
La competencia en el sector del turismo espacial, cuyo inminente inicio se viene anunciando desde hace años, se aceleró vertiginosamente este mes: el multimillonario Richard Branson pasó el domingo unos minutos en el espacio a bordo de una nave de Virgin Galactic, convirtiéndose en la primera persona en despegar en su propio vehículo espacial; por su parte, el hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, también tiene previsto hacerlo el 20 de julio con su propio cohete, bautizado New Shepard y desarrollado por su empresa Blue Origin.
Se suponía que el extravagante fundador de Virgin Atlantic Airways no volaría hasta finales de este verano. Pero se asignó a sí mismo a un vuelo anterior después de que Bezos anunciara su viaje para el 52 aniversario del alunizaje del Apolo 11. Branson negó que estuviera tratando de superar a Bezos.
La controversia: ¿adónde empieza el espacio?
La competencia entre multimillonarios desató además un debate entorno a cuál es el verdadero límite en el que comienza el espacio. Es que la atmósfera de la Tierra no termina en alguna línea en el cielo. Más bien, se adelgaza y se desvanece, gradualmente. Muchos científicos están de acuerdo en que ese límite es la Línea de Karman, un límite espacial reconocido internacionalmente a 100 kilómetros (62 millas) del planeta, ya que es más o menos donde la atmósfera por sí sola ya no puede soportar naves que vuelan a velocidades suborbitales.

Sin embargo, el consenso entorno a este límite no es unánime. El propio gobierno de los Estados Unidos utiliza diferentes definiciones de espacio en diferentes contextos. La NASA y la FAA otorgan alas de astronauta a quien viaja a más de 50 millas (80 kilómetros) de altitud, pero el Control de Misión de la NASA considera formalmente que el límite con el espacio está a 76 millas (122 kilómetros), o aproximadamente 14 millas (22,5 kms.) más allá de la línea Karman.
De ahí, la controversia entre los multimillonarios: el vuelo de Branson fue más allá del límite reconocido por la NASA y la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de EEUU como el borde del espacio, pero por debajo de la Línea de Karman.
La empresa de Bezos, en cambio, tiene la intención de enviar turistas más allá de la llamada Línea de Kármán.
Por eso, si bien Bezos envió sus felicitaciones y dijo que no puede esperar “para unirse al club”, también enumeró las formas en que cree que los viajes turísticos de su empresa serán mejores que los de Virgin Galactic.
“Desde el principio, New Shepard fue diseñado para volar por encima de la línea Kármán, por lo que ninguno de nuestros astronautas tiene un asterisco al lado de su nombre. Para el 96% de la población mundial, el espacio comienza 100 km arriba en la línea Kármán reconocida internacionalmente”, escribió la empresa en Twitter. “Solo el 4% del mundo reconoce un límite inferior de 80 km o 50 millas como el comienzo del espacio. New Shepard vuela por encima de ambos límites. Uno de los muchos beneficios de volar con Blue Origin”.
Asimismo, Bob Smith, director ejecutivo de Blue Origin, dijo al New York Times antes del viaje de Virgin Galactic: “Deseamos [a Branson] un vuelo excelente y seguro, pero no están volando por encima de la línea de Kármán y es una experiencia muy diferente”.
Elon Musk, fundador de SpaceX y el otro principal rival de Branson y Bezos en la carrera del turismo espacial entre los hombres más ricos del mundo, por el momento no se pronunció sobre la controversia. El domingo viajó a Nuevo México para ver y felicitar a Branson por un “hermoso vuelo”.
Blue Origin y SpaceX de Musk vuelan al estilo Apollo, usando cápsulas encima de cohetes, en lugar de un avión espacial reutilizable lanzado desde el aire como Virgin Galactic.

Sin embargo, SpaceX, que ya está enviando astronautas a la estación espacial de la NASA y construyendo naves para misiones a la Luna y a Marte, planea llevar a los turistas en viajes que no se limitarán a un ida y vuelta, sino que prevén una estadía de días en la órbita alrededor de la Tierra, con asientos que cuestan millones. El primer vuelo privado de la compañía está programado para septiembre.
Por su parte, tras el éxito del domingo, Virgin Galactic prevé dos vuelos más de prueba para luego iniciar operaciones comerciales regulares para principios de 2022. Y, a largo plazo, pretende realizar 400 vuelos al año desde Spaceport America.

Unos 600 boletos ya han sido vendidos a personas de 60 países por un precio de entre 200.000 y 250.000 dólares.
Aunque Branson siga repitiendo que “el espacio es de todos”, la aventura sigue estando al alcance de unos pocos privilegiados.
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