Un estudio argentino midió por primera vez el impacto de las pandemias en la mortalidad materna

La investigación fue publicada en la prestigiosa revista The Lancet. Analizó los registros entre 1980 y 2017 para detectar los efectos de la gripe A de 2009 y de la actual pandemia de COVID-19

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Los datos argentinos son consistentes con estudios recientes conducidos en Chile, México y Brasil (Getty)
Los datos argentinos son consistentes con estudios recientes conducidos en Chile, México y Brasil (Getty)

Los virus pandémicos emergentes pueden tener múltiples efectos nocivos sobre la salud materna. Este estudio examina los efectos de un virus de influenza pandémica en series de tiempo de mortalidad materna por causas específicas, utilizando estadísticas vitales argentinas”. Con esa premisa, investigadores del Melisa Institute de Chile, el Hospital Universitario Austral, la Universidad Austral y la Universidad Católica Argentina realizaron una investigación basada en la población a partir de registros vitales nacionales de muertes maternas entre 1980 y 2017, cuyos resultados fueron publicados en la revista The Lancet.

El estudio colaborativo recientemente publicado aplicó por primera vez la serie de tiempo interrumpida (STI) en base a datos argentinos y utilizó modelos de regresión de puntos de unión para modelar series de tiempo de la razón de mortalidad materna (RMM), que de ahora en más, permitirá que otros países cuenten con un instrumento para medir la calidad de los registros de muertes maternas. Se trató de un experimento natural, que además ratificó la calidad de la información de la Argentina.

Definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “muerte materna durante el embarazo y el parto o dentro de los 42 días posteriores a la interrupción del embarazo”, las muertes maternas se clasifican en dos grupos principales: causas obstétricas directas y causas obstétricas indirectas, esta última considerando comorbilidades no relacionadas con el embarazo, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, insuficiencia renal y otras afecciones crónicas.

Según la publicación, “durante el período de estudio de 38 años, se registraron oficialmente en Argentina 12.223 defunciones maternas y 26.566.869 nacidos vivos, lo que corresponde a una RMM de 46 / 100.000 nacidos vivos. La RMM total disminuyó de 69,5 a 28,8 muertes maternas / 100.000 nacidos vivos (reducción del 58,6%)”.

“Se trata del primer estudio que muestra la mortalidad materna en un período de 38 años”, resaltó en diálogo con Infobae la autora principal e investigadora doctoral del Melisa Institute María Elena Critto, quien resaltó que pese a la baja general observada, la mortalidad materna en los últimos años aumentó por causas indirectas, lo que representa una señal de alerta para que el sistema de salud en su conjunto trabaje en la disminución de este indicador”.

“La mortalidad materna en los últimos años aumentó por causas indirectas, lo que representa una señal de alerta para que el sistema de salud en su conjunto trabaje en la disminución de este indicador” (Getty Images)
“La mortalidad materna en los últimos años aumentó por causas indirectas, lo que representa una señal de alerta para que el sistema de salud en su conjunto trabaje en la disminución de este indicador” (Getty Images)

Para ella, “lo novedoso es que se usa por primera vez este instrumento para medir la calidad del registro, y que se va a poder usar para medir el impacto del COVID”. “Es un hallazgo el método utilizado y representa un diseño experimental que es replicable”, enfatizó.

Según las conclusiones publicadas en The Lancet, “el registro de defunciones maternas de Argentina parece sensible para detectar diferentes efectos de las epidemias infecciosas emergentes sobre la salud materna. En un experimento natural basado en la población, el virus pandémico H1N1 afectó la mortalidad materna casi exclusivamente por las complicaciones relacionadas con el sistema respiratorio y la sepsis”.

En el período estudiado, se registró un punto máximo en la razón de mortalidad materna de Argentina durante la pandemia por influenza H1N1 de 2009, para luego volver a descender de forma acelerada. El análisis de la STI muestra que por cada año precedente al 2009, la mortalidad materna global disminuyó en 0,94 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. Luego, se invirtió abruptamente en 2009 con un aumento de 12,74 por cada 100.000 nacidos vivos y, pasado el período de la pandemia de H1N1, retomó una tendencia decreciente.

La investigación fue liderada por el doctor Elard Koch, epidemiólogo senior de Melisa Institute de Chile, y realizada junto a la socióloga María Elena Critto, investigadora de Melisa Institute y docente de la Universidad Católica Argentina; los médicos argentinos Lenin de Janon Quevedo, investigador y director de la carrera de Medicina de la UCA; Ruth Weinberg, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires; y Adolfo Etchegaray, director de la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Universitario Austral y docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral; y los investigadores de Perú y Chile, Yordanis Enriquez, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica Sedes Sapientiae de Perú; y Miguel Bravo, de Melisa Institute.

