Qué dice el sube y baja de los mercados

El mundo vive hoy una fase de reestructuración económica

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Wall Street (EFE)
Wall Street (EFE)

Aun cuando muchos no se hayan dado cuenta, el mundo vive hoy una fase de reestructuración económica similar a la que ocurrió cuando la economía mundial dejó de ser agrícola para industrializarse. En ese entonces surgieron millonarios en Europa y EEUU dentro de contextos en los que más de la mitad de la población a duras penas podía comer dos veces al día.  Fiestas fastuosas y gran derroche en joyas y arte definieron la realidad de Londres, París, Chicago, Boston y New York. Y de repente las bolsas de valores que habían creado grandes riquezas comenzaron a pistonear y cayeron estrepitosamente envolviendo al mundo entero en dos décadas de pobreza.

Desde la Ruta de la Seda hasta nuestros días el patrón se repite porque una vez que el comercio emprendiera la ruta de la globalización los cimientos económicos mundiales cambian cada vez que se generan innovaciones tecnológicas significativas. En estas etapas de transformación los conflictos se exacerban y las instituciones políticas se tornan paralizadas por la polarización. Porque siendo la innovación el gatillo del cambio, quienes la insertan en la economía acumulan fortunas inmensas ya que son dueños exclusivos de una forma monopólica de creación de valor. Mientras tanto los agentes económicos tradicionales o del estatus quo son acotados o sacados del mercado experimentando una reducción significativa de sus ingresos.

Esto es lo que ha pasado con la industria de la televisión, por ejemplo. Hasta la década de los noventa del siglo pasado la industria televisiva competía con Hollywood en ingresos y glamour. Pero llegó la internet y los consumidores de servicios de entretenimiento, información o cultura fueron liberados de la dictadura de la parrilla de programación de la TV que les obligaba estar en sus hogares en una fecha y hora determinadas para poder disfrutar de sus programas favoritos. Esos mismos programas ahora pueden ser disfrutados a cualquier hora y lugar. Y se vino abajo el modelo de negocios de la TV que se basa en recibir ingresos por publicidad para financiar la programación. Ahora la publicidad es ubicua y la proporción que va a la TV cada día es menor en comparación con otros destinos De hecho, para el 2017 los ingresos globales de medios digitales por publicidad alcanzaron USD 209 MM mientras que los de la TV tradicional llegaron a USD 178 MM.

En este contexto la sociedad se divide en ganadores y perdedores. Los perdedores se organizan para detener el cambio. Los ganadores también lo hacen para profundizar y así terminamos con los países divididos en dos polos. Uno claramente a favor del cambio y otro a favor del estatus quo anterior. Lo paradójico del asunto es que ambos grupos en sus narrativas dicen estar por el cambio. Así tenemos a la bancada Bernie Sanders/Ocasio-Cortez en Estados Unidos diciendo que luchan por el avance de la economía verde cuando en realidad proponen fórmulas reguladoras que la van a asfixiar. Del otro lado del espectro, tenemos a Donald Trump y sus seguidores diciendo que Estados Unidos debe liderar al mundo mientras apoyan de manera clara el aislacionismo.

Y en ese toma y dame se descuidan los aspectos funcionales de la sociedad concretándose una crisis que hace estallar el sistema. Se produce una caída abrupta de los ingresos en la que todos pierden y es entonces cuando se deshacen los extremos y las opciones políticas regresan al centro.

Hoy el panorama de la polarización está presente en todas las latitudes del mundo porque todas las naciones han sido afectadas por los cambios generados por esa innovación mayor conocida como la internet.  La red unida a la inteligencia artificial ha hecho estallar el edificio del empleo a nivel mundial borrando del proceso productivo las tareas manuales y sustituyéndolas por creación constante de algoritmos que alimentan la economía digital. Los desempleados se organizan para detener el proceso mientras que los bien remunerados trabajadores digitales continúan creando sistemas de trabajo más eficientes que impactan negativamente a la mano de obra. Aumenta así la deuda personal; los patrones de consumo se alteran y casi todas las cuentas comienzan a descuadrarse.

Mientras tanto, la política transita por los senderos de la polarización haciendo imposible acuerdos de gobernabilidad. Comienzan a ceder las bases económicas y vienen las caídas de los mercados. Se concreta la crisis. El sube y baja que exhibe el reciente comportamiento de los mercados de valores internacionales parece predecir que estamos en puertas de una de esas crisis. ¿Será que llegaremos a esos extremos?

* La autora es Internacionalista, científico político, integrante del Consejo de Relaciones Internacionales de Estados Unidos.

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