La Sagrada Familia transformó el perfil de Barcelona al superar los 155,58 metros de altura con su torre de Jesucristo, convirtiéndose en el edificio más alto de la ciudad y desplazando a la Torre Mapfre y al Hotel Arts, ambos de 154 metros.
Este avance, confirmado el 1 de agosto de 2025 por fuentes de la Sagrada Familia y recogido por EFE, representa un momento relevante para la capital catalana y para el legado arquitectónico de Antoni Gaudí.
La torre de Jesucristo, situada en el corazón del templo, no solo dejó atrás a los rascacielos más reconocibles de Barcelona, sino que también materializó la visión original de Gaudí: la Sagrada Familia debía sobresalir en la ciudad, aunque permanecería por debajo de las montañas circundantes.
Según la Junta Constructora, la torre central alcanzará en los próximos meses su altura definitiva de 172,5 metros, apenas inferior a los 177 metros de la montaña de Montjuïc, en sintonía con la convicción de Gaudí de que “una construcción hecha por el ser humano nunca debía superar la obra de Dios”, es decir, la naturaleza.
Historia y evolución del templo
El avance de la torre de Jesucristo marcó un hito en la historia de la Sagrada Familia, cuya construcción comenzó en 1882 y atravesó etapas de auge, interrupciones y renovaciones. Gaudí asumió el proyecto en 1883, renovando el diseño neogótico inicial al inspirarse en formas orgánicas y la naturaleza.
A partir de 1914, dedicó todos sus esfuerzos al templo, estableciendo las bases de una obra que, tras su muerte en 1926, continuó bajo la dirección de sus discípulos, pese a los daños sufridos durante la Guerra Civil, incluidos planos y maquetas originales perdidos.
La previsión actual es que la torre de Jesucristo esté terminada a finales de 2025. Sin embargo, la culminación de la basílica enfrenta varios retos constructivos y urbanísticos. Destaca, entre los desafíos, la finalización de la fachada de la Gloria, la entrada principal cuyo desarrollo vertical ya comenzó.
El proyecto incluye una escalinata que atravesaría la calle Mallorca, lo que requiere la expropiación y demolición de varias viviendas, un proceso en negociación con el Ayuntamiento de Barcelona y los vecinos afectados.
Diseño, simbolismo y capacidad
El diseño ideado por Gaudí contempla 18 torres, cada una con un sentido específico: doce dedicadas a los apóstoles, cuatro a los evangelistas, una a la Virgen María y la central, la más alta, a Jesucristo.
En la actualidad, ya se completaron las torres de los evangelistas y la de la Virgen María, que, con 138 metros, es la segunda más alta del conjunto.
La basílica, que tiene una planta en cruz y mide 95 metros de largo por 60 de ancho, puede recibir hasta 13.000 personas. Destacan los pináculos revestidos con mosaicos de colores intensos y las tres fachadas —el Nacimiento, la Pasión y la Gloria—, que reflejan el profundo valor simbólico y artístico del proyecto.
A lo largo de sus más de 140 años de historia, la Sagrada Familia protagonizó múltiples momentos destacados: desde la colocación de la primera piedra en 1882, la inauguración de la capilla de San José en 1885, la finalización del campanario de San Bernabé en 1925, hasta la inclusión de la fachada del Nacimiento y la cripta como Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2005. En 2010, el papa Benedicto XVI consagró el templo al culto y lo declaró basílica menor, reafirmando su rol espiritual y cultural.
Financiación y futuro
La financiación de la Sagrada Familia dependió exclusivamente de donaciones, lo que condicionó el ritmo de la obra y convirtió su edificación en un proceso intergeneracional.
Tras las interrupciones derivadas de la Guerra Civil y, más recientemente, de la pandemia de COVID-19, los trabajos continuaron gracias a nuevas tecnologías y el respeto a las directrices de Gaudí. En los últimos años se completaron las torres de los evangelistas y la torre central ya domina el horizonte barcelonés.
Según la información suministrada, la finalización total de la Sagrada Familia se prevé en unos diez años, aunque la instalación de los elementos decorativos podría prolongarse durante un periodo adicional. La basílica continúa su camino hacia la culminación de un sueño arquitectónico que, generación tras generación, dio forma a la identidad y al perfil urbano de Barcelona.