La crisis energética golpea en Polonia a los pequeños negocios

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Por Lukasz Olender

Varsovia, 3 oct (EFE) - La crisis energética impacta a las pequeñas empresas polacas, que temen que la subida de precios del gas y de la electricidad desencadenen una ola de insolvencias de negocios locales como restaurantes y panaderías.

"Las facturas del gas, la electricidad y la calefacción son varias veces más altas", explica a Efe Piotr Soroczynksi, economista de la organización de cámaras de comercio polacas, en relación al incremento que se ha producido desde el año pasado y que, según dice, es imposible repercutir en su totalidad en los precios finales.

Agregó que la crisis energética se ha convertido en una amenaza crítica para muchas compañías, ya que presiona a los negocios también por el lado de la demanda.

"La inflación también afecta ya a los consumidores y sus carteras no están hechas de goma. Ya han empezado a seleccionar qué pueden y no pueden permitirse", señaló Soroczynksi, que fue viceministro de Finanzas entre 2006 y 2007.

Según datos preliminares de la oficina de estadística de Polonia , en agosto la inflación subió al 17,2 % en términos interanuales y un 1,6 % con respecto al mes anterior, mientras que los precios de la energía se han disparado en un 44 % en relación a 2021.

El Gobierno ha introducido instrumentos para mitigar los efectos de esta subida, pero por el momento están enfocados a los grandes consumidores de energía.

Según destaca Soroczynski, hasta ahora se podía diferenciar a los sectores de mayor consumo atendiendo al porcentaje de gasto energético en relación a los costes totales. Ahora, sin embargo, incluso aquellas empresas para las que suponía un 4-5 %, gastan en energía entre un 20 y un 30 % de sus costes totales.

La situación ya afecta a las pequeñas empresas. Asia Olejniczak, propietaria de la panadería artesanal "Kromka piekarnia Asi Olejniczak", situada en un barrio de clase media de Varsovia, dijo a Efe que va a usar sus ahorros para concederle a su negocio unos meses más.

"Me doy a mí misma hasta finales de enero", afirma, y explica que va a firmar un nuevo contrato en el que las tarifas se ajustarán al mercado y deberían ser mucho más bajas que las de su proveedor actual, lo que en ese caso permitiría la supervivencia del negocio.

Para mantener la calidad del producto, la masa debe pasar 20 horas en el frigorífico antes de ser horneada, también por un periodo de tiempo determinado, todos ellos procesos con un alto consumo energético.

"En mi caso el precio de la luz subió de 0,6 zlotys [0,12 céntimos de euro] a 3 zlotys [0,60 céntimos] por kilovatio. Es mucho", señala, y lamenta que, si se ve obligada a cerrar, ella y sus cinco empleados perderán sus trabajos.

La crisis se extiende más allá de la capital y acaba de forzar el cierre del restaurante "Kawiarnia Parkowa", el más antiguo de la pequeña localidad de Jaslo, de 35.000 habitantes, al sudeste del país.

Fundado hace 65 años y después de acoger las bodas de tres generaciones de vecinos de Jaslo, sobrevivió al impacto de la pandemia, pero la coprietaria Danuta Wiecek decidió poner fin al negocio para evitar posibles deudas.

"Con las tarifas antiguas, que expiran a finales de este año, pagábamos 8 groszys [céntimos de zloty] por metro cúbico de gas y con los precios actuales tendríamos que pagar a partir del año que viene entre 80 y 85 groszys por metro cúbico", dice a Efe.

Esto supondría un incremento de 8.000 zlotys por mes, el equivalente a unos 1.650 euros, lo que según los cálculos de Wiecek la obligaría a subir los precios de los platos que sirve a los comensales en un 50 %, algo inasumible en una pequeña localidad como Jaslo.

"Si supiéramos que la crisis va a durar medio año, o incluso un año, podríamos lograrlo. Pero sabemos que durará más", concluye.

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