Estados Unidos redobla su apuesta en África ante el órdago de China y Rusia

Compartir
Compartir articulo

Pedro Alonso

Nairobi, 4 abr. Con la gira africana de la vicepresidenta Kamala Harris la pasada semana, Estados Unidos ha redoblado su apuesta en África ante la creciente influencia de China y Rusia en un continente que parece atrapado en una nueva "Guerra Fría".

La vicepresidenta estadounidense visitó Ghana, Tanzania y Zambia, países que Washington ve como bastiones democráticos en una región azotada en los últimos años por crisis económicas y golpes de Estado.

"Las naciones africanas son fundamentales para la prosperidad y la seguridad globales", enfatizó Harris en Accra.

De su valija cargada de buena voluntad y sonrisas perennes, la exsenadora californiana sacó durante su gira una ayuda de 100 millones de dólares para combatir el yihadismo en África occidental y un compromiso para invertir 7.000 millones de dólares contra el cambio climático en territorio africano, entre otros anuncios.

El viaje apuntala la ofensiva diplomática emprendida por la Casa Blanca desde la cumbre EE. UU.-África del pasado diciembre en Washington, que comprometió 55.000 millones de dólares de inversión en el continente para los próximos tres años.

Unos veinte altos cargos estadounidenses -siendo Harris el de mayor rango- han puesto pie en suelo africano desde entonces, incluidos el secretario de Estado, Antony Blinken; la primera dama, Jill Biden; y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.

El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió en la cumbre que visitará África en 2023, en el primer viaje a la zona de un mandatario estadounidense desde 2015, cuando Barack Obama fue a Kenia y Etiopía.

Biden busca reavivar la relación con África que descuidó su antecesor, Donald Trump, quien en 2018 llamó "agujeros de mierda" a Haití, El Salvador y varios países africanos.

Pero el actual coqueteo diplomático también "se debe, en parte, a la ansiedad por los avances que China y Rusia han logrado en el continente en los últimos tiempos", explica a EFE el experto de origen nigeriano Ebenezer Obadare, del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), laboratorio de ideas con sede en Nueva York.

"Esta nueva era de intenso cortejo subraya la importancia geopolítica de África", agrega Obadare.

Como era de esperar, la larga sombra de China, que superó en 2009 a EE. UU. como mayor socio comercial de África, se cernió sobre el viaje de Harris.

La competencia entre Washington y Pekín incluye la adquisición de minerales esenciales para la transición a energías limpias (África atesora vastas reservas de litio y cobalto, usados en la fabricación de baterías para automóviles eléctricos), y una disputa sobre el alivio de la deuda de países pobres, muchos de ellos africanos.

El pasado viernes, la vicepresidenta afirmó en Lusaka que su país seguirá pidiendo a los acreedores bilaterales reducir la elevada deuda de Zambia, cuyo principal prestamista es China.

Harris habló junto al presidente zambiano, Hakainde Hichilema, quien consideró "erróneo" interpretar los intereses de Zambia en términos de rivalidad entre las dos potencias.

"Cuando estoy en Washington, no estoy en contra de Pekín. Cuando estoy en Pekín, no estoy en contra de Washington", zanjó Hichilema.

UNA NUEVA "GUERRA FRÍA"

Pese a la sutileza diplomática del mandatario, el profesor keniano David Monda cree que "África está atrapada en un nuevo tipo de Guerra Fría", en referencia al periodo entre el fin de la II Guerra Mundial (1945) y el desplome de la Unión Soviética (1991) que dividió al mundo en dos bloques: el occidental capitalista, liderado por Estados Unidos; y el oriental comunista, encabezado por la URSS.

"Esta intensa contienda geopolítica entre EE. UU., China y Rusia en el continente africano es similar a la Guerra Fría, pero diferente en aspectos significativos", declara a EFE Monda, que imparte Ciencias Políticas en la City University de Nueva York.

Esa pugna, argumenta, resulta hoy "más económica y estratégica que ideológica", pues "China y Rusia tienen un interés convergente en tratar de controlar el unilateralismo y la hegemonía estadounidenses en África".

Además, puntualiza Monda, "África tiene alternativas a Occidente para sus intereses económicos y estratégicos. China, por ejemplo, es ahora el mayor socio comercial y acreedor del continente. Rusia se ha convertido en el mayor proveedor de armas del continente".

El ajetreado desfile diplomático de Washington por capitales africanas también responde -según el profesor- a que "los 54 votos de África en la Asamblea General de la ONU son fundamentales para el avance del poder blando y el multilateralismo de EE. UU.".

Aunque China copa las inquietudes de la política exterior estadounidense, las incursiones de Rusia en África, donde países como la influyente Sudáfrica mantienen lazos con Moscú desde la era soviética, también han hecho saltar las alarmas en la Casa Blanca.

Estados Unidos alerta con frecuencia del papel desestabilizador del grupo ruso de mercenarios Wagner, ligado al Kremlin, que apoya a Rusia en la guerra de Ucrania y opera en naciones como República Centroafricana y Malí, donde ayuda a las fuerzas de seguridad.

En este dinámico entorno geoestratégico, pues, ¿a qué puede aspirar África?

"El guión -responde Obadare- no ha sido escrito de antemano y nada impide que los países africanos aprovechen los afectos novedosos de las potencias globales para sus propios beneficios políticos, económicos y de seguridad". EFE

pa/jac

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 21106023, 21106020 y otros)