Rusia acusa a Ucrania de ataque a residencia de Putin y dice que "reconsiderará" su postura negociadora

El Kremlin sostuvo que 91 aparatos no tripulados impactaron una propiedad presidencial sin causar víctimas, lo que modificaría la postura en las conversaciones de paz, advirtió Sergei Lavrov, aunque hasta el momento Kiev no ha respondido públicamente

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Durante la noche del 28 al 29 de diciembre, las fuerzas rusas respondieron a un ataque dirigido a una residencia presidencial situada en la región de Nóvgorod, una acción que según las fuentes oficiales de Moscú, coincide con intensas negociaciones mantenidas entre Rusia y Estados Unidos para intentar cerrar un acuerdo de paz relacionado con el conflicto de Ucrania. A raíz de este incidente, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aseguró que el Gobierno ruso debe reconsiderar su postura en las conversaciones en curso, según recogió la agencia TASS.

De acuerdo con la información suministrada por la agencia rusa de noticias TASS y replicada por diferentes medios internacionales, las autoridades rusas acusan a Ucrania de haber desplegado 91 drones de largo alcance con la finalidad de impactar la residencia del presidente Vladimir Putin en Nóvgorod. Lavrov afirmó que todos los aparatos aéreos no tripulados fueron eliminados por los sistemas de defensa aérea del ejército ruso y que no se registraron víctimas ni daños materiales a causa de los restos de los drones.

La acusación presentada por el canciller ruso marca un cambio en el tono oficial durante las conversaciones que buscan resolver la guerra iniciada en febrero de 2022. Según reportó la agencia Interfax, Lavrov vinculó directamente el ataque con el proceso negociador. Según el ministro, “el régimen de Kiev lanzó […] un ataque terrorista usando 91 drones de largo alcance contra una residencia presidencial rusa en la región de Nóvgorod”. Tanto TASS como Interfax publicaron declaraciones subrayando que este acontecimiento se produce en un momento de “negociaciones intensas entre Rusia y Estados Unidos para resolver el conflicto ucraniano”.

El ministro Lavrov remarcó que este tipo de “acciones imprudentes no quedarán sin respuesta”. Según los medios rusos, el funcionario dejó claro que Moscú no planea retractarse del proceso de diálogo con Estados Unidos, pero calificó al gobierno ucraniano de haber adoptado una política de terrorismo de Estado, situación por la cual, argumentó, las posiciones negociadoras de Rusia se ven forzadas a revisarse y endurecerse.

El jefe de la diplomacia rusa comunicó que tanto los objetivos como el calendario de posibles represalias militares ya se han definido y corresponde a las Fuerzas Armadas de Rusia su ejecución. Lavrov declaró, según la agencia Interfax: “Los objetivos de los bombardeos de respuesta por parte de las Fuerzas Armadas rusas y el momento de su lanzamiento han sido ya decididos”. Hasta el cierre del reporte, el Gobierno de Ucrania no había emitido ninguna opinión oficial sobre las acusaciones rusas.

En las horas previas, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, se refirió a las conversaciones de paz y confirmó que tanto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como el mandatario ruso, Vladimir Putin, coincidieron en mantener una nueva llamada telefónica “tan pronto como sea posible”. Según reportó TASS, la reunión entre Trump y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en suelo estadounidense, dejó entrever que las negociaciones para alcanzar un posible acuerdo de paz se encuentran en una etapa avanzada, aunque aún restan por resolver “uno o dos asuntos muy espinosos”.

Peskov subrayó en sus declaraciones que cualquier progresión hacia la paz requeriría la retirada de las fuerzas militares ucranianas de la región del Donbás. El medio TASS recogió palabras del portavoz del Kremlin en las que afirmaba que Rusia considera la posibilidad de poner fin al conflicto armado si se cumplen los objetivos que ha definido y en el contexto de los avances negociadores.

Tanto la agencia TASS como Interfax detallaron que mientras Moscú respondía contundentemente al ataque con drones, las autoridades estadounidenses y ucranianas seguían enfocadas en las vías diplomáticas para resolver las diferencias principales. La ofensiva denunciada por Rusia ocurre cuando, según el propio Peskov, las conversaciones entre Washington y Kiev acercan un posible acuerdo para detener los combates, aunque las condiciones finales aún están en discusión.

La declaración rusa de reconsideración de postura negociadora tras el incidente no incluye, al momento de la publicación de los reportes, una suspensión directa de los diálogos entre las partes. El Kremlin enfatizó que la respuesta a esta acción “imprudente” se materializará de allí en adelante con un enfoque más estricto durante las pláticas que buscan concluir la guerra. Mientras tanto, el Gobierno ucraniano mantiene silencio oficial frente a las acusaciones plasmadas públicamente por Moscú a través de sus canales diplomáticos y los principales medios oficiales rusos.