México denunciará a las marcas internacionales que plagian diseños indígenas

El INAH, un organismo del Estado, trabaja en una plataforma que evidenciará los casos de robo de artesanías como los bordados, que recurrentemente son utilizados por firmas líderes en la moda

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La marca Zara fue acusada en México de plagiar el diseño de bordadoras chiapanecas.
La marca Zara fue acusada en México de plagiar el diseño de bordadoras chiapanecas.

Nada protege a las comunidades indígenas del plagio de sus diseños bordados por famosas marcas de ropa.

Por eso, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trabaja desde hae dos meses en una plataforma de Registro de Patrimonio Cultural y Mercado para evidenciar los casos de robo de diseños artesanales, que las firmas explotan comercialmente sin pagar un solo peso.

María Elisa Velázquez, coordinadora nacional de Antropología explicó que "se trata de un mapa en el que se documentará qué pueblo es el afectado, en qué modo y por quién, con la finalidad de que esto sirva para realizar investigaciones dentro del INAH".

La medida no es una previsión. Ha ocurrido que marcas internacionales como Intropia y Zara, de España; Rapsodia, de Argentina; Pineda Covalín, de México; Isabel Marat y Hermes, de Francia, ha sido acusadas de plagiar diseños de comunidades indígenas de distintos estados.

El caso más reciente ocurrió en julio pasado, cuando la comunidad de Aguacatenango, en Chiapas, denunció el plagio de sus diseños por la marca Zara.

Los artesanos evidenciaron que la firma utilizó el bordado tradicional de esta comunidad para una colección de chaquetas que vendía en 599 pesos (como 31 dólares) en sus tiendas y por el que no pagó un solo peso.

No es el único caso. La organización civil Impacto, que une a productores y consumidores para generar un comercio ético, dio a conocer que entre 2012 y 2017 al menos ocho marcas de lujo plagiaron diseños de comunidades indígenas de Hidalgo, Oaxaca y Chiapas.

Pero los artesanos no cuentan con un instrumento legal que proteja su creatividad ni sus diseños, o que obligue a las marcas la compensación, aun cuando admitan su falta.

Así sucedió en 2015 con la diseñadora francesa Isabel Marant, quien admitió el plagio luego de que la conocida cantante mexicana Susana Harp, nacida y radicada en Oaxaca, evidenció que la marca había copiado casi a detalle los bordados de las blusas tradicionales de la comunidad de Santa María Tlahuitoltepec.

Susana Harp evidenció el plagio de la diseñadora francesa Isabel Marant, de las blusas de comunidades oaxaqueñas. (Foto: Twitter @SusanaHarp)
Susana Harp evidenció el plagio de la diseñadora francesa Isabel Marant, de las blusas de comunidades oaxaqueñas. (Foto: Twitter @SusanaHarp)

Ese mismo año también denunció que la empresa argentina Rapsodia había copiado las blusas tradicionales de San Antonino, otra población oaxaqueña, y que la española Intropia se había hecho de los diseños de los tradicionales huipiles de San Juan Bautista Tlacoatzintepec, del mismo estado.

Los marcos legales no son adecuados para frenar el plagio del patrimonio colectivo, comentó en su momento la antropóloga Marta Turok.

"Si tienes un bien cultural colectivo que no tiene autores definidos, no aplican en automático ni las leyes de propiedad industrial mediante la marca colectiva ni los derechos de autor colectivos porque no fueron pensados para estos casos", dijo respecto de estos casos.

Por eso, la plataforma de Registro de Patrimonio Cultural y Mercado busca ser la base para una reglamentación que proteja a los artesanos indígenas.

Para eso, el INAH cuenta con la colaboración de especialistas en derecho, propiedad intelectual, juristas, antropólogos y colectivos como la Asociación de Voladores de Veracruz o los colectivos de bordadoras de Tenango de Doria, en Hidalgo.

Prendas de la firma española Intropia, que copian los diseños de huipiles oaxaqueños.
Prendas de la firma española Intropia, que copian los diseños de huipiles oaxaqueños.

El objetivo es otorgar una marca colectiva a un determinado pueblo o asociación civil, o una denominación de origen a productos característicos de una región. De ese modo, las marcas comerciales estarán obligada a pagar a las comunidades indígenas.

"Muchos de los objetos que en las comunidades tienen un uso cotidiano o un significado ritual, como textiles, cerámicas o bastones de mando, y que son considerados artesanías, están tomados por meros objetos decorativos en industrias de la moda y la publicidad", dijo la secretaria técnica del INAH, Aída Castilleja, respecto de esta plataforma.

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