Una clínica de lujo de Moscú convertida en "campo de batalla" contra el coronavirus

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Una anciana tose, a pesar de la sonda nasal de oxígeno, rodeada de médicos con trajes protectores. Bienvenidos al hospital K+31 de Moscú, que trata a los enfermos de COVID-19.

Hace apenas una semana, el K+31 era una clínica privada de lujo que se dedicaba sobre todo a la cirugía estética, sin ni siquiera un servicio para enfermedades infecciosas. Ahora una parte del establecimiento se ha transformado para el tratamiento de pacientes con COVID-19.

El lunes Rusia registraba oficialmente 47.121 pacientes con coronavirus y 405 muertes, la mayoría de ellas en Moscú, epicentro de una epidemia que se agrava a diario.

En el servicio especializado un anciano está conectado a un respirador automático y a una diálisis, mientras que una mujer de unos cincuenta años cambia de posición para intentar respirar mejor.

"No hay una sola cama libre", lamenta Boris Churadze, director médico de K+31, donde se atiende a 73 pacientes. Lo mismo ocurre en el hospital público situado cerca, que trata a unos 500 enfermos.

Para él se trata de combatir a un enemigo invisible y mortal en el "campo de batalla", con una situación que empeorará mucho en las próximas dos o tres semanas.

"Creo que a mediados de mayo será el pico más alto. Creo que se puede decir que el número de nuevos casos se multiplicará cada día", advierte el director médico de 44 años, originario de Georgia.

Reconoce que es un "gran desafío para el sistema sanitario y el sector médico", pero él es optimista: "Lo superaremos".

En general, las decenas de miles de camas disponibles en Moscú y la apertura de varios hospitales nuevos para tratar a los enfermos de COVID-19 "nos permitirá superar esta situación difícil", asegura.

Muchos moscovitas no se pueden permitir los cuidados del K+31, que sólo acepta a los pacientes dispuestos a pagar decenas de miles de euros por el tratamiento o a aquellos con seguro médico privado.

El grupo que posee el hospital, Medinvest, también administra un centro mucho más grande para pacientes con coronavirus que sólo disponen de seguro médico público.

- "Nueva realidad" -

El hospital K+31 se ha dividido en zonas "verdes", consideradas seguras, y "rojas", donde se trata a pacientes infectados. Para entrar en estas últimas, los médicos visten trajes de protección.

"Es una realidad completamente nueva" para los médicos del centro, señala Churadze.

Los médicos están bien protegidos, pero conseguir este tipo de equipo en estos tiempos de pandemia es difícil, añade el director médico, que reconoce que es un "problema global".

"Incluso ha surgido un mercado negro de material de protección y mucha gente gana dinero así", asegura.

En la unidad de cuidados intensivos, el doctor Serguéi Sevalkin atiende a una paciente de unos 60 años. "Hemos resistido durante una semana y ahora es más fácil", cuenta. Precisa que una paciente en estado grave tuvo que ser trasladada a otro centro.

Para él trabajar con trajes de protección era uno de los aspectos más difíciles de esta "nueva realidad". "Después de una sesión, lo único que quieres es romperlo", bromea.

Otra doctora, Kamilla Tuichiyeva, se encarga de clasificar a los enfermos en categorías en función de su estado.

"Todo el equipo se ha acostumbrado a cómo funcionan las cosas ahora y creo que hemos encontrado nuestra velocidad de crucero", dice.

Como muchos miembros del personal, ahora ella duerme en un hotel para no infectar a su familia. Pero no se considera una "heroína".

"Trabajamos con una enfermedad peligrosa, pero no deja de ser un trabajo ordinario", afirma.

Churadze está "orgulloso de las tropas", que forman "un equipo sólido" en una situación difícil.

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