Una hora de racionamiento de energía al día le permitiría ahorrar muchísimo dinero a los colombianos

En junio de 2023 la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) declaró la llegada del fenómeno de El Niño. Para Colombia esto implicó una afectación climática con menores lluvias de lo habitual. La consecuencia más reciente se dio el 20 de abril cuando el porcentaje de utilización de los embalses alcanzó su nivel más bajo en lo corrido del siglo XXI al situarse en 28,7%, apenas por encima del punto crítico definido por la Comisión de Regulación de Energía y Gas de 27%.

De haberse superado a la baja dicho umbral, el país habría tenido que tomar medidas de racionamiento, no solo de consumo de agua como se decidió en Bogotá, sino que seguramente también de energía.

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De acuerdo con un análisis de Investigaciones Económicas (IE) del Banco de Bogotá, la evolución de la demanda de energía no regulada, aquella que excluye el consumo residencial y de pequeñas industrias y comercios, tiene una estrecha relación con el crecimiento de la actividad económica del país al ser un insumo relevante en el proceso productivo de varios sectores económicos. Esto explica en gran medida que el racionamiento de energía sea una de las últimas alternativas, si no la última, para hacer frente a las sequías.

“El nivel de los embalses se ha venido recuperando desde el mínimo mencionado (a 36% el 9 de mayo) gracias al mayor nivel de lluvias, moderando los temores de racionamiento de energía en el corto plazo”, dice el análisis liderado por el director de Investigaciones Económicas y Análisis de Mercado de la entidad, Camilo Pérez Álvarez.

Sin embargo, también anota que en un momento donde las autoridades esperan hacer cambios a la matriz energética del país, reduciendo la relevancia de las fuentes térmicas que en abril representaron 54% del total de la generación, la provisión de energía podría verse comprometida si las decisiones no se basan en criterios técnicos.

Por lo anterior, cuantificar el impacto económico de la insuficiencia energética se hace clave. Cálculos de IE indican que el costo de una hora al día de racionamiento de energía se ubica entre $175.000 millones y $204.000 millones, dependiendo de la hora del día en la que se aplique el corte.

También se observa la demanda sectorial de energía y el potencial impacto de la insuficiencia energética en el país. El sector con mayor impacto sería la manufactura, que consume 43% del total de la energía no regulada. A esta le siguen la minería con 26% del total y el comercio con una participación de 6%. El impacto sectorial también es diferenciado por la hora del día en la que se imponga el racionamiento, con sectores en que la afectación es homogénea a lo largo del día y otros donde no.

IE destaca que, además de representar una gran parte de la demanda de energía, estos tres sectores históricamente han representado cerca de una cuarta parte del total de la producción del país (24% del Producto Interno Bruto - PIB- ), así como el 30% del total de los empleos. De esta forma, la afectación económica por cuenta de un racionamiento de energía tendría consecuencias amplias en la actividad y el empleo del país.

“El grado de impacto sobre la actividad económica dependerá de la hora en la que se decreten los racionamientos. La última vez que Colombia experimentó alguna medida similar fue entre 1992 y 1993 donde, a raíz del fenómeno de El Niño, el Gobierno de ese entonces decretó cortes de energía después de las 6:00 p. m., principalmente”, recordó.

Estimaciones de IE indican que, si se replicara algo como lo vivido en los años noventa, con un racionamiento entre las 6:00 p. m. y las 12:00 a. m., el impacto para la actividad diaria sería de $1.1 billones. Es decir, si fuera necesario implementar esta medida durante un mes (o treinta días), el costo mensual rondaría los $35 billones, equivalente al 26% del total del PIB de dicho periodo. El choque ocasionado por una insuficiencia energética sería comparable con la experimentada por el covid-19, cuando los sectores identificados como los más sensibles al corte de energía tuvieron caídas trimestrales entre -20% y -30%.

En conclusión, la seguridad y el abastecimiento energético del país es fundamental para el buen desarrollo de la actividad productiva y la generación de empleo en el país.

“Si bien en la actualidad los temores de racionamiento de energía se encuentran contenidos, las anomalías climáticas estarán a la orden del día y la planificación de las autoridades para evitar estas medidas es fundamental”, precisó el análisis de IE del Banco de Bogotá.

A su vez, resaltó que las medidas entorno a la seguridad energética tendrán un rol clave no solo en el cambio climático, sino en la producción y los ingresos de los colombianos.