El próximo lunes 19 de agosto comienza en la ciudad de Chicago la Convención del Partido Demócrata con vistas a la elección presidencial de noviembre 5. Se perfila como una Convención distinta a las más recientes dado lo inusual del proceso mediante el cual se consolidó la fórmula presidencial de Kamala Harris y Tim Walz.
Poco se sabe acerca de cómo sería una administración liderada por Kamala Harris. Su decisión de no dar entrevistas o participar en conferencias de prensa hasta después de la Convención no hace más que aumentar la incertidumbre.
Tanto amplios sectores de la prensa como sus adversarios en el Partido Republicano han realizado reiterados pedidos para que Harris acceda a dialogar libremente con el periodismo. Su negativa no ha hecho más que focalizar la atención en esta política de reticencia comunicacional.
Sin embargo, esta focalización en lo que no se sabe ha tendido a dejar de lado la reflexión sobre lo que sí se sabe: la libertad como elemento fundacional en el discurso del binomio Harris-Walz. ¿Qué significa la libertad en su estrategia comunicacional y cómo podría guiar su eventual gestión en caso de ganar las elecciones?
Todas las palabras tienen múltiples sentidos, y más aún aquellas que, como la libertad, tiene una larga y compleja historia. Es por eso que es importante indagar acerca de cuáles son los sentidos dominantes que ha adquirido en la campaña.
Un análisis del discurso de Harris y Walz revela dos sentidos de la libertad que predominan. Por un lado, la libertad que resulta de la inclusión social plena de los sectores históricamente marginados. Por el otro, la libertad de poder vivir la vida de la manera que se quiera mientras que no implique un perjuicio para el prójimo.
Estos dos sentidos son distintos: mientras el primero se centra en la lucha hacia la igualdad social, el segundo reafirma el valor de la autonomía personal. Sin embargo, ambos sentidos se enlazan en el discurso electoral de Harris y Walz y son funcionales tanto a entusiasmar a las bases más progresistas del Partido Demócrata (el primero) como al creciente atractivo de la fórmula entre el electorado indeciso de preferencias ideológicas más de centro (el segundo).
Con respecto del primer sentido, Kamala Harris adoptó “Freedom” (Libertad) de Beyoncé como su canción de campaña. Esta canción, estrenada en 2016, se ha convertido en un himno de movimientos contra la exclusión social en casos de racismo sistémico y otras formas de marginalización, incluyendo durante las protestas contra la violencia policial que se suscitaron luego del asesinato de George Floyd en 2020.
Esta canción fue la cortina musical del primer video de campaña de Harris. En el mismo, la candidata del Partido Demócrata dice “elegimos la libertad.” Y agrega, “la libertad no sólo de arreglárselas, sino de salir adelante.”
Frente a la exclusión y marginación, la libertad como herramienta de inclusión y progreso.
Un par de semanas después, en los discursos de presentación de la fórmula en la ciudad de Filadelfia, tanto Harris como Walz ahondaron sobre el tema de la libertad, haciendo hincapié en el segundo sentido de afirmar las libertades individuales.
“Luchamos por la libertad de votar, la libertad de estar a salvo de la violencia armada, la libertad de amar a quien amas abiertamente y con orgullo, y la libertad de una mujer para tomar decisiones sobre su propio cuerpo, sin que el gobierno le diga qué hacer” dijo Harris.
Por su parte, Walz sostuvo que “algunos de nosotros tenemos edad suficiente para recordar cuando eran los Republicanos quienes hablaban de libertad. Ahora resulta que lo que querían decir era que el gobierno debería tener libertad para invadir el consultorio de su médico”.
Esto es clave, ya que muestra como el discurso del Partido Demócrata se apropia de temas tradicionales de su rival y los incorpora a su agenda política. Esta estrategia comunicacional le permite acercarse al electorado indeciso, en el que una porción significativa tiene afinidad con el Partido Republicano.
Estos dos sentidos de la idea de libertad están en una relación de potencial conflicto, ya que el primero se centra en lo colectivo y el segundo en lo individual. En su discurso, Tim Walz articuló como la estrategia comunicacional evita este potencial conflicto: “En Minnesota, respetamos a nuestros vecinos y las decisiones personales que toman. Incluso si no tomáramos la misma decisión por nosotros mismos, hay una regla de oro: ocúpate de tus propios malditos asuntos.”
No se trata de aprobar las elecciones de otras personas sino de respetarlas. Libertad para incluir y libertad para coexistir. Es aquí que se cifran las primeras señales claves de cómo gobernaría el binomio Demócrata en caso de ganar la elección en noviembre.
Convivir pacíficamente a pesar de las diferencias no sería un logro menor en un país cada vez más marcado por una intensa polarización y un preocupante extremismo.