Por qué Estados Unidos se llama así: la verdad sobre el “descache” del presidente Petro

En su discurso de “perdón” a las víctimas de falsos positivos y sus familias, el mandatario se descachó: el nombre de ese país nació 100 años antes de la Guerra de Secesión

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El mandatario habría confundido el momento en el que adoptaron su nombre actual con otro evento, ocurrido 100 años más tarde - crédito Colprensa
El mandatario habría confundido el momento en el que adoptaron su nombre actual con otro evento, ocurrido 100 años más tarde - crédito Colprensa

El presidente Petro sigue cometiendo desaciertos y compartiendo datos inexactos en sus intervenciones. Su nueva imprecisión fue en historia, en el discurso que realizó la noche del martes, 3 de octubre, en el acto de perdón por falsos positivos.

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El líder político del Pacto Histórico recordó a manera de ejemplo otras naciones que han logrado transitar hacia el “perdón social” tras un periodo de conflicto o guerra interna, entre ellas Alemania, España y Estados Unidos, país sobre el que Petro comentó: “Los Estados Unidos se recompusieron y se llaman así: Estados Unidos, porque antes estaban separados y se mataban entre sí, unos defendiendo la esclavitud y otros tratando de liberarse de la esclavitud. Semejante guerra. Se mataban entre sí y menos mal ganaron los que liberaron a los esclavos, porque otra hubiera sido la historia. Se recompusieron y por eso se llaman Estados Unidos”.

Quienes conocen de historia estadounidense notaron que Petro se refería a la guerra de Secesión o guerra civil, que en 1861 enfrentó a los estados de la unión (al norte del país, en pro de abolir la esclavitud) con los estados confederados (Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana, Texas, Virginia, Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte, que defendían la esclavitud).

Sin embargo, la guerra civil estadounidense terminó en 1865, con la victoria indiscutible de la unión, a más de 100 años de la declaración de independencia, en la que, por primera vez, Thomas Jefferson se refirió al documento como “La Declaración unánime de los trece Estados unidos de América”, antes conocidos como las Colonias Unidas.

El nombre, en sí, viene de las 13 divisiones territoriales que, en las costas de América del Norte, reclamaba como suyas el Reino Unido: Massachusetts, Nuevo Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia.

¿Desde cuándo los Estados Unidos se llaman de esa manera?

El 9 de septiembre de 1776, tras la firma de la declaración de independencia, el Segundo Congreso Continental nombró de manera oficial al país como Estados Unidos de América, aunque bien pudo haberse llamado ‘Freedonia’ o ‘Columbia’.

Pero fue su ubicación, al norte del continente, la que llevó al cartógrafo alemán Martin Waldseemüller a insistir en denominarlo América, ya en 1507, cuando elaboró un planisferio que, en su viaje por el hemisferio occidental, lo llevó a recordar al italiano Américo Vespucio y el papel que desempeñó en el descubrimiento del ‘nuevo mundo’.

Aunque, no fue hasta el periodo entre 1789 y 1797 que los pobladores locales llegaron a identificarse con el nombre, después de una ardua campaña del coronel Reed –promotor de la bandera– secundada por su jefe, el primer presidente de los Estados Unidos George Washington.

De ahí que las declaraciones del presidente se encuentren tan alejadas de lo que ocurrió en realidad. Un descache de 100 años que, a pesar de hacer referencia a periodos en los que Estados Unidos se encontraba en conflicto: la guerra de independencia y la guerra civil, ignora las consecuencias de cada una.

A raíz de la primera adquirieron autonomía económica y política de sus conquistadores, al igual que un nombre propio. Mientras, con la segunda, lograron evitar que los estados confederados, obedeciendo a las ganancias obtenidas del tráfico de esclavos, provenientes, en su mayoría, de África, terminaran separándose de la nación, que los padres de la patria lucharon por liberar de manos de los británicos, casi 100 años antes de que explotara la guerra de Secesión.

Aunque en algo tenía razón el presidente y es “que otra hubiera sido la historia”, no solo en los Estados Unidos o lo que hubiera quedado de ellos, sino en el resto del mundo, por cuenta de la influencia ejercida por dicha nación.