El Estado Islámico reivindica el atentado que mató a tres españoles en Afganistán

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El Cairo, 19 may (EFE).- El grupo terrorista Estado Islámico (EI) se ha atribuido este domingo el atentado perpetrado el viernes en la ciudad de Bamiyán, en el centro de Afganistán, donde murieron tres turistas españoles y tres afganos.

La agencia Amaq, afín a los yihadistas, ha indicado en un comunicado publicado en Telegram que "turistas cristianos fueron objeto de un ataque armado en la ciudad afgana de Bamiyán" por parte de combatientes del Estado Islámico, que "atacaron un autobús turístico" mientras recorría la ciudad.

"Los combatientes atacaron a turistas cristianos y a sus compañeros chiíes (rama del islam despreciada por el EI) con ametralladoras, matando e hiriendo a siete cristianos y a unos cinco chiíes hazaras", añadió la agencia.

Asimismo, Amaq ha especificado que "los cristianos muertos y heridos eran de diferentes nacionalidades, entre ellas de países como España, Noruega, Australia y Lituania", al tiempo que ha justificado que el atentado se produjo "en respuesta a las directivas de los líderes de Estado Islámico" de atacar a nacionales occidentales.

Además, ha apuntado que Bamiyán "es un destino importante para los turistas cristianos y paganos porque contiene estatuas de Buda" que, según Amaq, están "custodiadas" por los talibanes.

Según el director de Información y Cultura de Bamiyán, Safiullah Rayed, el ataque -el primero contra turistas extranjeros desde la llegada de los talibanes al poder en 2021- ocurrió el viernes hacia las 18:00 hora local (14:30 GMT), cuando el grupo "se encontraba dentro de un vehículo" mientras visitaba la ciudad.

Las víctimas mortales españolas son una mujer y su hija, farmacéuticas ambas, que regentaban sendas farmacias en la estación de Sants de Barcelona y en Terrasa, respectivamente, y un ingeniero jubilado de 63 años y natural de Girona, que había trabajado en la empresa química Covestro, en su planta de Tarragona.

El ministro español de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, dijo ayer a EFE que los españoles que han sobrevivido al tiroteo observaron cómo una persona salió de un callejón y disparó "muy claramente" al grupo de turistas.

Un equipo de diplomáticos españoles aterrizó este domingo en Kabul y está trabajando para agilizar los trámites para la repatriación de los cuerpos de los tres españoles que murieron en el atentado.

Madrid, 19 may (EFE).- El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha condenado esta noche "con firmeza el atentado cometido por el Daesh en Afganistán, que causó la muerte a tres compatriotas y víctimas de otras nacionalidades".

Así lo ha manifestado Albares en su cuenta de X poco después de que se conociera que el Estado Islámico (EI) se haya atribuido este domingo el atentado perpetrado el viernes en la ciudad de Bamiyán, en el centro de Afganistán, donde murieron tres turistas españoles y tres afganos.

"Nuestros pensamientos están con sus familias y con los heridos, a los que deseamos una pronta recuperación", refiere Albares en su mensaje, en el que asegura que "España seguirá trabajando contra el terrorismo y en la Coalición contra el Daesh. También para que estos crímenes no queden impunes. Los dos españoles ilesos ya se encuentran fuera de Afganistán. Sigue en marcha la operación para repatriar al resto de víctimas españolas".

La agencia Amaq, afín a los yihadistas, ha indicado en un comunicado publicado en Telegram que "turistas cristianos fueron objeto de un ataque armado en la ciudad afgana de Bamiyán" por parte de combatientes del Estado Islámico, que "atacaron un autobús turístico" mientras recorría la ciudad.

"Los combatientes atacaron a turistas cristianos y a sus compañeros chiíes (rama del islam despreciada por el EI) con ametralladoras, matando e hiriendo a siete cristianos y a unos cinco chiíes hazaras", añadió la agencia.

Las víctimas mortales españolas son una mujer y su hija, farmacéuticas ambas, que regentaban sendas farmacias en la estación de Sants de Barcelona y en Terrasa, respectivamente, y un ingeniero jubilado de 63 años y natural de Girona, que había trabajado en la empresa química Covestro, en su planta de Tarragona.

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