Tras la divulgación de estadísticas sobre la pobreza en Colombia, el alcalde mayor de Bogotá, Carlos Fernando Galán, se pronunció en sus redes sociales para destacar el desempeño de la capital en comparación con la media nacional.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reveló que, durante 2024, el índice de pobreza monetaria en el país se redujo del 34,6% al 31,8%, la cifra más baja desde 2012. Este descenso representa la salida de aproximadamente 1.267.000 personas de la condición de pobreza, mientras que 420.000 lograron superar la línea de pobreza extrema.
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Desde su cuenta oficial de X, Galán afirmó que “la pobreza monetaria extrema cayó casi el doble en Bogotá que en el total nacional”. El mandatario local respaldó su afirmación con datos del mismo Dane, los cuales reflejan que Bogotá registró una disminución de 4,6 puntos porcentuales en pobreza monetaria —al pasar de 24,2% a 19,6%—, mientras que la pobreza extrema se redujo en 1,7 puntos porcentuales, cayendo de 5,9% a 4,2% entre 2023 y 2024.
Estas cifras implican que, en tan solo un año, cerca de 352.000 personas dejaron de vivir en situación de pobreza en Bogotá, y 134.000 salieron de la pobreza extrema. Según el alcalde, estos resultados posicionan a la capital como protagonista en la mejora de los indicadores sociales del país. “Bogotá aporta 1 de cada 3 personas que salen de la pobreza en Colombia”, aseguró en su mensaje.
El mandatario distrital identificó tres factores como determinantes en esta evolución positiva: primero, las modificaciones introducidas en las transferencias económicas a hogares vulnerables, las cuales fueron diseñadas con criterios de focalización y sostenibilidad. Segundo, un dinamismo económico superior al promedio nacional, que según Galán permitió mayor generación de ingresos y empleo formal. Y, tercero, una disminución en la inflación, que incidió en la recuperación del poder adquisitivo en los hogares más afectados.
Los informes del Dane, compartidos por el mismo alcalde Galán, permitieron contrastar el panorama de Bogotá con el de otras ciudades principales. Medellín, por ejemplo, mostró una caída en la pobreza monetaria de 2,3 puntos porcentuales (de 24,1% a 21,8%) y en la pobreza extrema de 1 punto (de 5,2% a 4,2%).
En Cali, el descenso fue más leve: la pobreza monetaria pasó de 25,3% a 24,3%, mientras que la pobreza extrema apenas bajó de 8,4% a 7,8%. Estos datos sitúan a Bogotá como una de las capitales con mejor desempeño en el combate a la pobreza durante el periodo 2023-2024.
En cuanto al comportamiento nacional, la pobreza extrema cayó de 12,6% a 11,7%, una reducción de 0,9 puntos porcentuales. Galán destacó que el descenso observado en Bogotá fue “casi el doble del promedio nacional”, en una situación en la que las mejoras generales son valoradas por su impacto sobre millones de ciudadanos, pero siguen mostrando que la desigualdad estructural permanece inalterada en términos relativos.
A pesar de la mejora en los promedios nacionales y del éxito relativo en grandes ciudades como Bogotá, los especialistas insisten en que estos avances requieren de continuidad y consolidación. Las políticas públicas deben contemplar no solo el acceso a ingresos, sino también la reducción de brechas territoriales, educativas, de salud y laborales que afectan la movilidad social.
De momento, desde la Administración distrital se reafirmó el compromiso con estrategias orientadas a proteger a la población más vulnerable. Galán mencionó que su administración está enfocada en garantizar “una Bogotá más equitativa, donde las oportunidades sean reales y alcanzables”. También reiteró que continuará priorizando programas sociales que incidan directamente en la mejora de condiciones materiales de vida, junto con medidas que estimulen el crecimiento económico local.
Así, los datos del Dane dan cuenta de una mejoría en la situación socioeconómica general del país, pero destacan particularmente el avance de Bogotá, cuyas cifras superan con holgura el promedio nacional.
El énfasis que hizo el alcalde en los factores que permitieron esta evolución señala una hoja de ruta concreta: rediseño de transferencias, fortalecimiento de la economía y control de la inflación. Ahora el desafío será sostener esa tendencia, ampliar su alcance y cerrar las brechas que aún persisten en otras regiones del territorio nacional.