Muchas veces miramos y nos convertimos en fanáticos de una serie porque nos gusta un actor, por su historia, o por sus locaciones. Pero en otras oportunidades lo hacemos porque cumplen algunas fantasías sexuales que tenemos escondidas y se subliman en la pantalla.
Son las series hot, o las que consideramos que nos suben la temperatura al verlas. iOrange is the new black/i, la historia sobre un grupo de mujeres presidiarias, nos ofrece una gran variedad de escenas sexuales: lésbico, heterosexual, masturbaciones por doquier que siempre prometen un poco más. En la misma línea, Sense8, de las hermanas Wachowski-ambos nacieron hombres y decidieron cambiar de género y actualmente son mujeres-explota el universo del sexo desde el voyeurismo. El actor español, Miguel Angel Silvestre-protagonista también de Velvet-es el que protagoniza escenas de alto voltaje: sexo entre hombres, tríos, bailes eróticos, stip tease, etc.
Las series épicas nos ofrecen muchas escenas calientes. iVikingos, Spartacus/i y ia href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Game of Thrones/a /i-por mencionar algunas- resultan interesantes porque trasmiten una idea del sexo pre-freudiano y pre católico: esto es sin tapujos ni prejuicios. Así nos encontramos con sexo violento (que incluyen golpes), relaciones incestuosas, sexo salvaje y ante la mirada de otros, etc. El cuerpo desnudo es un condimento más de las tramas épicas.
Más entrado el siglo XX y XXI, y con un tono diferente, encontramos ejemplos como los de a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Mad Men/a y la serie de cirujanos iNip/Tuck/i. En el primer caso Don Draper tenía casi como prioridad-de la mano del os cigarrillos y el whisky-disfrutar de cuanto cuerpo femenino se le cruzaba. Y los doctores de la serie de Ryan Murphy, en especial, Christian Troy, veían en cada paciente que se animaba a pasar por el cuchillo una posible amante.