¿Pueden las personas vacunadas, que recibieron su dosis de refuerzo y que tuvieron COVID-19 volver a la normalidad?

A medida que trascurren los meses y avanzan los cronogramas de vacunación la pregunta sobre el regreso a la normalidad se vuelve cada vez más recurrente

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Varias personas caminan por la calle con máscaras contra el COVID-19 en Los Angeles, California (REUTERS/David Swanson)
Varias personas caminan por la calle con máscaras contra el COVID-19 en Los Angeles, California (REUTERS/David Swanson)

Cuando ya han pasado casi dos años desde que comenzó la pandemia de COVID-19, no son pocas las personas en distintas partes del mundo que se están preguntando cuando podrán volver a la vida normal. Pero esta pregunta es incluso más urgente para quienes completaron su esquema de vacunación, luego recibieron el refuerzo, e incluso se contagiaron el virus.

Es una de las preguntas que respondió la revista Time en su sección destinada a las dudas de la audiencia sobre el COVID-19.

Lo primero que hay que saber es que, así como hay ciertos patógenos que el sistema inmune del ser humano aprende a bloquear para siempre tras un único encuentro, hay otros, como los coronavirus que causan el resfriado común, que son capaces de enfermar a una persona año tras año.

Campaña de aplicación de la segunda dosis de la vacuna anti Covid-19, por lo que adultos mayores de 80 años y de 60 con alguna discapacidad 
(FOTO: MIREYA NOVO/CUARTOSCURO.COM)
Campaña de aplicación de la segunda dosis de la vacuna anti Covid-19, por lo que adultos mayores de 80 años y de 60 con alguna discapacidad (FOTO: MIREYA NOVO/CUARTOSCURO.COM)

Por desgracia, el virus que causa el COVID-19 es, como otros coronavirus, capaz de infectar a la misma persona varias veces. Lo que sí es cierto, como para mantener la esperanza, es que el organismo mejora su capacidad de enfrentarlo tras cada exposición al virus o dosis de la vacuna, lo que significa que cada futura infección será probablemente más leve que la anterior.

Pero no parece haber un punto en el que el riesgo de infección desaparezca por completo.

“Probablemente siempre hay un nivel de exposición al virus en el que puede superar la inmunidad que se tiene”, dijo la doctora Rachel Presti, investigadora de enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, citada por Time. Esto es especialmente cierto para los ancianos, los inmunodeprimidos, o para quienes padecen problemas médicos preexistentes.

Pero incluso en ese escenario, hay motivos para alegrarse entre quienes poseen todas las vacunas y se recuperaron recientemente de la enfermedad. De acuerdo con Time, esas personas poseen “varias capas de defensas contra el virus”.

Una mujer recibe la vacuna de COVID-19 en Santiago, Chile (REUTERS/Ivan Alvarado)
Una mujer recibe la vacuna de COVID-19 en Santiago, Chile (REUTERS/Ivan Alvarado)

De acuerdo con varios expertos, eso les otorga un período de gracia de entre tres y seis meses durante el cual es poco probable que se vuelvan a enfermar.

Un estudio reciente realizado en EEUU que incluyó datos de finales de 2021 determinó que una persona totalmente vacunada y que recibió su dosis de refuerzo tiene 10 veces menos de probabilidades de dar positivo en la prueba de COVID-19, y 20 veces menos probabilidades de morir a causa de ella, en comparación con un adulto no vacunado.

Otro informe que se basó en datos de la última ola de la cepa Ómicron en el Reino Unido confirmó que las personas totalmente vacunadas y reforzadas siguen teniendo muchas menos probabilidades de infectarse que las no vacunadas. Sin embargo, las infecciones repentinas ocurren. Entre los adultos reforzados que las experimentan, los casos tienden a ser leves.

Además, aunque nunca se debe intentar contraer COVID-19, hay un aspecto positivo a considerar cuando uno se contagia: la infección desencadena una respuesta inmunitaria que aporta una capa adicional de seguridad.

