Los paisas y otros colombianos que han llegado a establecerse en Medellín no hayan qué hacer con el incremento en los precios tras la pandemia del covid-19. Denuncian que el transporte, la alimentación, el ocio y la vivienda se han vuelto un lujo, en una ciudad con 27,6 % de habitantes en condición de pobreza.
A las voces de auxilio por el costo desmedidos en algunos productos y servicios se suma la del podcaster y creador de contenido Juan Sebastián Baque, que, en contra todas las advertencias, decidió irse a vivir a la capital de Antioquia, a finales del 2023.
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“Medellín es más caro que Bogotá y no lo debato con nadie e, inclusive, me atrevería a decir que en muchas cosas es más caro que Cartagena. Desde que dije que me iba a venir a vivir para acá empecé a escuchar a personas que me decían que Medellín estaba muy caro, que el nivel de vida, el costo de vida había subido un montón... que los arriendos, que la comida, que las salidas a rumbear, que los transportes, que todo estaba carísimo. Y yo lo creía, pero dije: ver para creer”, lamentó un video compartido a través de su cuenta en la red social TikTok.
Y es que, incluso, con las denuncias por cobros excesivos en Cartagena, se atreve a decir que el costo de vida puede ser más elevado en Medellín, sobre todo si espera cumplir con ciertos estándares de comodidad.
“No podía creer que esta vaina fuera más cara que Bogotá y que Cartagena. Mis papás, mis tías y algunos amigos que no venían desde hace mucho tiempo a Medellín me dijeron que era imposible, que no podía ser, que iba a ahorrar un montón de plata estando aquí y podría conseguirme un apartamento espectacular, gigante, ubicado en la mejor zona de la ciudad y me iba a salir a la mitad de lo que salía en Bogotá”.
Su primer gran problema al llegar a la ciudad de la eterna primavera fue encontrar un apartamento de soltero para alquilar. Las opciones, a pesar de ser una ciudad en continuo desarrollo, son limitadas y, cuando las hay, los precios están por los cielos.
“No podían estar más equivocados. Más equivocados, imposible. Me he dado cuenta de dos cosas sobre los apartamentos en Medellín: 1. la mayoría de los apartamentos para una persona soltera, que está buscando un cuarto, un apartaestudio o algo pequeño, la gente los quiere poner para Aribnb. He llamado a miles de apartamentos y me dicen que no, que las estadías a largo plazo no están autorizadas y yo ahí entiendo al propietario, porque si yo fuera el dueño y me pagan una millonada por estadías por día y le gano mucha más plata, pues es entendible, aunque el afectado es uno, que es local y busca en donde vivir”.
Con la llegada en masa de extranjeros a la capital paisa, los dueños de apartamentos e inversores en bienes raíces han optado por alquilar por días; ya que, en un solo mes pueden hacerse lo que conseguirían e un año de alquilar a largo plazo.
“2. Lo que he encontrado que está disponible para alquilar a largo plazo es carísimo, carísimo, carísimo. He hecho el trabajo de comparar con mis amigos, con mi primo, con mi cuñado, de lo que ellos pagan en Bogotá por algo similar a lo que yo quisiera arrendar acá (un apartaestudio, en una zona bien ubicada, que no sea tan caro, que tenga un edificio lindo), oigan, pagan mucho menos o menos de lo que yo voy a tener que pagar acá en Medellín. Tenía un presupuesto muy distintito al que seguramente voy a tener que desembolsar mes a mes para poder vivir acá bien, pero ya les creo. Les creo de verdad que Medellín estaba muy caro, porque sí está muy caro”.
En los últimos cuatro años, según AllTheRooms.com, el número de apartamentos en renta se ha duplicado, llegando a 7.000, pero, aun así, en sectores como El Poblado, el precio por apartamento puede ser tres veces mayor; lo que, algunos locales conectan directamente con el fenómeno de la gentrificación.
“Cuando no hay una regulación de las estadías largas de los extranjeros en nuestros países, ahí hay un problema. Esto está pasando en Medellín en Bogotá y en Cartagena, pero pasa en otros países. Pasa en México, en Indonesia y otras naciones en las que estas personas, que son nómadas digitales y trabajan a distancia o remotamente, pues, simplemente, vienen a nuestros con su moneda fuerte (dólares o euros) y les parece muy barato vivir acá, pero no hay una regulación sobre su tiempo de estadía, sus permisos de trabajo, no pagan impuestos de absolutamente nada y como todo les parece más barato, entonces, los precios comienzan a subir, la llamada gentrificación (...) debemos tener cuidado porque no podemos desplazar a nuestra población local por personas que vienen a hacer lo que se les venga en gana, sin ningún tipo de control”, insistió Baque.