El anuncio del arancel del 0% para insumos textiles y de cuero volvió a encender el debate en una de las industrias más emblemáticas del país. El Gobierno de Gustavo Petro aseguró que la medida busca impulsar la confección nacional, pero varios sectores advierten que podría desatar consecuencias graves para la cadena productiva local.
El decreto, que entrará en vigor tras la firma presidencial, establece que durante los próximos dos años no se cobrará arancel a diecinueve subpartidas arancelarias correspondientes a materias primas y telas utilizadas en el sector confección. La decisión se aplicará únicamente a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales vigentes con Colombia.
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Según el documento, la iniciativa fue recomendada por el Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior, que en su sesión del 4 de septiembre concluyó que esos insumos “no cuentan con registro de producción nacional”. Para el Ejecutivo, la medida representa una estrategia para reducir los costos de fabricación, aumentar la competitividad frente a las importaciones baratas y fortalecer las exportaciones de confecciones y marroquinería.
El presidente Petro defendió la decisión asegurando que su propósito es “proteger y expandir las confecciones textiles y con cuero que dan más riqueza, más valor agregado y más trabajo”. El planteamiento, sin embargo, no convence a todos.
La industria textil-confección es una de las que más empleo genera en el país. Según cifras de Inexmoda, el sector ocupa a 1,4 millones de personas, de las cuales el 83% pertenece al segmento de confección. Solo entre enero y abril de 2025, más de 507.000 trabajadores dependían directamente de esta actividad.
No obstante, los empresarios advierten que la competencia internacional, sobre todo de China e India, ya puso a prueba la resistencia de las fábricas locales. En lo corrido del año, las importaciones textiles sumaron USD1.183 millones, de los cuales más de la mitad provino de esos dos países, que ahora serían los mayores beneficiados con la eliminación del arancel.
El presidente de Analdex, Javier Díaz, expresó su preocupación: “Nos preocupa el 0% de arancel en la hilatura, porque eso puede significar la desaparición de las pocas hilanderías que quedan en Colombia. En ese sentido, quedaríamos sin hilos de origen nacional y no podríamos cumplir con la norma de origen para exportar nuestras confecciones hacia Estados Unidos. ¿Vamos a perder la posibilidad de exportar nuestras confecciones a ese país?”.
Desde Inexmoda también alertan que el decreto rompe con la tradicional “escalera arancelaria”, que protegía la producción local de insumos como fibras e hilos (gravados en promedio con un 10%), frente a un 40% en prendas terminadas. Aunque reconocen que el 0% puede reducir costos a corto plazo, advierten que, “debilita la protección de las hilanderías y del sector algodonero”, ambos eslabones esenciales del tejido industrial.
En contraste, otros actores del sector ven la medida como una oportunidad para abaratar la producción y competir con plataformas internacionales como Temu y Shein, que ganan terreno en el mercado colombiano con precios imposibles de igualar. Para ellos, el alivio en los costos de importación permitiría equilibrar las condiciones y mantener miles de empleos en la confección.
El borrador del decreto también sostiene que la reducción arancelaria “permite garantizar el objetivo de promover el sector sin comprometer a los productores que participan en otros niveles de la cadena”, limitándose únicamente a insumos que no se fabrican en el país.
Sin embargo, los expertos insisten en que las políticas deben considerar a toda la cadena textil, desde el cultivo de algodón hasta la confección final. Aunque la intención del Gobierno apunta a fortalecer la productividad, un error de cálculo podría dejar sin base a la industria nacional.