Implicancia en la pandemia actual COVID-19

En un experimento natural basado en la población, el virus pandémico H1N1 afectó la mortalidad materna casi exclusivamente por las complicaciones relacionadas con el sistema respiratorio y la sepsis (Getty Images)
En un experimento natural basado en la población, el virus pandémico H1N1 afectó la mortalidad materna casi exclusivamente por las complicaciones relacionadas con el sistema respiratorio y la sepsis (Getty Images)

¿En qué medida esta investigación podría ser de utilidad para prevenir muertes de mujeres embarazadas? Para Critto, “con este estudio, queda demostrado que el registro de muertes maternas de la Argentina puede ser útil para evaluar los efectos específicos de la pandemia de SARS-CoV-2 en curso y cualquier otro brote infeccioso emergente en el futuro”. Y agregó: “La difusión de este tipo de estudios es clave, por un lado, para tomar conciencia y poder actuar en tiempo y forma ante virus emergentes, priorizando la prevención de las muertes maternas y la disminución de los factores de riesgo para la salud y, por el otro, para monitorear, fortalecer o rectificar las políticas de salud pública que impactan a las mujeres en base a la información y evidencia científica local”.

Sin embargo, hacer este trabajo aplicado a la pandemia actual de COVID-19 tiene la dificultad de no contar aún con datos actuales, ya que la publicación consolidada de los mismos tiene un desfasaje aproximado de dos años.

Causas específicas de mortalidad

Al analizar las causas específicas de mortalidad, los investigadores observaron que el aumento de la mortalidad materna se restringió casi exclusivamente a complicaciones respiratorias y sepsis, sin afectar otras causas de mortalidad. El doctor Koch explicó que, gracias al avance y desarrollo de los antibióticos, la muerte materna por sepsis durante el embarazo es cada vez menos frecuente, pero el virus pandémico H1N1 tuvo un claro y significativo efecto regresivo en este tipo de complicación. “Durante el embarazo, los cambios fisiológicos e inmunológicos predisponen a la gestante a infecciones sistémicas que pueden agravarse con la influenza, la que a su vez es más frecuente y de mayor riesgo durante el embarazo”, puntualizó el epidemiólogo.

El estudio confirmó lo que se conoce como “transición epidemiológica obstétrica”, en la cual se reduce significativamente la mortalidad materna, pero cambian las causas de muerte dominantes. De hecho, se identificó una reducción del 58,6% en la mortalidad materna total durante los 38 años estudiados. Las principales causas de muerte materna que contribuyeron a esta disminución fueron el desenlace abortivo (desde 24,5 a 4,3 por 100.000 nacidos vivos 82,6%) y las hemorragias (10,2 a 2,3 por 100.000 nacidos vivos, 77,7%). Sin embargo, se observó un aumento de las causas indirectas (2,6 a 7,7 por 100.000 nacidos vivos, 197%) por comorbilidades no relacionadas con el embarazo, que incluyen enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, insuficiencia renal y otras afecciones crónicas.

El estudio confirmó lo que se conoce como “transición epidemiológica obstétrica”, en la cual se reduce significativamente la mortalidad materna, pero cambian las causas de muerte dominantes
El estudio confirmó lo que se conoce como “transición epidemiológica obstétrica”, en la cual se reduce significativamente la mortalidad materna, pero cambian las causas de muerte dominantes

Al respecto, Quevedo señaló: “El estudio planteó la tarea de bucear en las estadísticas sanitarias de los últimos 40 años, tiempo en el que cambiaron las maneras de registrar, por lo que hubo que descifrar los datos que expresaban el mismo fenómeno a fin de preservar la rigurosidad científica. Sus conclusiones confirman al experimento natural como un método para conocer cambios en las poblaciones humanas sobre las que, por razones éticas, no se puede experimentar, pero sí son susceptibles a eventos naturales, sociales o epidemiológicos como una pandemia. Además, nos demuestra lo mucho que queda por hacer para bajar las muertes por causas indirectas, donde la prevención juega un rol sustancial que se afecta sobremanera durante las epidemias”.

“La investigación muestra claramente un cambio de escenario en cuanto a las causas específicas y desafíos de morbimortalidad materna”, subrayó Etchegaray, para quien “es importante que esta información sea tenida en cuenta por los tomadores de decisiones como punto de partida para priorizar las estrategias y políticas públicas que apunten a la prevención primaria sobre esta población para los próximos años”.

Otros estudios en la región

Los datos argentinos son consistentes con estudios recientes conducidos en Chile, México y Brasil, proporcionando un excelente ejemplo del progreso en la reducción de la mortalidad materna en América Latina durante las últimas décadas.

En esa línea, para Koch, los registros oficiales de muerte materna y de nacidos vivos son una herramienta importante para conocer los efectos dañinos de un nuevo patógeno sobre órganos o sistemas específicos, etapas del embarazo, enfermedades concomitantes y, últimamente, sobre la descendencia. “En las últimas décadas los registros vitales han mejorado, confirmando una reducción de la mortalidad materna en la mayoría de los países de América Latina”, expresó el epidemiólogo.

Para concluir, Critto reiteró que “el registro de mortalidad materna en la Argentina mostró ser de calidad y capaz de reflejar cambios específicos en la razón de mortalidad materna causados por un brote infeccioso emergente”. Y agregó que “se necesitarán mayores esfuerzos en la atención temprana organizada para prevenir muertes maternas y continuar monitoreando el impacto de los virus pandémicos emergentes en las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio”.

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