De víctima a héroe: el justiciero islandés que ayuda a recuperar las bicicletas robadas

Bjartmar Leósson, conocido como el “susurrador de bicicletas”, creó un grupo de Facebook para que reporten los robos

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Bjartmar Leósson comenzó su misión de recuperar bicicletas robadas en 2019
Bjartmar Leósson comenzó su misión de recuperar bicicletas robadas en 2019

En la capital de Islandia, Reikiavik, un hombre local conocido como el “susurrador de bicicletas”, se dedica a recuperar bicicletas robadas sin recurrir a la violencia ni llamar a la policía. Es más, los uniformados recurren a él cuando alguien denuncia la falta de una bicicleta. En un país con una única penitenciaría de alta seguridad, Bjartmar Leósson es un brillante ejemplo que por más buena que sea la seguridad siempre la sociedad puede ayudar.

El autodenominado nerd de las bicicletas, y chofer de colectivos, comenzó su cruzada contra el robo de bicicletas años atrás, en 2019. Leósson sospechaba que había bicicletas robadas que se centraban alrededor de un albergue para personas sin hogar en Reikiavik. Decidió ir hasta allí para discutir con quienes creía que eran los ladrones y luego, si conseguía la bicicleta, se la llevaba a la policía.

“Al principio me sentí muy sorprendido y enojado por la situación. Muchas bicicletas afuera del refugio, un coche de policía pasaba y nadie hacía nada”, relató Leósson a The Guardian. Así, decidió enfrentarlos: “Estaba muy enojado, ellos estaban enojados. Pero luego empecé a pensar: está bien, no importa, puedo gritar hasta quedar afónico y nada cambiará”.

Bjartmar Leósson es un nerd de las bicicletas y es chofer de colectivos
Bjartmar Leósson es un nerd de las bicicletas y es chofer de colectivos

A base de su experiencia, Leósson entiende que los robos de bicicletas en Islandia están impulsados principalmente por la adicción. Las personas que las roban intentan conseguir dinero para drogas. Él ayudó a algunas de ellas a encontrar caminos hacia la recuperación.

Al darse cuenta de esta situación, tomó la decisión de acercarse amablemente. Desde ese momento, los que una vez fueron ladrones en el albergue se convirtieron en cómplices en una operación contra el robo de bicicletas en toda la ciudad. Empezaron a ayudarlo a rastrear bicicletas robadas y recuperarlas para las personas que reportaban su robo.

Incluso, en la actualidad, hay un grupo de Facebook creado por Leósson llamado “Hjóladót ofl. tapað fundið eða stolið” (Cosas de bicicletas etc perdidas, encontradas o robadas), que cuenta con más de 14.500 miembros. Los policías locales recurren al grupo cuando alguien denuncia el robo de una bicicleta.

A menudo, dice, los ladrones de bicicletas entregan las bicicletas sin que se les pida: “Ahora, cuando veo a estos tipos en una bicicleta robada, les hablo de forma muy pacífica y tranquila. El otro día hablé con uno de estos chicos y ni siquiera la mencioné, básicamente le dije: ‘cuéntame tu historia’”.

"Ahora, cuando veo a estos tipos en una bicicleta robada, les hablo de forma muy pacífica y tranquila", dijo Bjartmar Leósson
"Ahora, cuando veo a estos tipos en una bicicleta robada, les hablo de forma muy pacífica y tranquila", dijo Bjartmar Leósson

Tras cinco años en su rol como héroe salvó, según él mismo estima, cientos de bicicletas. El hombre de 45 años desarrolló una reputación en la capital islandesa entre ciclistas y potenciales ladrones de bicicletas. La gente de su ciudad natal acude a él en busca de ayuda para encontrar sus bicicletas, herramientas e incluso coches perdidos.

Aunque en Reikiavik solo un pequeño porcentaje de los viajes se realizan en bicicleta por sus 140.000 residentes, se logró alcanzar un descenso en el robo de bicicletas de 569 a 404 del 2021 al 2023. Estos números resaltan el impacto de Leósson, quien recibió otros apodos como “El policía de las bicicletas”, “El cura de las bicicletas” y “Jesús de las bicicletas”.

El jefe de policía de Reikiavík, Guðmundur Pétur Guðmundsson, afirmó: “Bjartmar Leósson está haciendo un gran trabajo encontrando y colectando bicicletas que han sido robadas”.

Por más que comenzó Leósson, claramente ya no es un trabajo que realiza solo. Recibe la ayuda de la policía, ex ladrones y más: “Es como una pequeña bola de nieve que se hizo muy grande muy rápidamente. Muchas veces alguien ve una bicicleta escondida en un arbusto, toma una foto y luego alguien más comenta ‘oye, esa es mi bicicleta’. Así que todos están atentos”.

La pasión de Leósson por las bicicletas comenzó desde niño, cuando montó su primer triciclo por la calle. Luego, como adolescente, comenzó a competir en carreras de bicicletas de montaña y a interesarse por las bicicletas vintage. La primera vez que le robaron una bicicleta: “Se sintió como si alguien me hubiera golpeado en el estómago”. Pero también recuerda pensar que no era un misterio sin solución.