Carlos Noriega, el único peruano que viajó al espacio y llevó chicha morada para brindar con sus compañeros

Es, hasta el momento, uno de los cuatro hispanos en salir del planeta y regresar a salvo. Llevó un tumi, que le había obsequiado su madre, y el refresco originario de la región andina peruana para celebrar con los tripulantes.

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El peruano Carlos Noriega recibe ayuda con sus botas en el Centro Espacial Kennedy, Florida. /  (AFP)
El peruano Carlos Noriega recibe ayuda con sus botas en el Centro Espacial Kennedy, Florida. / (AFP)

Cuando a uno le preguntan de niño que es lo que quiere de ser de grande, generalmente responde médico, abogado, futbolista o cualquier otra profesión. Pero casi siempre hay algo en el camino que tuerce nuestros deseos. Hay otros pequeños, que sin saberlo, sí van a cumplir el sueño de su vida.

Como por ejemplo, Carlos Noriega, a quien el destino preparó y convirtió en el primer ciudadano peruano en ser enviado al espacio exterior. Esta es la historia de este camino de éxito que, todavía, no ha vuelto a ser repetido por otra compatriota.

ASÍ COMENZÓ TODO

Nacido un 8 de octubre de 1959, Carlos Noriega destacó en su colegio debido a la habilidad y destreza que tenía con las matemáticas y a las altas calificaciones que sacaba casi siempre.

Hasta allí, nada que más que un buen alumno, aplicado, responsable y buen hijo. Pero su vida daría un giro total cuando en 1969, a los 10 años, presenció al igual que millones de telespectadores la llegada de Neil Armstrong a la luna.

Esta es la tripulación del transbordador  Endeavour, con el especialista de la misión Carlos Noriega. / (AFP)
Esta es la tripulación del transbordador Endeavour, con el especialista de la misión Carlos Noriega. / (AFP)

Noriega no solamente vio cómo la bandera de los Estados Unidos era plantada en la superficie lunar, también escuchó, en vivo y en directo, aquellas palabras que pasarían a la posteridad y que nunca se las sacaría de la cabeza: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad” (en inglés: That’s one small step for [a] man, one giant leap for mankind).

Ya instalado en suelo estadounidense, se graduó en la Wilcox High School, en Santa Clara, California, en 1977.

Luego, becado por la Marina de los Estados Unidos, ingresó y se tituló en Ciencias de la Computación en la Universidad del Sur de California, en 1981.

Todo eso, mientras ascendía de manera exitosa en la milicia y obtuvo el grado de Teniente de Infantería de Marina. Ahí se especializó, entonces, en pilotaje de helicópteros.

Luego, llegaron dos máster más en 1990. Uno en informática y en otro en operaciones de sistemas por la Naval Postgraduate School, ambos obtenidos en 1990.

El especialista en carga útil del transbordador Atlantis, Carlos Noriega, saluda a los simpatizantes antes del lanzamiento. (AFP)
El especialista en carga útil del transbordador Atlantis, Carlos Noriega, saluda a los simpatizantes antes del lanzamiento. (AFP)

INGRESO A LA NASA

Todo iba bien en la Marina. Tenía trabajo y estudios. Pero Noriega todavía tenía ese ímpetu de seguir buscando nuevos retos en su vida profesional.

Justamente en ese camino de su propia felicidad se topó con una convocatoria para la NASA. “Ese es el lugar ideal para mí”, pensó. Sin perder más tiempo se apuntó con el firme propósito de alcanzar una plaza en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio. Ya era 1994.

La tripulación del transbordador espacial Endeavour, con el especialista de la misión Carlos Noriega en el 2000. (AFP)
La tripulación del transbordador espacial Endeavour, con el especialista de la misión Carlos Noriega en el 2000. (AFP)
Para el puesto de trabajo se presentaron un poco más de tres mil postulantes de todo el país. Pero su capacidad es de las especiales en este mundo y logró un lugar.

Una vez dentro, su rendimiento en las pruebas preliminares le permitieron llevar varios cursos de reparaciones y robótica espacial en el Centro Espacial Lyndon B. Johnson, de Houston, Texas.

