Cientos de mercenarios colombianos han sido reclutados para combatir en la guerra civil de Sudán, integrándose a las filas de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), una facción paramilitar acusada de crímenes de guerra en la región de Darfur.
De acuerdo con una investigación exclusiva publicada por The Guardian, la participación de estos exmilitares sudamericanos ha sido facilitada por la empresa británica Zeuz Global, dirigida por el italocolombiano Álvaro Andrés Quijano Becerra, residente en Emiratos Árabes, y el hispanocolombiano Mateo Andrés Duque Botero, quienes recientemente fueron sancionados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por su implicación directa en el conflicto sudanés.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel
El papel de Zeuz Global, según detalla The Guardian, no se limita al reclutamiento de combatientes adultos. La investigación señala que la compañía, bajo la dirección de Quijano Becerra y Duque Botero, ha estado involucrada en la captación y entrenamiento de menores para las RSF, así como en la formación tecnológica de los mercenarios, especialmente en el manejo de drones.
Estos dispositivos han sido determinantes para que las RSF tomaran el control de El Fasher, capital de Darfur, en una batalla que ha dejado 60.000 muertos y una serie de crímenes de guerra documentados.
Mike Lewis, investigador independiente y exintegrante de un panel de expertos de la ONU sobre Sudán, declaró a The Guardian que “esas armas (los drones de largo alcance) requieren ayuda externa para operar, y sabemos que la operación de mercenarios colombianos ha sido un componente fundamental de esta asistencia externa”.
Lewis también criticó la permisividad legal en el Reino Unido, calificando la facilidad para crear empresas como Zeuz Global como “un pasaporte para los criminales”.
El experto subrayó que esquemas similares, con participación de ciudadanos británicos, se han detectado en conflictos armados en Libia y Corea del Norte.
La presencia de colombianos en Sudán no es un fenómeno reciente. Hace dos meses, The Guardian ya había publicado un reportaje en el que un mercenario identificado como Carlos relataba su experiencia reclutando y entrenando menores para las RSF.
En sus palabras: “La guerra es negocio”, destacando la reputación de profesionalismo que los exmilitares colombianos han adquirido en escenarios de conflicto internacional.
En agosto de 2025, la Unidad Investigativa de Noticias Caracol difundió videos y testimonios que documentan la participación de exmilitares colombianos en Sudán, mostrando la crudeza de una guerra que ha dejado millones de víctimas civiles.
En las grabaciones, se observa a un grupo de colombianos atrincherados bajo fuego enemigo, intentando rescatar a un compañero herido.
Durante la operación, uno de los combatientes exclama: “Cayó Pelusa, el Flaco quedó allá... no lo pudimos ver”, mientras otros sostienen al herido y se escuchan disparos de fondo.
En otro momento, un exmilitar colombiano solicita ayuda a integrantes paramilitares en inglés precario: “My friend, compa, two two two. Pa’ que nos ayuden acá a apoyar a estos manes... Vamos a ir replegando pa’ sacar a este man. Ese es el problema”.
Las imágenes y testimonios recogidos por el medio de comunicación confirmaron que los colombianos forman parte activa de uno de los bandos señalados por prácticas genocidas en el conflicto sudanés, integrándose a las RSF en una guerra civil que se prolonga desde hace dos años contra el régimen militar que gobierna Sudán, especialmente en la región de Darfur.
La participación de exmilitares colombianos en el conflicto sudanés evidencia la internacionalización de la guerra, el involucramiento de empresas extranjeras en la contratación de combatientes y la utilización de nuevas tecnologías en el campo de batalla. Los testimonios y las investigaciones periodísticas han puesto en relieve la compleja red de intereses que facilita este tipo de operaciones, involucrando tanto actores privados como vacíos legales en distintos países.