El reciente anuncio del hallazgo de tres nuevas especies de reptiles marinos en Colombia ha marcado un hito en la paleontología suramericana.
Según el Comunicado 16 de 2025 del Servicio Geológico Colombiano (SGC), estos fósiles, descubiertos en los departamentos de Boyacá, Santander y Cundinamarca, representan géneros y especies nunca antes registrados en la región.
El descubrimiento amplía el conocimiento sobre la historia natural del continente y posiciona a Colombia como un referente internacional en investigación paleontológica.
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Los fósiles corresponden a un pliosaurio, un mosasaurio y un ictiosaurio, todos datados entre 114 y 89 millones de años atrás, en pleno Cretácico, cuando el territorio colombiano formaba parte de un extenso mar.
El análisis de estos ejemplares, realizado por paleontólogos del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez del SGC, incluyó excavaciones de campo, tomografías computarizadas, modelación 3D y comparaciones con colecciones internacionales.
De acuerdo con el comunicado, estos procedimientos permitieron identificar rasgos anatómicos inéditos y confirmar la relevancia de los hallazgos para la ciencia mundial.
El primer hallazgo corresponde al pliosaurio Boyacasaurus sumercei, identificado a partir de dos especímenes encontrados cerca de Villa de Leyva, Boyacá, con una antigüedad aproximada de 114 millones de años.
Esta nueva especie, descrita por Cristian Benavides-Cabra y su equipo, presenta una proyección extremadamente larga en el hueso paraesfenoides del paladar, una característica que lo distingue de otros pliosaurios del Cretácico.
Benavides-Cabra, citado en el Comunicado 16 de 2025, destacó: “Esto es lo que lo separa de los demás pliosaurios del Cretácico y lo que genera la duda de si está relacionado con otros más antiguos”.
Además, el Boyacasaurus posee dientes subtrihedrales, una morfología que se creía extinta mucho antes de la época en que vivió este ejemplar, lo que desafía las ideas previas sobre la evolución de estos reptiles.
El segundo fósil, Oneirosaurus caballeroi, es un mosasaurio descubierto en Lebrija, Santander, con una edad estimada de 89 millones de años. Su nombre hace referencia tanto a su excepcional estado de conservación como a la familia Caballero, responsable de su hallazgo y donación al SGC.
El proceso de mineralización con sílice y calcita permitió la preservación de estructuras cartilaginosas delicadas, un hecho poco común en el registro fósil. Según el Comunicado 16 de 2025 y las declaraciones de José Alejandro Narváez, investigador del SGC, “el mosasaurio es el más joven de los tres reptiles estudiados, y tiene una mezcla de rasgos que desafía las clasificaciones sencillas. Por eso es tan valioso”.
Entre sus características más notables se encuentra la presencia de dos forámenes externos para los nervios X, XI y XII, una configuración única que lo distingue de otros mosasaurios conocidos.
El tercer hallazgo corresponde a un ictiosaurio tunosaurio, identificado como el primer registro de este grupo para el período Albiano en Suramérica.
El fósil, hallado en el lecho del Río Síquima, cerca de Guayabal de Síquima, Cundinamarca, tiene una antigüedad de aproximadamente 110 millones de años. Daniel Pomar, investigador del SGC, explicó en el Comunicado 16 de 2025 que el ejemplar consiste en un segmento del esqueleto axial con fragmentos de costillas, vértebras y posibles partes de las aletas.
La asignación a Thunnosauria se fundamenta en la forma de “8” de las costillas, y el tamaño de las vértebras sugiere que se trataba de un individuo de gran tamaño. Pomar subrayó: “Lo especial de este individuo es que no se habían registrado ictiosaurios para el período Albiano en Suramérica. En Colombia tenemos algunas especies de ictiosaurios, pero son un poco más antiguas”.
El impacto de estos descubrimientos trasciende el ámbito científico. Según el Comunicado 16 de 2025 y las declaraciones de Narváez, los fósiles refuerzan el patrimonio paleontológico colombiano y ofrecen un alto potencial educativo, cultural y turístico.
El SGC destaca que estos estudios ratifican a Colombia como un epicentro de la ciencia paleontológica, resaltando la diversidad y la calidad de preservación de los animales marinos del Cretácico. Además, el proceso de investigación, que incluyó técnicas avanzadas como la tomografía computarizada y la modelación 3D, contribuye al desarrollo de capacidades científicas nacionales y a la formación de nuevas generaciones de investigadores.
Narváez hizo un llamado a la sociedad para proteger y valorar el patrimonio paleontológico del país, subrayando la importancia de la colaboración entre ciudadanos, instituciones y comunidad científica para garantizar la conservación y el estudio de estos recursos únicos.
El descubrimiento de estos tres reptiles marinos no solo enriquece el conocimiento sobre la vida prehistórica de Suramérica, sino que también impulsa el compromiso colectivo con la investigación y la protección del legado geológico y paleontológico de Colombia.