Féretros biodegradables: el invento para hacer ecológicos a los cementerios

Una empresa italiana propone sepulturas en cápsulas para nutrir a los árboles mediante la creación de "bosques de memoria". Cómo es esta idea de los "cementerios verdes"

La \Capsula Mundi\" pretende cambiar el escenario frío de los cementerios " Shutterstock 162

Ataúdes biodegradables es la consigna que proponen fabricantes italianos que buscan darle un nuevo significado a la muerte: reutilizarla para seguir creando vida. La idea es contribuir a la construcción de "bosques de memoria" y propone reconsiderar el concepto, el paisaje y la función de los cementerios lúgubres con una revolucionaria estética y pretensión. Así como la muerte es un tema controversial en todas las latitudes del globo, también la forma de honrar los fallecimientos tiene sus pruritos, moralidades y tradiciones. La ecología llegó para volver a pensar las metodologías de entierro.

El proyecto, una idea de los empresarios italianos Anna Citelli y Raoul Bretzel, fue bautizado "Cápsula Mundi" y prevé la proliferación de "cementerios verdes" para que dejen de estar poblados por tradicionales lápidas y se conviertan en bosques sagrados a los que puedan acudir familiares y amigos. Los fundadores de la iniciativa propusieron a la vez que las semillas sean elegidas en vida por los futuros usuarios a modo de "última voluntad".

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Es una variable que transfiere vida de algo que ya no tiene. Una técnica que convierte al cuerpo fallecido en alimento futuro para un ser biótico. La idea consiste en la fabricación de cápsulas biodegradables con forma de huevo fabricadas con semillas de almidón en la que los cuerpos sean depositados en posición fetal. Con el paso del tiempo, la cápsula y el cuerpo se desintegrarán por efecto natural desprendiendo los nutrientes necesarios para estimular el crecimiento de un árbol, previamente plantado y/o elegido por la misma persona o los familiares.

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Los empresarios idearon dos tipos de cápsulas biodegradables de diferentes medidas, ambas fabricadas a partir del almidón procedente de maíz y patatas. Habrá un modelo de dimensiones reducidas para contener cenizas humanas y un segundo diseño de mayores volumen capaz de albergar un cuerpo humano. Ambas fabricaciones están en fase de desarrollo por motivos "técnicos, biológicos y legales", según difundió la pareja de empresarios que piensa comercializarlos en Estados Unidos y Gran Bretaña.

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En ambos casos, las cápsulas o los huevos funcionan de la misma manera que un ataúd. El cuerpo será enterrado pero no dentro en un artefacto de madera sino que estará inmerso en un contenedor biodegradable. Bretzel especificó cuál es el significado del invento ecológico y defendió la moderna representación que proyectan de la muerte: "es una especie de reciclaje orgánico para fundir al ser querido con la naturaleza de una manera viable y hermosa, para hacer un monumento póstumo al perder a alguien amado".

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Los creadores también le adjudicaron un dejo de poesía al hecho de que las personas puedan visitar el árbol alimentado con los restos de sus seres queridos, cuidar de él o descansar sobre su sombra. Como una metáfora de la vida que aún perdura del ser querido con la transferencia natural al árbol que crece sobre su lugar de reposo eterno. La pareja italiana destacó además el sentido de preservación de los recursos naturales con la utilización de la cápsula: "el árbol representa la unión entre la tierra y el cielo. Para hacer un ataúd que se usa durante tres días se tuvo que cortar un árbol que necesitó crecer durante cuatro décadas".

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