La líder del partido de Lula tacha de "grave" la confesión de un ayudante de Bolsonaro

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São Paulo, 21 sep (EFE).- La diputada brasileña Gleisi Hoffmann, líder del Partido de los Trabajadores (PT), la formación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, tildó este jueves de "graves" los señalamientos de un antiguo ayudante personal del exmandatario Jair Bolsonaro sobre un supuesto plan de golpe de Estado.

"Bolsonaro tenía la minuta del golpe en las manos, quería convocar nuevas elecciones y detener a los adversarios. Llevó la trama para la alta cúpula de las Fuerzas Armadas", escribió Hoffmann en redes sociales.

La presidenta del PT retomó lo que el teniente coronel Mauro Cid, el exedecán de Bolsonaro que fue preso en mayo y liberado en septiembre tras firmar un acuerdo de colaboración con la Policía, supuestamente declaró ante los investigadores, según publicaron dos medios locales.

Cid, de acuerdo con estas informaciones, relató a los agentes que Bolsonaro debatió con altos mandos del Ejército un plan de golpe para convocar nuevas elecciones y, de esta manera, evitar que Lula tomase posesión de su cargo tras ganar las elecciones del año pasado.

El almirante Almir Garnier, en ese momento comandante de la Marina, se expresó en favor del plan golpista durante esas conversaciones, pero el resto de la cúpula militar no lo apoyó.

Tras las revelaciones, Hoffmann se preguntó qué diría ahora Bolsonaro, al considerar que él y Cid eran como "uña y carne".

Asimismo, el actual ministro de Defensa, José Múcio, declaró ante los medios que el golpe de Estado "no interesó" a las Fuerzas Armadas, a quienes dio crédito por el "mantenimiento" de la democracia en Brasil.

Cid fue detenido en mayo por otro asunto que involucraba un esquema para falsificar certificados de vacunación contra la covid-19, pero su colaboración con la Policía le ha abierto otros frentes a Bolsonaro, que todavía no se ha pronunciado sobre sus últimas declaraciones.

La Policía Federal investiga las acciones que rodearon la invasión el 8 de enero de las sedes del Ejecutivo, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF) en Brasilia por parte de una turba de seguidores del exmandatario ultraderechista.

El Supremo Tribunal Federal empezó a juzgar la semana pasada a algunos de los participantes en esos acontecimientos y condenó a los primeros tres a penas de entre 14 y 17 años de prisión por varios crímenes, entre ellos, el de golpe de Estado.