“Pensaron que era cariñosa”: tiktoker con apariencia femenina denunció discriminación en discotecas de Medellín

Esta no sería la primera vez que le niegan la entrada a discotecas y restaurantes del sector de Provenza

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Al salir a discotecas o restaurantes con amigas, les han negado la entrada, argumentando que dos mujeres no pueden ingresar sin acompañamiento - crédito @sebasc0423 / Instagram
Al salir a discotecas o restaurantes con amigas, les han negado la entrada, argumentando que dos mujeres no pueden ingresar sin acompañamiento - crédito @sebasc0423 / Instagram

El carisma y las ocurrencias del tiktoker paisa Sebas Correa lo han ayudado a conseguir doce millones de seguidores en redes sociales y visibilizar a las personas de genero fluido o apariencia andrógina, del amplio espectro LGBT+.

Sin embargo, con todo y el reconocimiento alcanzado en plataformas digitales, él sigue siendo víctima de actos de discriminación en el sector de Provenza (Medellín) al que locales, turistas y cantantes acuden con regularidad los fines de semana.

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Según comentó en un video publicado a principios de marzo en sus redes sociales, no iban a dejarlo “entrar a un lugar porque pensaron que era cariñosa. Para nadie es un secreto que a mí me gusta vestirme prepagette (estilo prepago), como si trabajara con la dea (con la de abajo), pero ese día estaba muy normal”, con tenis, un crop top blanco y chaqueta y pantalón rosa brillante.

Esta no es la primera vez que Sebas es rechazado a la entrada de un establecimiento en la famosa zona rosa de Medellín - crédito sebasc0423 / Facebook

“Estaba en un cumpleaños y se acabó, pero yo seguía PPP (puesto pal perreo), entonces me fui para la zona rosa de Medellín, que se llama Provenza. Yo estaba con una amiga y buscamos una discoteca que estaba abierta y es como famosa”, explicó.

Intentaron encontrar un lugar en el cual continuar la fiesta y recordaron cierto establecimiento del que habían escuchado buenas referencias. Sin embargo, una vez trataron de ingresar se llevaron una sorpresa desagradable, que terminó por arruinarles la noche.

“Llegué a la discoteca, pregunté cuánto costaba el cover, me dijeron que 30.000 por persona y cuando iba a pagar una de las trabajadoras de seguridad me preguntó quienes íbamos a entrar, entonces, le respondí que yo y una amiga y nos dijo que no podíamos”.

Al salir a discotecas o restaurantes con amigas, les han negado la entrada, argumentando que dos mujeres no pueden ingresar sin acompañamiento - crédito @sebasc0423 / Instagram
Al salir a discotecas o restaurantes con amigas, les han negado la entrada, argumentando que dos mujeres no pueden ingresar sin acompañamiento - crédito @sebasc0423 / Instagram

A Sebastián le pareció extraña su respuesta, ya que el lugar no tenía un código de vestimenta y, a simple vista, ni él ni su amiga incumplían las normas de seguridad. O eso pensaban hasta que una trabajadora en la entrada les advirtió que “dos mujeres no podían entrar solas a la discoteca”.

Entonces, se vio obligado a explicarle que, aunque tenía una apariencia femenina, en realidad, era un hombre. Pero nadie quiso escucharlo: “yo no estaba entendiendo, tenía una rabia. Ese día me fui echando humo, les escribí por Instagram, pero me tocó quedarme vestido y alborotado e irme pa’ mi casa”.

“Después me contaron que era porque pensaron que íbamos a dar un servicio. Pero esta no es la única vez, me ha pasado ya dos veces. Resulta que fui otra vez a Provenza, una calle con negocios, discotecas y restaurantes, donde se supone que todo el mundo puede entrar porque es una calle”.

Al salir a discotecas o restaurantes con amigas, les han negado la entrada, argumentando que dos mujeres no pueden ingresar sin acompañamiento - crédito @sebasc0423 / Instagram
Al salir a discotecas o restaurantes con amigas, les han negado la entrada, argumentando que dos mujeres no pueden ingresar sin acompañamiento - crédito @sebasc0423 / Instagram

En aquel entonces, ni estaba de noche ni trataron de ingresar a un establecimiento, pero, al igual que en su denuncia reciente, trataron de frenarlo a la entrada, bajo la excusa de no contar con una reserva:

“Ese día iba hecho todo un bizcocho, iba pa’ un restaurante con dos amigas a celebrar el cumpleaños de una de ellas, cuando entrando a Porvenza me para un man y me pregunta que pa’ dónde íbamos, entonces, muy formal le expliqué que íbamos pa’ tal restaurante”.

No contento, les preguntó si tenían reserva y al contestarle que no, intentó negarles la entada: “Le dije que si no me dejaban a entrar a ese restaurante pues me metía a otro, pero, en todo caso, era problema mío. Sin embargo, él no me quería dejar entrar y me salí de los chiros, le dije hasta de qué se iba a morir, tenía tanto calor en un momento que pensé que le iba a dar, pero uno de sus compañeros” intercedió y los dejó pasar.

“Resulta que también pensaron que era prepaguette, lo cual no me ofende porque una cariñosa nunca se ve fea, entonces, eso significa que estaba divina”, bromeó, tratando de verle el lado amable a un caso evidente de discriminación de género, a manos de los guardias de seguridad en Provenza.