas. Si se trata de situaciones en la vía pública, es importante recordar detalles como la intersección de las calles en donde sucedió el hecho, la patente y color del vehículo involucrado. A mayor cantidad de detalles, más probabilidades de resolución favorable del caso.

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*La versión original de esta nota será publicada en la revista DEF N. 122