¿Cómo va el financiamiento de proyectos de energía renovable en el Perú?

El Perú ha dado pasos interesantes en el proceso de incursionar en energías renovables para impulsar su producción. Sin embargo, es fundamental que la inestabilidad política, cese a fin de captar más inversiones.

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"Ni la energía fotovoltaica ni la energía eólica son garantía total de surtimiento continuo energético por su naturaleza variable", señala Sandor Lukacs de Pereny, Profesor del MBA de ESAN y de los Programas en Sostenibilidad. (REUTERS)
"Ni la energía fotovoltaica ni la energía eólica son garantía total de surtimiento continuo energético por su naturaleza variable", señala Sandor Lukacs de Pereny, Profesor del MBA de ESAN y de los Programas en Sostenibilidad. (REUTERS)

El recurso energético renovable (RER) o energía renovable es considerada como una aliada imprescindible para frenar los impactos del cambio climático. Esta última perspectiva corresponde a la tesis de cambio climático antropogénico (CCA) el cual sindica al dióxido de carbono (CO2) como responsable directo del calentamiento global por ser este un gas de efecto invernadero. Como resultado, diversos gobiernos están impulsando el financiamiento de proyectos de esta naturaleza para reducir cada vez más la dependencia de combustibles fósiles calificados como fuentes energéticas contaminantes y que demandan su reducción, es decir, vía el famoso concepto de la “huella de carbono.” Por ello, empecemos primero analizando la evolución de las energías renovables en Latinoamérica.

Evolución de las inversiones en energías renovables en América Latina

Desde una perspectiva regional, los mercados emergentes latinoamericanos exhiben un potencial significativo para el desarrollo de energías renovables. Esto se debe a las características geográficas comparativas propias, que son ideales para la implementación tanto de proyectos fotovoltaicos como de alternativas eólicas que son los más impulsados actualmente. No obstante, cabe recalcar que, ni la energía fotovoltaica ni la energía eólica son garantía total de surtimiento continuo energético por su naturaleza variable.

Diversos especialistas consideran que Chile y Brasil poseen un potencial de desarrollo en este ámbito de USD 8700 millones, seguidos por México, con USD 3800 millones; Perú, con USD 1100 millones, y Argentina, con USD 735 millones. Asimismo, si revisamos los avances de la meta de neutralidad de carbono trazada para el 2050 y bajo la perspectiva del CCA, encontramos que Chile se ubica en el primer lugar, con una emisión de bonos cercanos a los USD 9000 millones de un total de los USD 45000 millones de la región. De este monto, 57 %, 6 %, y 37 % corresponden a los llamados “bonos verdes”, instrumentos de sostenibilidad y financiación de energías renovables, respectivamente.

China produce el 75% de paneles solares. (REUTERS)
China produce el 75% de paneles solares. (REUTERS)

Sin duda alguna, Chile destaca como líder latinoamericano en este campo. Y es que el 92 % de los fondos iniciales aprobados por su Ministerio de Hacienda se destinaron a proyectos de transporte limpio, sobre todo para la flota de buses eléctricos y para potenciar la red urbana y de transporte, incluido el metro de Santiago. También es necesario comentar que el país sureño tiene instalada el 37 % de su capacidad de generación de energías renovables, consistente en los paneles solares del desierto de Atacama y los parques eólicos distribuidos, sobre todo, en el norte del país. Esta es una incontestable ventaja geográfica comparativa que tiene Chile, la cual ha sido capitalizada. Ahora bien, nos preguntamos ¿y cuál es la situación del Perú en esta materia?

Herramientas de inversión en el Perú

En el Perú, en 2021, del total de energías renovables, el 60 % corresponden a la energía hidroeléctrica; el 35 %, a la termoeléctrica a gas natural, y el 5 %, a los recursos energéticos renovables (RER), según el Ministerio de Energía y Minas (Minem). Las estaciones hidroeléctricas más importantes del país son Cañón del Pato, Carhuaquero, Huinco, Huanchor, Huampani y Callahuanca. En el caso de la energía eólica, tenemos estaciones Wayra I y Tres Hermanas (Ica), Cusinip (La Libertad), Talara (Piura) y Huambos y Duna (Cajamarca). Por último, entre las centrales fotovoltaicas, destacan Intipampa, Rubio y Panamericana Solar (Moquegua), Majes 20T y Repartición 20T (Arequipa), y Tacna Solar.