Para mayo de 1996, Carlos Noriega fue asignado como especialista a una misión espacial. Su destino cada vez estaba más cerca.

UNA FECHA PARA LA HISTORIA

Hasta que llegó el 15 de mayo de 1997. El Perú estaba orgulloso de ver a su hijo en el cielo. Todos estuvieron atentos en las noticias, pues nadie quería ver un caso similar al ‘Challenger’ o al ‘Columbia’ con un connacional involucrado.

En escena la tripulación de la Estación Espacial Rusa Mir y la tripulación del  Atlantis (AFP)
En escena la tripulación de la Estación Espacial Rusa Mir y la tripulación del Atlantis (AFP)

El astronauta peruano, ya de 37 años en ese entonces, no era el único tripulante del ‘Atlantis’ pues con él iban un astronauta francés, un cosmonauta ruso y otros cuatro estadounidenses, incluyendo a uno cuyas raíces eran chinas.

El famoso transbordador dejó a un cosmonauta británico en la también reconocida mundialmente estación rusa MIR. Dos personas, ambos rusos, ya lo esperaban ahí para trabajar unido.

HOMENAJE AL PERÚ

Sabiendo que esta era una única oportunidad en la vida, Carlos Noriega no quiso dejar pasar la oportunidad de llevar algo de su cultura de origen hacia las estrellas. Es por eso que entre su material de vuelo, se las ingenió para llevar consigo una bandera de la tierra que lo vio nacer, un tumi (especialmente entregado por su madre para la ocasión) y chicha morada para brindar con sus compañeros cuando estuvieran instalados en el espacio. Más peruanidad, imposible.

El equipo del transbordador espacial Endeavour en el Centro Espacial Kennedy (AFP)
El equipo del transbordador espacial Endeavour en el Centro Espacial Kennedy (AFP)

En total, Carlos Noriega estuvo 221 horas con 20 minutos en el espacio y dio un total de 144 vueltas a la tierra. Y aunque estuviera a miles de kilómetros, la nostalgia lo invadió cuando desde lo lejos, al menos, vio al Perú.

Mientras estuvo en órbita, nuestro compatriota participó en el sexto acople con la estación espacial rusa MIR y trasladó casi 4 toneladas de suministros y equipo de experimentación desde el transbordador espacial a la estación espacial.

En el 2000 voló la STS-97, quinta misión dedicada al montaje de la Estación Espacial Internacional.

EL MOMENTO DEL RETIRO

Al regresar de su último viaje, siempre con ese espíritu de seguir aprendiendo, Noriega se capacitó para convertirse en comandante de reemplazo para la sexta edición de la Estación Espacial Internacional y luego como miembro de la tripulación de la STS-121. Esta vez no pudo cumplirlo por un problema médico. Ya era el 2004. Posteriormente, se dedicó a servir como Jefe de Sistemas de Ingeniería de Exploración en el Centro Espacial Johnson.

Finalmente, para enero del 2005, decide retirarse del cuerpo de astronautas y seis años más tarde, en agosto del 2011, de la NASA. Su último puesto fue como Director de Seguridad y Aseguramiento de la calidad del programa de constelaciones del Centro Espacial Johnson.

El astronauta Carlos Noriega y miembros de la tripulación saludan a los medios de comunicación luego del aterrizaje del transbordador 'Atlantis', en Florida. (AFP)
El astronauta Carlos Noriega y miembros de la tripulación saludan a los medios de comunicación luego del aterrizaje del transbordador 'Atlantis', en Florida. (AFP)

EN EL PERÚ

En 2014 regresó a Perú para participar como uno de los principales exponentes del programa de la embajada de los Estados Unidos Del Espacio a la Tierra: Promoviendo Ciencia, Tecnología e Ingeniería, en la Universidad Tecnológica del Perú (UTP). También viajó a Cusco, Arequipa, y ofreció una charla en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).

En estos días, ya instalado cómodamente en su casa de Houston (Texas), ejerce su carrera en el sector hidrocarburos y energía para una empresa privada. Pero de su mente nunca saldrá esa fantástica experiencia y ese grandísimo honor de haber sido el primer peruano en viajar al espacio.

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