El COVID prolongado causa cansancio porque debilita los músculos

Investigadores de Países Bajos encontraron que las personas afectadas por el virus presentan mayor desgaste muscular y alteraciones en las mitocondrias, las fábricas de energía de la célula, luego de realizar ejercicio

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Investigadores holandeses aconsejaron evitar el sobreesfuerzo en pacientes con COVID prolongado y optar por actividad física ligera que no empeore los síntomas (Imagen Ilustrativa Infobae)
Investigadores holandeses aconsejaron evitar el sobreesfuerzo en pacientes con COVID prolongado y optar por actividad física ligera que no empeore los síntomas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los casos de COVID persistente o covid larga son todavía uno de los mayores misterios que ha dado esta pandemia y que la ciencia sigue estudiando. Incluye una amplia gama de síntomas que se presentan o persisten más de 30 días después de la infección.

Para comprender mejor la prevalencia y la gravedad de los síntomas, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos lanzaron en junio de 2023 el estudio RECOVER-Adult, Investigación de COVID para mejorar la recuperación (Researching COVID to Enhance Recovery). Los resultados de este estudio, uno de los más grandes jamás hechos, señalaron los 12 síntomas claves del COVID prolongado. Los hallazgos, que fueron publicados en JAMA.

Los 12 síntomas característicos del COVID prolongado son: malestar posterior al esfuerzo físico; fatiga debilitante (que se ve exacerbada por la actividad física o mental); pérdida o cambio en el olfato o el gusto; mareos; confusión o niebla mental; síntomas gastrointestinales; palpitaciones cardíacas; dolor en el pecho; tos crónica; movimientos anormales.

Según un reciente estudio, los síntomas del cansancio y la fatiga que experimentan las personas con COVID prolongado tienen una causa física, según los investigadores, luego de encontrar cambios en las células musculares de los pacientes.

El estudio muestra el impacto en los músculos de pacientes con síntomas prolongados de covid. Las células musculares muestran una menor eficacia en las "centrales eléctricas" o mitocondrias (Imagen Ilustrativa Infobae)
El estudio muestra el impacto en los músculos de pacientes con síntomas prolongados de covid. Las células musculares muestran una menor eficacia en las "centrales eléctricas" o mitocondrias (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un equipo de científicos de los Países Bajos descubrió que las mitocondrias de las personas con COVID prolongado producían menos energía que las de los pacientes sanos. El estudio neerlandés fue publicado en la revista Nature Communications.

Estas “centrales eléctricas” de las células musculares funcionan de manera menos efectiva en las personas con COVID prolongado, según los científicos, lo que podría explicar la fatiga persistente que es un sello distintivo de la afección.

“Estamos viendo cambios evidentes en los músculos de estos pacientes”, dijo la autora principal del estudio, Michèle van Vugt, profesora de medicina interna del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam (UMC). Según la información de respaldo de los investigadores, alrededor de uno de cada ocho pacientes con COVID experimentará COVID prolongado.

En el estudio, el grupo de van Vugt examinó las células musculares de 25 pacientes con COVID prolongado y 21 personas sanas. Hicieron que todos los participantes participaran en una sesión de ciclismo de 15 minutos.

A nivel celular, vimos que las mitocondrias del músculo, también conocidas como las fábricas de energía de la célula, funcionan peor y que producen menos energía”, señaló el coautor del estudio (Getty)
A nivel celular, vimos que las mitocondrias del músculo, también conocidas como las fábricas de energía de la célula, funcionan peor y que producen menos energía”, señaló el coautor del estudio (Getty)

En las personas con COVID prolongado, el ejercicio produjo un empeoramiento transitorio de sus síntomas, un fenómeno conocido como malestar post-esfuerzo (PEM por sus siglas en inglés). Aquí es donde ocurre la fatiga extrema cuando alguien se esfuerza física, cognitiva o emocionalmente más allá de su umbral individual.

Los investigadores examinaron la sangre y el tejido muscular de los participantes en dos momentos: una semana antes de la prueba de ciclismo y un día después. No detectaron ninguna anomalía en el corazón o los pulmones de los pacientes. Sin embargo, hubo diferencias entre los músculos de las personas con y sin COVID prolongado.