En cuanto a los proyectos de financiamiento sostenible impulsados por el Estado peruano, subrayamos los incentivos y convocatorias de fondos ambientales y de energías renovables, liderados por Fondo Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Profonanpe), para el desarrollo de una matriz energética diversificada. También resaltamos alternativas de financiamiento intergubernamental como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que, en 2022, desembolsó de USD 30 millones para el desarrollo de energías renovables en Latinoamérica, incluido el Perú.

Las herramientas de inversión planteadas en el Perú están vinculadas a instrumentos financieros sostenibles y regidos por parámetros ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés). Al respecto, la banca privada nacional ha venido impulsando instrumentos de inversión para proyectos de energía limpia como, por ejemplo, la eólica y la fotovoltaica. El banco pionero en este tema fue uno de capitales españoles que, en 2014, lanzó sus primeras ofertas de bonos verdes relacionados con proyectos inmobiliarios y desarrollo de vehículos eléctricos/híbridos, a la par que habilitó fondos de inversiones sostenibles, factoring y leasing, entre otras alternativas de financiamiento.

Por su parte, el banco más grande del Perú, perteneciente a una de las familias empresariales más importante del país, manifestó su interés y compromiso de descarbonizar todas sus operaciones para el 2032. A la fecha, dicha entidad financiera ha otorgado más de USD 160 millones para el financiamiento proyectos verdes, incluidos los de energías renovables. De igual forma, tanto la entidad de fondo de pensiones privada como la aseguradora, ambas pertenecientes al mismo grupo empresarial, indican que el 94 % y el 79 % de su portafolio local está regido por criterios ESG. Dichos criterios han venido captando la atención e interés de diversos inversionistas, tema que abordaremos a continuación.

Perfil del inversionista interesado

Antes de detallar el perfil del inversionista, es importante examinar el contexto local. En este sentido, el Perú ha venido atrayendo a diversos grupos financieros locales que están gradualmente volcando sus apuestas en productos financieros verdes y sostenibles de manera gradual pero sostenida. De igual modo, organismos multilaterales como el BID, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) así como la Corporación Financiera Internacional (IFC) ofrecen alternativas de financiamiento acompañadas de expertise técnico.

A estas alturas, es indispensable considerar que las inversiones con criterios ESG son propuestas de retornos de inversión. Los inversionistas que inyectan capital en este tipo de productos comparten una sensación de responsabilidad social y medioambiental que en muchos casos supone el propósito organizacional declarado por múltiples organizaciones; nos referimos a iniciativas y acciones de índole sostenible de origen comprobable.

Hablando específicamente de las edades de los inversionistas interesados en estas carteras de inversión, estas oscilan entre los 30 y los 65 años. Por una parte, los inversionistas más jóvenes suelen trabajar en entidades financieras y conocen la proyección de crecimiento del mercado verde. Por otra parte, los inversionistas mayores de 45 años son personas que suelen invertir una porción de su patrimonio en este tipo de alternativas de inversión, dado que por su experiencia en el mundo de los negocios detectan que existe una posibilidad grande de retornos a largo plazo.

Ahora bien, una gran proporción de “inversionistas verdes” suelen proceder en su gran mayoría de países desarrollados, concentrados principalmente en Alemania, Francia, Suecia, Noruega, Finlandia, Estados Unidos, Canadá, Australia y Singapur. No obstante, cabe subrayar que los grandes flujos de inversión provenientes de mercados emergentes como China, tienen el dominio de las energías renovables. Dicho de otra forma, China, por ejemplo, produce el 75% de paneles solares del mundo. Asimismo, es relevante señalar que el gigante asiático depende mucho del carbón, recurso que piensa seguir utilizando a la par que innova y continúa desarrollando una matriz energética diversificada, eficiente y no contaminante.

