
El uso inadecuado o excesivo de luz artificial en el mundo produjo el problema de la contaminación lumínica, que puede tener graves consecuencias ambientales para los seres humanos, la fauna y el clima.
Uno de los efectos es que la contaminación lumínica está reduciendo rápidamente el número de estrellas visibles a simple vista desde la Tierra. Se determinó que un niño nacido en un lugar donde hoy se ven 250 estrellas de noche sólo podrá ver unas 100 cuando cumpla 18 años.
Para contrarrestar el problema, en el Reino Unido un grupo parlamentario presentó un informe sobre la Contaminación lumínica y su impacto hoy. Advirtió que el problema no solo concierne a los astrónomos.
“Todos los humanos a lo largo de la historia se han maravillado ante el cielo nocturno. Es triste si menos personas lo experimentan hoy, como si nunca vieran la vida silvestre”, escribió el prestigioso astrónomo británico Martin Rees.

Como informó Infobae en enero pasado, un estudio publicado en la revista Science había aportado otro llamado de atención. La iluminación artificial que se escapa hacia el cielo provoca un resplandor que impide a los seres humanos y a los animales ver las estrellas.
Se aclaró que si bien los satélites pueden medir la luz emitida hacia arriba, pero no son sensibles a todas las longitudes de onda producidas por la iluminación LED ni a la luz emitida horizontalmente.
Christopher Kyba, del Centro Alemán de Investigación Geocientífica y su equipo utilizaron datos de un proyecto de ciencia ciudadana para medir cómo la contaminación lumínica está afectando a la visión humana de las estrellas en todo el mundo.
A los participantes se les mostraron mapas del cielo con distintos niveles de contaminación lumínica y se les preguntó cuál se ajustaba más a su visión. Las tendencias de los datos mostraron que el cielo nocturno medio se hizo más brillante un 9,6% al año entre 2011 y 2022, lo que equivale a duplicar el brillo del cielo cada 8 años.
“Si esta tendencia continúa, acabará siendo muy difícil ver nada en el cielo, ni siquiera las constelaciones más brillantes. El cinturón de Orión empezará a desaparecer en algún momento”, afirmó Kyba.

En 2016, los astrónomos informaron de que la Vía Láctea ya no era visible para un tercio de la humanidad y la contaminación lumínica ha empeorado considerablemente desde entonces. Se calcula que, al ritmo actual, la mayoría de las constelaciones más importantes serán indescifrables en 20 años.
La pérdida, cultural y científica, será intensa.”El cielo nocturno forma parte de nuestro entorno y sería una gran privación que la próxima generación no llegara a verlo nunca, igual que lo sería que nunca viera un nido de pájaros”, enfatizó Rees.
“No hace falta ser astrónomo para preocuparse por esto. No soy ornitólogo, pero si no hubiera pájaros cantores en mi jardín, me sentiría empobrecido”, agregó.
El aumento del uso de diodos emisores de luz (LED) y otras formas de iluminación está haciendo brillar el cielo nocturno a un ritmo espectacular, según han descubierto los científicos. El uso indiscriminado de iluminación exterior, alumbrado público, publicidad y recintos deportivos iluminados está cegando nuestra visión de las estrellas.

Rees es uno de los fundadores del grupo parlamentario multipartidista para los cielos oscuros, que acaba de elaborar el informe en el Reino Unido en el que pide una serie de medidas para contrarrestar el impacto negativo de la contaminación lumínica. Entre ellas figuran propuestas para nombrar un “ministro de cielos oscuros”, crear una comisión específica y establecer normas estrictas sobre la densidad y dirección de la iluminación.
La introducción de un paquete de normas de planificación cuidadosamente seleccionadas para controlar la luz molesta -respaldadas por la fuerza legal y las sanciones por incumplimiento- podría marcar grandes diferencias, subrayó la comisión. La alternativa sería perder de vista los cielos nocturnos “pintados con chispas innumerables”, por citar a Julio César, de Shakespeare.
El problema es que el público todavía no percibe la contaminación lumínica como una amenaza. Según dijo al diario The Guardian el profesor Oscar Corcho, de la Universidad Politécnica de Madrid, “las consecuencias negativas de la contaminación lumínica son tan desconocidas por la población como las del tabaquismo en los años 80″.

Aparte de su impacto astronómico y cultural, la contaminación lumínica está teniendo graves consecuencias ecológicas. Las tortugas marinas y las aves migratorias se guían por la luz de la Luna.
La contaminación lumínica hace que se confundan y pierdan el rumbo. Los insectos, fuente esencial de alimento para aves y otros animales, se ven atraídos por las luces artificiales y mueren inmediatamente al entrar en contacto con la fuente.
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