“Vimos varias anomalías en el tejido muscular de los pacientes. A nivel celular, observamos que las mitocondrias del músculo, también conocidas como las fábricas de energía de la célula, funcionan peor y producen menos energía”, señaló el coautor del estudio, Rob Wüst, profesor asistente de ciencias del movimiento humano en la Universidad de Vrije, en Ámsterdam.

“Entonces, la causa de la fatiga es realmente biológica. El cerebro necesita energía para pensar. Los músculos necesitan energía para moverse. Este descubrimiento significa que ahora podemos comenzar a investigar un tratamiento adecuado para las personas con COVID prolongado”, dijo Van Vugt.

Los Institutos de Salud de EEUU enumeraron 12 síntomas clave del covid prolongado, incluidos la fatiga y el malestar post-esfuerzo (Getty)
Los Institutos de Salud de EEUU enumeraron 12 síntomas clave del covid prolongado, incluidos la fatiga y el malestar post-esfuerzo (Getty)

Y agregó: “Debido a que los síntomas pueden empeorar después del esfuerzo físico, algunas formas clásicas de rehabilitación y fisioterapia son contraproducentes para la recuperación de estos pacientes”.

Brent Appelman, investigador de la UMC de Ámsterdam, añadió: “En términos concretos, aconsejamos a estos pacientes que protejan sus límites físicos y que no los sobrepasen”.

“Piense en un esfuerzo liviano que no conduzca a un empeoramiento de los malestares. Caminar es bueno, o andar en bicicleta fija, para mantener cierta condición física. Hay que tener en cuenta que cada paciente tiene un límite diferente”, remarcó.

La investigación no ofreció ningún apoyo a una teoría sobre las causas del COVID prolongado, que especula que las partículas de coronavirus pueden permanecer en el cuerpo de quienes lo padecen. “No vemos ningún indicio de esto en los músculos en este momento”, afirmó Van Vugt.

Numerosos estudios se han realizado en el mundo para hallar respuestas al long covid. Entre ellos el realizado por la Universidad de Pensilvania y otros centros de investigación que indicó la conexión entre los síntomas neurológicos y cognitivos del COVID prolongado y los niveles reducidos de serotonina en estos pacientes. Identificaron que la inflamación crónica causada por fragmentos persistentes del virus en el intestino conduce a una disminución en la producción de serotonina, desencadenando problemas de comunicación entre el intestino y el cerebro. Esta falta de serotonina podría explicar síntomas como confusión mental y deterioro de la memoria a largo plazo.

“Estamos viendo cambios evidentes en los músculos de estos pacientes”, dijo la autora principal del estudio
“Estamos viendo cambios evidentes en los músculos de estos pacientes”, dijo la autora principal del estudio

Otro estudio, realizado por la Universidad Autónoma de Zacatecas en México, señaló que los pacientes jóvenes recuperados de COVID-19 pueden experimentar secuelas diversas, desde problemas respiratorios y gastrointestinales hasta complicaciones neurológicas, con una amplia gama de síntomas persistiendo después de la infección inicial.

Investigadores del King’s College de Londres realizaron otro estudio sobre el impacto del COVID-19 en la función cognitiva, analizando a más de 3000 participantes a lo largo de dos rondas de pruebas cognitivas en línea realizadas en 2021 y 2022. Publicado en The Lancet, el estudio se centró en evaluar 12 tareas cognitivas que abarcaban la memoria, la atención, el razonamiento, la velocidad de procesamiento y el control motor. Descubrieron que aquellos que experimentaron síntomas relacionados con el virus durante al menos 12 semanas mostraron un rendimiento cognitivo reducido, equiparable al efecto de un aumento de 10 años en la edad.

Además, no se observó una mejora significativa en el rendimiento cognitivo en las pruebas entre las dos rondas de evaluación, realizadas con nueve meses de diferencia, incluso para aquellos que habían pasado casi dos años desde la infección inicial. Los individuos que se consideraron completamente recuperados después de la infección no mostraron diferencias significativas en el rendimiento cognitivo en comparación con aquellos que no habían tenido el virus, mientras que aquellos que no se sintieron completamente restablecidos presentaron puntuaciones más bajas en la precisión de las tareas.