En el caso del Perú, es difícil establecer un perfil específico del tipo de inversionista, por cuanto la información al respecto es muy limitada y custodiada por las entidades financieras locales. También, independientemente que se haya registrado un sustancial incremento desde el 2014 en el ámbito de inversiones sostenibles, nuestro mercado es comparativamente mucho más pequeño frente a economías más desarrolladas, pero que exhibe un interesante potencial para futuros proyectos.

Oportunidades y tipos de proyectos de inversión

Según el Minem, los proyectos de inversión de energías renovables de mayor atractivo para nuestro país son las hidroeléctricas, debido a su importancia estratégica. Ha habido un incremento de la demanda energética por parte de la industria y otras actividades comerciales. Al respecto, y como ejemplo, ya en septiembre del 2022, el Minem anunció una cartera de proyectos para la construcción de 31 centrales eléctricas, de las cuales nueve contarán con fuentes de energía eólica y solar. En total, se generarían 3163.5 mega watts de potencia instalada y una inversión de USD 5114 millones para el período 2022-2028.

En relación con la energía eólica y fotovoltaica estas son aun directamente dependientes de empresas extranjeras o locales que pueden detectar oportunidades para generar eficiencias y maximizar márgenes de ganancias, toda vez que la inversión tecnológica y de infraestructura permita obtener retornos atractivos. Por ello, es primordial recordar que el precio de los combustibles fósiles sigue siendo más accesible en comparación con los montos de inversión que se puedan suscitar en países como el Perú. Adicionalmente, la sensación de inestabilidad jurídica aumenta la incertidumbre de los inversionistas extranjeros lo cual afecta a su vez el desarrollo de la matriz energética nacional.

Por otro lado, existen otros proyectos de desarrollo energético provenientes de centrales de biomasa. A la fecha existen cuatro instalaciones ubicadas en Lima (Huaycoloro II, La Gringa, Huaycoloro y Paramonga), además de San Jacinto (Áncash) y Maple Etanol (Piura). Sin embargo, el desarrollo de este tipo de alternativas renovables sigue siendo incipiente y poco atractivo desde un punto de vista de inversión.

En síntesis, los megaproyectos impulsados por el Gobierno para captar fondos de inversión extranjeros interesados en el desarrollo de hidroeléctricas se mantiene como el estandarte y buque insignia de la matriz energética nacional. Según el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) en su reporte del 2017, existen grandes oportunidades y cartera de proyectos rentables relacionados con tecnologías RER y la demanda de energías limpias, así como tendencias en biocombustibles, entre otros ejes temáticos a ser sopesados. En ese sentido, identificar y entender la percepción de los inversionistas resulta imprescindible.

Percepción del interés de los inversionistas

Las inversiones ESG son de largo aliento, por lo que las expectativas cortoplacistas no coinciden con los parámetros sostenibles que se van manifestando a través del tiempo con retornos crecientes según sea el sector. En esa línea, la intervención e incentivos del Estado serán por tanto esenciales para apalancar el progreso e innovación de distintos tipos de fuentes de energía que permitan diversificar la oferta energética nacional, en tanto estos productos/servicios mantengan un rango de precios atractivos para los usuarios e industrias.

Finalmente, ante la constante difusión de los efectos desastrosos, apocalípticos y en muchos casos incluso hasta cuestionables que tendría el cambio climático (es decir, en su lente antropogénico) los Gobiernos y las instancias supranacionales e internacionales de gobernanza siguen y seguirán promoviendo la política Net Zero 2030 hacia una transición pro-energías alternativas que es la meta. En consecuencia, este comportamiento de transición energética es palpable puesto que, por ejemplo, la evaluación del 2022 para el mercado global de energías renovables fue estimada en USD 1030 billones, mientras que para el 2030 se calcula que esta alcanzará los USD 2 billones. No cabe duda que estamos ante un mercado en ciernes muy apetecible y de grandes volúmenes de capitales.

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