Un hombre se hace un test de COVID-19 en Perú
Un hombre se hace un test de COVID-19 en Perú

Según la doctora Presti, el organismo genera una respuesta inmunitaria de mayor alcance cuando se encuentra con el virus real en lugar de con una vacuna. Por tanto, si alguien ha sufrido una infección, es probable que salga de la experiencia (afortunadamente leve) con un perfil inmunitario aún más fuerte y robusto que el que tenía antes de enfermar.

Por otra parte, un pequeño estudio realizado entre trabajadores sanitarios totalmente vacunados que sufrieron infecciones graves antes de Ómicron, determinó que experimentaron saltos “sustanciales” en los anticuerpos después de cursar la enfermedad, aunque la mayoría fueron leves.

Otras investigaciones han descubierto que las personas que se recuperan de infecciones de Ómicron adquieren inmunidad contra las variantes Ómicron y Delta. Y un informe reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) descubrió que las tasas de casos durante la ola de Delta —que se produjo antes de Omicron y de los refuerzos generalizados— fueron menores entre las personas a las que se les había diagnosticado previamente COVID-19 que entre las personas que acababan de ser vacunadas.

Todos estos datos abren una nueva pregunta, que podría formularse de la siguiente manera: ¿por qué vacunarse si la inmunidad derivada de la infección proporciona una fuerte protección, posiblemente mayor que la de la vacuna?

La primera respuesta proporcionada por Time es que la vacunación es una forma mucho más segura de adquirir inmunidad. Además, expertos afirman que la inmunidad posterior a la infección es menos predecible que la protección derivada de la vacuna. Algunas personas generan muchos anticuerpos después de una infección, mientras que otras generan pocos y, en promedio, nadie sabe a ciencia cierta qué nivel de anticuerpos posee.

Un laboratorio especializado en test de PCR en Ingelheim, Alemania (REUTERS/Kai Pfaffenbach)
Un laboratorio especializado en test de PCR en Ingelheim, Alemania (REUTERS/Kai Pfaffenbach)

Además, la inmunidad derivada de la infección también disminuye con el tiempo, por lo que no se puede contar con ella para siempre. Un estudio de diciembre de 2021 sugirió que la reinfección podría producirse entre tres meses y varios años después de una enfermedad por COVID-19, con variaciones de una persona a otra en función de la edad, el estado de salud y muchos otros factores.

Es cierto que alguien podría decir que la inmunidad obtenida de las vacunas también disminuye con el tiempo, pero estudios preliminares sugieren que las vacunas de refuerzo proporcionan una protección más duradera que las vacunas iniciales, opinó el doctor Abinash Virk, médico de enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo, consultado por Time.

Virk también afirmó, basándose en varios estudios, que una persona totalmente vacunada y con el refuerzo que se recupera del COVID-19 puede sentirse bastante segura durante los meses siguientes a su infección. “No sabemos” exactamente cuánto dura la protección, dice Virk. “Pero creemos que estarás protegido durante al menos tres o seis meses después de tu infección”.

Durante ese periodo de tiempo, cuando la inmunidad es más fuerte y es poco probable contraer la enfermedad, hay bastante seguridad de que la persona no está contagiando el virus a nadie. “Si alguien contrajo Ómicron después de haberse dado el refuerzo de la vacuna, tal vez pueda ser un poco más arrogante a la hora de llevar una máscara y mantener el distanciamiento social”, afirmó Virk.

Un hombre recibe el refuerzo de su vacuna en Sevilla, España (REUTERS/Marcelo del Pozo)
Un hombre recibe el refuerzo de su vacuna en Sevilla, España (REUTERS/Marcelo del Pozo)

Pese a todo, no hay que ignorar por completo la COVID-19. Aunque alguien esté bien protegido -al menos durante unos meses-, otros miembros de su comunidad siempre van a ser más vulnerables, por lo que es importante frenar la propagación del COVID-19 en la medida de lo posible.

En conclusión, lo cierto es que muchas más personas en todo el mundo están mucho más protegidas hoy que en 2020 o incluso en el 2021, gracias a las vacunas y a las exposiciones previas al virus.

“Para mucha gente, el riesgo de contraer COVID-19 es el mismo que el de un resfriado o una gripe leve”, dice Presti. “Solíamos vivir con eso”. Y dentro de poco, volveremos a hacerlo.

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